ISSN 2605-2318

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Video de la Semana con Teresa Catalán


23/10/2017

En el video de la semana os traemos un interesante video, realizado por Javier Ecay de la Fundación Ars Incógnita sobre el estreno Printzesaren Dantza / La Danza de la Princesa de la compositora navarra Teresa Catalán recientemente galardonada con el Premio Nacional de Música- Composición 2017.




Como cada lunes aquí tenéis el Video de la Semana

En el video de la semana os traemos un interesante video, realizado por Javier Ecay de la Fundación Ars Incógnita  sobre el estreno Printzesaren Dantza / La Danza de la Princesa de la compositora navarra Teresa Catalán recientemente galardonada con el Premio Nacional de Música- Composición 2017.


 



Fundacion Ars Incognita
Publicado el 31 oct. 2014
Printzesaren Dantza / La Danza de la Princesa
Estreno Absoluto Teresa Catalán
Orquesta Sinfónica de Euskadi
Director Carlo Rizzi.
Grabado en directo es el Auditorio Euskalduna, Bilbao el 10 de abril de 2014.



Creo que cuanto más se sepa de una obra, de sus circunstancias y de su autor, más se podrá comprender el mensaje artístico. Pero, sin que sea una contradicción, creo que una obra tiene que hablar por si misma y que una primera aproximación sin saber nada previo sobre ella nos debería revelar su esencia. Por esa razón quise escuchar la Danza de la Princesa de Teresa Catalán sin acercarme primero a lo que la autora decía sobre la misma. Una compositora de tanta experiencia y talento seguro que expresaba muy bien su pensamiento con palabras pero, antes de escucharlas, quise oír y ver la grabación efectuada por Javier Ecay y Ars Incognita.
Lo primero que me encontré fue un texto recitado, tanto en euskera como en español, que evidentemente introducía una sustancia poética que la música nos desmentía. Y de la estructura de la propia música se desprendía que nos hallábamos ante una forma de orden narrativo que sin embargo funcionaba perfectamente como obra sinfónica.
Luego he sabido que la obra es un ballet y espero que alguna vez se represente como tal, pero su escucha orquestal no sólo subraya ese carácter sino que lo trasciende hacia una música que tiene también valor fuera de su aplicación. Pensemos que los ballets de Stravinsky, siendo magníficos como tales, han brillado magistralmente como música sinfónica pura.
Uno de los logros mayores de Teresa en esta obra es su capacidad para que lo narrativo no se quede en un intento descriptivo sino para que la música sea evocativa, lo cual la lleva a un nivel más abstracto sin perder su origen sensorial. La obra desarrolla un sabio juego instrumental en el que se imponen las densidades fluctuantes para llegar de los tutti a los solos con toda naturalidad. Importantes son esos solos, especialmente el de la flauta y el del violín, que nos conducen no sólo a una técnica narrativa sino también a un tratamiento que tiene muchas concomitancias con lo que podría ser la forma del concierto para orquesta. Me gusta mucho el lenguaje musical empleado que es de una gran semanticidad personal. Por una vez nos encontramos fuera de los clichés de la vanguardia standard sin que eso signifique ningún retorno ni concesiones de especie alguna.
Hay una personalidad lingüística que se traduce en una personalidad expresiva lo que conduce a una obra muy sólida, muy bien hecha, y enormemente atractiva en lo sonoro y en el tipo de sensibilidad que expresa. El empleo mesurado pero magistral de la dialéctica entre tensión y relajación hace fluir el curso musical con un interés siempre renovado. Es posible así adentrarse en la sucesión de climas que se van creando. Climas que son tanto psicológicos como físicos y que son capaces de construir una forma propia perfectamente perceptible y además significativamente creativa. Tanto que se diría que hay un cierto y voluntario laconismo que impide que el discurso se convierta en retórica.
La obra no es corta y sin embargo no se hace nada larga, incluso se tiene la sensación de que podría explotarse más, pero cuando se tiene esa sensación es precisamente cuando el compositor ha logrado un difícil equilibrio más allá del cual todo empezaría a resquebrajarse. No hay nada quebrado en esta obra sólida, lapidaria y realmente contundente. Llama la atención que la danza que se nos promete en el título subyazga a lo largo de todos los avatares sonoros de la obra. No nos hallamos ante una machacona insistencia en evidentes modelos métricos, sino ante un clima de danza capaz de impregnar sutilmente todos los momentos muy distintos que la obra ofrece. La danza es aquí como una estructura proliferante que aparece continuamente transformada por esa feliz coincidencia que la autora busca entre ritmo y timbre, algo nada fácil de conseguir pero que aquí se presenta con toda normalidad. Pienso que nos encontramos ante una obra de síntesis creativa donde la compositora ha conjugado elementos distintos en una unidad que aparece tan natural como indisoluble. Gracias a ello y a la impresión que tengo, sin conocer la partitura, de que la versión escuchada es fiel a lo escrito y tiene gran calidad, puedo afirmar que nos encontramos ante una obra de gran categoría que logra insertarse entre lo mejor de la producción musical sinfónica en los últimos años.
Tomás Marco Aragón Diciembre 2014


 

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