ISSN 2605-2318

Entrevistas

José Zárate | Entrevista a José Zárate


01/07/2014

Entrevistamos a José Zárate con motivo de la edición número 25 del Concurso para Jóvenes Compositores que la Fundación SGAE organiza junto al CNDM. José Zárate es pianista, compositor y Doctor con Mención Europea en Historia y Ciencias de la Música, Consejero y Patrono de la Sociedad General de Autores y Editores, y Presidente del Área de Sinfónicos de SGAE.

1. Ruth Prieto:  Vamos ya por la edición número 25 del Concurso para Jóvenes Compositores que la Fundación SGAE organiza junto al CNDM: ¿qué balance puede hacernos de estos 25 años?

José Zárate: Decir que el balance es extraordinario y magnífico es algo obvio si nos fijamos en la relevancia y transcendencia de los composites-finalistas que este Concurso ha tenido en estos últimos 25 años. La voluntad de la Fundación SGAE, en colaboración estrecha con el Ministerio de Educación y Cultura, representado por el INAEM —y más concretamente por el Centro Nacional de Difusión Musical (en años anteriores, con el extinto Centro para la Difusión de la Música Contemporánea CDMC)—, es fundamental y transcendental en la proyección del galardón, y en la difusión de la música clásica-actual de los jóvenes compositores.

2. Ruth Prieto: Este concurso tiene como objetivo estimular la creación en el campo de la música clásica contemporánea entre los jóvenes compositores y en un momento de gran creatividad donde tenemos una estupenda generación de jóvenes creadores, ¿cómo ve usted a esa generación de menos de 35 años?

José Zárate: Muy interesante. La formación académica de este país no sólo está absolutamente asentada, sino que sus niveles de calidad y exigencia son realmente eficientes y reseñables. La aportación de nuevos docentes en el mundo de la composición pertenecientes a las nuevas generaciones de compositores, hace que haya una renovación perfectamente asimilada y consolidada.
 

"el balance es extraordinario, si nos fijamos en la relevancia y transcendencia de los composites-finalistas que este Concurso ha tenido en estos últimos 25 años"

3. Ruth Prieto: ¿De qué manera contribuye el Concurso al conocimiento de nuevos lenguajes, tendencias y modos de expresión musicales?

José Zárate: Este Concurso nació con la intención de potenciar las creaciones y nuevas ideas de los jóvenes creadores de música clásica-actual, pero sobre todo, dar a conocer sus trabajos compositivios a través no sólo del concierto final, sino de las grabaciones y ediciones de las obras finalistas, y a su vez, premiadas.

Desde siempre, y aún lo sigue siendo, la característica y grandeza de este Concurso fue, y es, que las obras se interpretan en público en un concierto con unos medios técnicos, instrumentales e interpretativos muy importantes y superiores a los que los jóvenes compositores pueden acceder. Si además de ser finalista, hay un premio en metálico, pues el Concurso se convierte en un aliciente para todo joven creador.
 
"Ser finalista es, per se, un premio, pues la interpretación de su música sería trabajada con las condiciones profesionales y rigurosas de un altísimo nivel."
4. Ruth Prieto: ¿Son importantes los Concursos para los compositores?, ¿es la mejor manera de darse a conocer?

José Zárate: Hablar del Concurso Musical como elemento importante en el desarrollo de un músico es algo evidente. Buscar en él un estímulo, una ayuda, un aliciente de trabajo es, a mi modo de entender, la idea primordial que un joven músico ha de tener siempre presente. Aún así, el joven músico nunca debe olvidar cuales son las partes que estructuran una competición y sus diversos puntos de vista.

Un músico, independientemente de la disciplina artítica como intérprete, compositor o musicólogo, debe presentarse a algún concurso en algún momento de su vida para comprobar y asimilar dichas partes que estructuran la competición artística, y de este modo, desarrollar en él una capacidad de juicio, entendimiento e imparcialidad fundamentando sus principios e ideas artísticas, y evolucionando los conceptos filosóficos, sociales y estéticos al que todo artista debe aspirar. Pienso que con la participación, se puede llegar a tener un juicio más justo e imparcial sobre el Arte y, por consiguiente, una visión más amplia del mundo artístico que exista alrededor.

Dentro de la Organización de un concurso, la constitución del Jurado, la elección de repertorios, las plantillas instrumentales que se requieren dentro de un concurso de creación, y todo aquello relacionado a cada concurso dentro de su individualidad, residen unas ideas y principios que a su vez generan el pensamiento del Concurso como competición. Rechazar uno u otro por el hecho diferencial de sus bases o desarrollo histórico debe ser asumido por el participante.

Si analizamos la composición de un concurso, nos daremos cuenta que son tres las partes fundamentales que lo constituye: Jurado, Competidor, y Premio, no queriendo decir con esto que no haya otras partes importantísimas en el desarrollo de la competición, tal es el caso de la Organización General, de la Difusión publicitaria, de los Medios Técnicos y Recursos Humanos que se dispongan, y un largo etcétera.

Para mí, de estas tres partes fundamentales que constituyen el concurso, la más importante es, sin lugar a dudas, el Jurado. Porque algo nos ha de quedar claro: el Jurado es el motor del Concurso, el corazón, el órgano vital del mis mo. Siempre ha de estar sano, incorrupto, con la capacidad de juicio en perfecto estado, y con unas convicciones estéticas, expresivas y musicales bien definidas. El Jurado ha de ser el todo que a su vez se convierta en nada, la unión formada por la más absoluta independencia. El Jurado debe ser el dios absoluto como juez supremo de una competición. Un Jurado es la unión de muy diversos puntos de vista estéticos, formales, expresivos y musicales de la más dispar congregación de personas cuyos principios pueden ser los más antagónicos posibles. Un Jurado lo constituye una serie de músicos, artistas, creadores, científicos, críticos o pensadores cuya visión del Arte y de la Música puede ser radicalmente distinto. Es precisamente de este modo, con la absoluta convicción de las ideas de cada unidad que forma el Jurado, de cada músico, de cada artista, como se puede llegar a la fusión de su pensamiento y su juicio. Obtener un resultado digno será directamente proporcional al compromiso y nivel de los miembros del Jurado. Éste deberá estar absolutamente comprometido con la unión y fusión de sus propios pensamientos, para que el objetivo final de calificar la infinidad de ideas y pensamientos musicales y artísticos diferentes de los concursantes, sea asumido por el propio Jurado como parte de su idiosincrasia y finalidad en la búsqueda del juicio justo e imparcial, y siempre desde la unión y fusión de sus pensamientos individualizados, independientes, seguros y absolutamente musicales.

Si marcáramos una escala de valores, la parte más importante después del Jurado que compone un concurso es la de Competidor , punto de vista externo del concurso. Y digo externo porque el concursante no tiene que asumir ni antes ni después las ideas que genere el Jurado que le califique. El Competidor debe llegar con sus propios principios e ideas musicales, y con una absoluta convicción de ellos. Si el concursante músico no tiene plena seguridad de lo que va a hacer, no sólo es peligroso, sino que además puede hacerle bastante daño en su desarrollo como artista.

La convicción de ideas y madurez en un joven músico debe entenderse siempre dentro de su propia etapa de formación y desarrollo artístico que toda persona tiene a lo largo de su vida. Un joven compositor busca y trabaja unos principios estéticos que desarrollará con el tiempo; del mismo modo, cualquier intérprete evolucionará y madurará su interpretación que ganará con su propia experiencia y trabajo. Es pues, que un Jurado no puede o no debe exigir la absoluta maduración de ideas y procesos creativos, sin querer decir con esto que el nivel artístico-musical del Concurso tenga que ser bajo o sencillo. Para eso estará la unificación de las ideas que el Jurado necesite proyectar en su búsqueda de un veredicto lo más justo, imparcial y artístico posible.

Es el Premio, la tercera parte más importante en una competición. El Premio es la decisión de un Jurado, el juicio y veredicto hecho materia. Un Premio no ha de ser sólo y exclusivamente económico, sino que la proyección artística por medio de la publicación o difusión en prensa, radio o TV, así como todas las oportunidades que se le pueda ofrecer al ganador, será de suprema importancia a la hora de demostrar su talento como músico y artista. El nivel del Premio debe estar a la altura del nivel de dicho Concurso. No debe haber una competición con renombre con un Premio pobre, sin querer decir con esto que solamente con el alto nivel de un Premio tengamos un gran Conc urso. Es con un importante Premio, así como el alto nivel de los Concursantes y, por descontado, la máxima unión y compromiso del Jurado, como se llegará a hacer que el CONCURSO MUSICAL sea una verdadera realidad.

No querría alargarme, pero habría también que analizar todas las demás partes de una competición artística. Es evidente que todas ellas (la Organización General, la Difusión publicitaria, los Medios Técnicos y Recursos Humanos que se dispongan, etc.), son de suprema importancia en el perfecto desarrollo de la competición. En ningún caso, ha de existir una falta de coordinación entre todas ellas, teniendo siempre el alto nivel necesario para que ninguna de las partes desnivele, corrompa o destruya el compromiso de trabajo en la búsqueda de un juicio justo que el Jurado, el Competidor, la Organización, y en definitivas cuentas, todo el Concurso debe tener y al que debe aspirar.

5. Ruth Prieto: Echando la vista atrás estupendos, compositores han ganado este premio. ¿Cómo lo ven ustedes?

José Zárate: El Concurso de Jóvenes Compositores de la Sociedad General de Autores y Editores, que en la actualidad gestiona su Fundación pero que comenzó desde la propia SGAE, ha sido un referente en la composición musical española, y lo seguirá siendo. Entre todos los compositores que han sido finalistas, están los nombres más relevantes de las nuevas generaciones de compositores de España. Evidentemente, no están todos los que son, pero son todos los que están. En su justa medida.

Como decía anteriormente, la característica de este Concurso no era ganarlo, pues todos tenían premio, sino ser finalista, estar en el programa de la final de Concurso. Es de reseñar, y digno de mencionar, que los ganadores del primer premio son verdaderamente relevantes; pero no por ello, los demás participantes en las finales lo son menos.

En estos 25 años del Concurso, podemos diferenciar tres etapas del mismo, cuyas características las podemos establecer por las décadas de los respectivos nacimientos de los compositores-finalistas.

1ª etapa del Concurso
Desde la I Edición a la XI edición (1987-1997)

Esta etapa se caracteriza por la generación de compositores-finalistas que nacieron en la década de los años 60, un total de 23 creadores:

Agustín Charles (Manresa, 1960)
Juan G. Pistolesi (Madrid, 1960)
Rafael Liñán (Madrid, 1960)
José Luis Barroso (Madrid, 1960)
Mauricio Sotelo (Madrid, 1961)
Jesús Rueda (Madrid, 1961)
Carmen Verdú (Alcoy , 1962)
Enrique Blanco (Madrid, 1963)
Carlos Galán (Madrid, 1963)
Víctor Rebullida (Zaragoza, 1963)
Xavier de Paz (La Coruña, 1963)
Antonio E. Lauzurica (Vitoria, 1964)
Javier Arias (Lugo, 1964)
Javier Santacreu (Benissa, 1965)
Jesús Torres (Zaragoza, 1965)
Sergio Blardony (Madrid, 1965)
Alicia Díaz de la Fuente (Madrid, 1967)
Iratxe Arrieta (Bilbao, 1968)
Joseba Torre (Bilbao, 1968)
Pilar Jurado (Madrid, 1968)
José María Sánchez Verdú (Algeciras, 1968)
Ramon Humet (Barcelona, 1968)
Gabriel Erkoreka (Bilbao, 1969)

Pero en esta primera etapa del Concurso, encontramos dos grupos de compositores-finalistas que no nacen en esta década, sino en la anterior (años 50), o en la posterior (años 70). Los cuatro compositores-finalistas de la década de 1950 son:

Albert Llanas (Barcelona, 1957)
Manuel Seco de Arpe (Madrid, 1958)
Enrique X. Macías (Vigo, 1958 - 1995)
Álvaro Guibert (Madrid, 1959)

Y los cuatro compositores-finalistas pertenecientes a la década de 1970:

Juan Méndez (Avilés, 1970)
Mateo Soto (Cartagena , 1972)
José Zárate (Madrid, 1972)
Jorge Muñiz (Meyrriez-Suiza, 1974)

2ª etapa del Concurso
Desde la XII Edición a la XVI edición (1998-2005)

En esta etapa, señalamos los compositores-finalistas que nacieron fundamentalmente en la década de 1970. En total, suman once creadores:

José Manuel Marrero Rivero (Las Palmas, 1970)
Cristina Pascual (Barcelona, 1971)
Alejandro Román (Madrid, 1971)
Juan Cruz Guevara (Macael, 1972)
José Zárate (Madrid, 1972)
Eneko Vadillo (Málaga, 1973)
José Manuel Río Pareja (Barcelona, 1973)
Eduardo Lorenzo Prieto (Madrid, 1973)
Jorge Muñiz (Meyrriez-Suiza, 1974)
Miguel Pons (Madrid, 1975)
Sergio Gutiérrez (Miranda de Ebro-Burgos, 1975)

Aunque, como pasó en la anterior etapa que hemos establecido, encontramos también varios compositores-finalistas de la década anterior, cinco en concreto, nacidos en los años 60:

Víctor Rebullida (Zaragoza, 1963)
Miguel Villanueva Hering (Bonn-Alemania, 1964)
Juan Carlos Duque (Madrid, 1966)
Josep María Guix Aguilar (Reus, 1967)
Javier Jacinto Rial (Pasajes-Guipúzcoa, 1968)

3ª etapa del Concurso
Desde la XVII Edición a la XXIV edición (2006-2013)

Por último, nos situamos en la tercera etapa, en la que encontramos 28 compositores-finalistas, 14 nacidos en la década de los años 70, e igualmente 14 creadores nacidos en los años 80. De la década de 1970 situamos a:

Juan Cruz Guevara (Macael, 1972)
Pedro Larrosa Guillén (Molina de Segura, 1972)
Roberto López Corrales (Villena, 1974)
Enrique Busto Rodríguez (San Fernando, 1974)
Hermes Luaces Feito (Madrid, 1975)
Jacobo Gaspar Grandal (Mos, 1975)
Gonzalo Garrido-Lecca (Lima-Perú, 1975)
José Miguel del Valle Belda (Alcoy, 1976)
Lula Romero (Palma de Mallorca, 1976)
Rodrigo Lima (São Paulo-Brasil, 1976)
Carlos Fontcuberta (Valencia, 1977)
Miguel Trillo Figueroa (Skellefteå-Suecia, 1978)
Carlos D. Perales (Úbeda, 1979)
Iván González Escuder (Valencia, 1979)

Y los compositores-finalistas nacidos en la década de 1980:

Oliver Rappoport (Málaga, 1980)
Nuria Núñez Hierro (Jerez de la Frontera, 1980)
Jesús Navarro (Santander, 1980)
José Miguel Fayos Jordán (Chella, 1980)
Esteve Palet i Mir (Banyoles, 1981)
Jorge Fernando Mansilla (Mendoza-Argentina, 1981)
Julián Ávila Sausor (Valencia, 1982)
María José Belenguer (Castellón, 1983)
Marcos Fernández Barrero (Barcelona, 1984)
Francisco Coll García (Valencia, 1985)
Marc García Vitoria (Valencia, 1985)
Jesús Aranda Peña (Madrid, 1986)
Alberto Arroyo de Oñate (Barcelona, 1989)
Carla Armas Junco (Gijón, 1989)

6. Ruth Prieto: Desde el punto de vista de la difusión ¿qué representa este premio, hay un antes y un después?

José Zárate: Un antes, todo lo anteriormente expuesto, la gran cantidad de compositores que han formado las distintas finales de este importantísimo Concurso de Composición. La relevancia de sus nombres, sobre todo los compositores-finalistas de la primera y segunda etapa (por ser la más alejada en el tiempo actual), es una realidad patente, y tanto las obras que fueron galardonadas, como sus posteriores producciones musicales, dignifican la relevancia de este Concurso.

Y un después, la voluntad por parte de la Fundación SGAE, en colaboración con el CNDM, de seguir potenciando este galardón por muchos años, adaptándose a las nuevas tecnologías de difusión, y asimilando el pasado como una lección más de cómo dignificar la música clásica-actual desde las instituciones culturales privadas de España.

¿Y el Concurso del mañana? ¿Debe tener algún elemento nuevo con relación a las nuevas corrientes artísticas? ¿Debe estar en función de tales avances? Si consideramos que el Concurso en su generalidad, y este en concreto, tiene todas las partes que antes he definido claramente diferenciadas y delimitadas, da igual que haya nuevas corrientes o evoluciones artísticas, pues los elementos que lo forman se desarrollarán como ellos y con ellos.

Quiero aprovechar entrevista, esta ocasión, para mandar desde aquí mi invitación a todos los jóvenes artistas y músicos, intérpretes, compositores o musicólogos a que participen en algún concurso como parte de su desarrollo artístico, como incentivo a su trabajo, como apertura a sus conocimientos, y como fundamento a su pensamiento siempre individual y único, original e independiente, seguro, inteligente y maravillosamente musical.

 


José Zárate es pianista, compositor y Doctor con Mención Europea en Historia y Ciencias de la Música, Consejero y Patrono de la Sociedad General de Autores y Editores, y Presidente del Área de Sinfónicos de SGAE

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