ISSN 2605-2318

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El Trío Arbós presenta su «Flamenco envisioned» en Bilbao


20/11/2018

Interpretarán obras de Mauricio Sotelo, Jesús Torres, Elena Mendoza, Bernhard Gander y Carlos Rojo.


El día 27 de noviembre del 2018 a las 19,30 horas en la Fundación BBVA, Plaza de San Nicolás 4, Bilbao, en el marco del IX Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea Fundación BBVA Bilbao, el Trío Arbós  junto al cantaor Rafael de Utrera, interpretarán su «Flamenco envisioned» con obras de Mauricio Sotelo, Jesús Torres, Elena Mendoza, Bernhard Gander y la incorporación de Carlos Rojo.



El compositor Carlos Rojo, estrenará su obra «La fonte», encargo del Trío Arbós, en el IX Ciclo de Conciertos de Música Contemporánea. «La fonte» es una obra que dialoga con la música de Enrique Morente. Descrita por San Juan como eterna, escondida, sin origen, viva…, toma forma aquí en un continuo musical en el que encontramos oculto un entramado estructural complejo que, pretendiendo coquetear con la imitación de estructuras de la naturaleza, utiliza conceptos de la teoría del caos, la dinámica de fluidos y la geometría fractal. Esta arquitectura escondida está hermanada, revestida y ornamentada por las transformaciones de la creación melódica de Morente, tratando de mantener siempre un contacto con el cante flamenco. Encontraremos, por tanto, giros melódicos, "ayeos" microtonales y pellizcos que evocarán este arte.



El Programa es el siguiente:

«Flamenco Imaginado»
 
Soleá apolá***
 
Carlos Rojo (1980) La Fonte**
 
Fandango natural*
 
Elena Mendoza (1973) De dentro afuera
 
Malagueña*
 
Jesús Torres (1965) Malagueña ausente
 
Tientos-tangos*
 
Bernhard Gander (1969) Flancing Flamingo
 
Mauricio Sotelo (1961) Bulería Arbós: Ritual

Moraíto Chico (1956-2011) Buleriando***
 
 
 

* Adaptaciones de flamenco tradicional realizadas por el Trio Arbós
** Estreno absoluto
*** Arreglos de Juan Carlos Garvayo
 
Coordinación del ciclo Gabriel Erkoreka
 





Sobre este proyecto Juan Carlos Garvayo nos ha comentado lo siguiente:

“Estaba delante de nuestras narices, pero no lo veíamos. Pasaban los años y teníamos la sensación de que algo nos faltaba. Más de veinte años visitando las músicas más diversas:  desde los tríos de Haydn, primeros ejemplos maduros para este medio, hasta las más recientes y audaces composiciones  escritas para trío y, sin embargo, la sensación de carencia persistía;
Un día, después de uno de esos conciertos exigentes que te dejan el alma y el cuerpo medio apaleados, escuchaba de vuelta a casa en el coche al cantaor Fernando Terremoto. Súbitamente tuve una suerte de revelación: “¡Es el flamenco!”. La respuesta estaba en esa música que tanto amo y disfruto pero que siempre ha permanecido al margen de la música que habitualmente toco en concierto. Una música rechazada en su día por aquella supuesta vanguardia regeneradora que, apoyada por el régimen, pretendía otorgar una inocua pátina de modernidad europea al páramo cultural en el que estábamos sumidos, e ignorada hoy día por los herederos de los dogmas instaurados por aquellos profetas de la única y verdadera música. A pesar de que  Don Manuel de Falla nos dejó bien claro el gran valor de este arte en el texto del mítico Primer Concurso de Cante Jondo, la nueva música española construida sobre el vacío de exilio y ausencia que dejaron los epígonos de Don Manuel, decidió desterrarla al olvido, despreciando su poder expresivo, su refinamiento y su complejidad en aras de una argumentación peyorativa y espuria plagada de absurdos complejos históricos, sociológicos y políticos que nada tienen que ver con su poderosa sustancia musical.
Pero los tiempos han cambiado. La posmodernidad ha pulverizado aquellos axiomas inamovibles, y la recomposición de lugar ha dado pie a oportunidades para revisar y repensar… El reto estaba servido y decidimos lanzarnos a la aventura. Seleccionamos a siete compositores (cuatro españoles, un francés, un italiano y un austríaco) y les propusimos crear una obra con dos premisas. La primera de carácter práctico: que no superaran los 10 minutos; y la segunda, que su punto de partida (o de llegada) fuese una reflexión sobre el flamenco. He de decir que la respuesta fue unánimemente entusiasta. Parecía como si hubiesen estado esperando una propuesta similar durante años y nadie se hubiese atrevido jamás a planteársela. Además, no solo instábamos a los compositores a que plasmaran en sus obras su personal relación con el flamenco, sino que nos obligábamos a nosotros mismos a sumergirnos de lleno en el estudio de esta musica con objeto de intentar trasladar la riqueza de la guitarra flamenca al trío clásico con piano y así intercalar diversos cantes tradicionales a modo de interludios entre las obras de nueva creación.
El resultado es fascinante. Siete obras de estilos muy distintos que derraman su mirada sobre el atractivo mundo sonoro del flamenco desde ópticas muy personales. Desde la interioridad exquisita de Elena Mendoza, hasta la prodigiosa recreación de una bulería de la Paquera a través del “flamenco espectral” de Mauricio Sotelo. Desde el arco de música vibrante cuya tensión se forja  gracias a la pulsión rítmica implacable expuesta por Bernhard Gander, o a la adhesión natural a la gran música española representada por Jesús Torres en su brillante malagueña. Y todo ello entreverado por la portentosa voz del cantaor Rafael de Utrera, heraldo de una pureza flamenca que clama ser por fin atendida y respetada.
Desde nuestro bautizo flamenco en el Auditorio Nacional de Madrid en octubre de 2018, nuestra pasión por el flamenco ha ido creciendo en cantidad y en calidad: una vez inoculado el “virus” y tras numerosos conciertos y colaboraciones con diversos cantaores de altura, nuestro “ser” flamenco  busca ramificaciones por donde extenderse. Fruto de ello son nuestras adaptaciones para trío de temas de Moraíto Chico, Tomatito o Paco de Lucía o la nueva hornada de encargos que dentro de este proyecto en evolución, propician este encuentro provocador y necesario.
El concierto abre con una Soleá apolá  (soleá derivada del polo). Un tipo de cante no muy frecuente en el repertorio de los cantaores —quizás debido a su enorme rango melódico— en el  que el maestro Rafael de Utrera  encadena varias letras al populares con letras al estilo popular del poeta sevillano de la Generación del 27, Fernando Villalón.  Nuestra adaptación para trío con piano se basa en el acompañamiento del guitarrista gaditano Jesús Guerrero.
La última incorporación a nuestro proyecto flamenco es la obra del joven compositor Carlos Rojo (1980), estreno absoluto en este concierto. Formado como guitarrista flamenco, Rojo ha completado sus estudios en la ESMUC de Barcelona con Mauricio Sotelo. Rojo toma como referencia los versos de San Juan de la Cruz, “Qué bien sé yo la fonte que mana y corre, / aunque es de noche”, recreados también por el gran cantaor Enrique Morente, a quien conoció personalmente durante su estancia en Granada con motivo de perfeccionar sus estudios de guitarra. En su deseo de aunar La poesía mística de Juan de Yepes y el flamenco a través de la óptica morentiana, Rojo estructura una obra cuya arquitectura formal contiene una introducción y tres movimientos en los que evoca respectivamente tres palos del flamenco: taranta, bulería y seguiriya. Las alusiones, sutiles y estilizadas, se suceden sin solución de continuidad, transidas de trazos melódicos microtonales en la cuerda que recuerdan el cante hiriente de Morente y dotan a la obra en su deliberada reiteración de un clima enigmático, nocturno y profundamente personal.

La intensidad de un poderoso fandango natural en la voz de Rafael de Utrera, da pie a la creación de la compositora sevillana, residente en Berlín, Elena Mendoza (1973). De dentro afuera es un atractivo ensayo sonoro-intelectual sobre el complejo equilibrio entre músicas de raíz popular y creación musical actual, en el que los fuertes rasgos de una y la atractiva fragilidad de la otra no se fagociten mutuamente. El propio título es toda una declaración de intenciones: Mendoza se sumerge introspectivamente para buscar en las claves de su lenguaje creativo las concomitancias con la música flamenca de su cultura y hacerlas brotar desde el interior a la superficie. Su gusto por las sutilezas melódicas, por la materia del sonido, su atracción por la organización de ritmos complejos y por la naturaleza percusiva del sonido articulan una obra en la que el desgarro casi doloroso del principio se transmuta progresivamente en una implacable bulería que, utilizando los tres instrumentos a modo de gran instrumento de percusión, fluye sin complejos eufórica hacia su contundente fin.

El cante grande, solemne y melismático de la malagueña, rematada con dos deliciosos cantes abandolaos —una rondeña y un fandango de Frasquito Yerbabuena—, anuncia la Malagueña ausente de una de las voces más poderosas de la música actual española, la del zaragozano Jesús Torres (1965). Autor de un importante catálogo camerístico en el que se encuentran varias obras escritas para el Trío Arbós, conjunto con el que mantiene una fructífera relación desde el año 2001, desgrana en esta obra un estilo abiertamente accesible en su lirismo y en su fogosidad rítmica. Un homenaje a su madre malagueña de nacimiento en el que una música brillante, luminosa y virtuosística alterna sin tregua el cante secreto e interiorizado con la potencia desatada del baile flamenco.

Una introducción a cappella con versos de Juan Ramón Jiménez seguida de unas falsetas de Enrique de Melchor, anuncian la cadencia arrastrada y lamentosa de unos tientos tradicionales que a mitad de camino mutan en tangos. El compositor austriaco Bernhard Gander (1969) ha encontrado a menudo su fuente de inspiración en músicas como el pop, el rock y, en especial, el heavy metal. La palabra flancing, combinación de flying y dancing, hace referencia a un tipo de baile que se practica de pie con los brazos extendidos asociado tanto a una música real como imaginada que suele practicarse en estado de intoxicación. Este aspecto dionisíaco y primitivo de la música —también presente en el flamenco— en el que el individuo entra en trance a través de patrones musicales repetitivos, es representado por Gander  a través de complejas pero reconocibles figuraciones rítmicas, cuyas alturas desdibujadas en la cuerda con el uso de cuartos de tono, producen un efecto hipnótico y alucinatorio.

De los compositores aquí representados, es Mauricio Sotelo (1961) el único que ha mantenido a lo largo de los años una estrecha relación con el flamenco. Él mismo nos explica las claves de esta relación:
“Fue Luigi Nono, quien en el invierno de 1988 en el Wissenschaftskolleg de Berlín me insistió en la necesidad de investigar las voces del flamenco andaluz. Por una parte le interesaba sobremanera la tradición oral, la escritura ‘alla mente’, la escritura interior, el arte de la memoria que él relacionaba con las artes de Giordano Bruno y el ‘divino’ Giulio Camillo y, por otra parte, algo que el maestro veneciano denominaba ‘micro-calidades’ del sonido: la enorme riqueza en la producción de la voz de un cantaor. Mi ‘camino’ comenzó de la mano del cantaor Enrique Morente ya en el año 1992. larguísimas conversaciones y la investigación de su voz a través de análisis espectrales dan como resultado un ya extenso número de obras como Tenebrae responsoria (estrenada en marzo de 1993 con Morente y el Klangforum de Viena), mi segundo cuarteto Artemis (con el cantaor Arcángel y el cuarteto Artemis de Berlín) o más recientemente mi ópera El Público (encargo de Gerard Mortier para el Teatro Real y estrenada en febrero de 2015 en el coliseo madrileño). Mi trabajo ha sido denominado Flamenco espectral o también Alter-Flamenco, pero no ha sido siempre bien entendido en los círculos de la música contemporánea y, debo decir, ha sufrido en buena parte incomprensión y rechazo, a pesar del éxito entre músicos y audiencia, como también lo sufrió el propio flamenco tradicional en los círculos elitistas de la cultura española.
Esta obra, dedicada al Trio Arbós, recrea el ambiente de GIOIA (Alegría / Heiterkeit) que impregna los cantes por Bulerías. Una suerte de scherzo o rápido ritmo ternario, muy típico de Jerez. Dentro de una textura armónica que oscila entre el espectralismo y la armonía avanzada del flamenco actual, se tejen las líneas de tres cantes por bulerías creados por mujeres: una letra de La Paquera de Jerez, una letra de La Niña de los Peines y finalmente, como coda, una letra por Soleá de Aurora Vargas”.
Las bulerías evocadas por Sotelo, cuajan seguidamente en una bulería canónica del guitarrista Manuel Moreno Junquera, más conocido como Moraíto Chico, una leyenda del toque y el acompañamiento por bulerías desaparecido prematuramente, que nos dejó en su disco Morao y oro este Buleriando de sabor auténticamente jerezano."   Juan Carlos Garvayo



Más información en la web del Trío Arbós



 

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