ISSN 2605-2318

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«La tensa y atractiva música de Julia Purgina»


25/01/2024

Una crítica de Ismael G. Cabral para El Compositor Habla.



JULIA PURGINA
farewell, lady, farewell. musique noire III & IV. From Bacon. From Muybridge. The Human Figure in Motion. Atakalepsia.
Varios intérpretes
Kairos 0022002. 2023.
 


La presencia discográfica de Julia Purgina (1980) se había destacado hasta la fecha de este monográfico por su faceta de intérprete de viola, grabando tanto repertorio clásico como contemporáneo. No ha sido hasta ahora que, de manera compilada y abarcando obras camerísticas y orquestales, hemos podido saber del quehacer en el ámbito compositivo de quien ha sido alumna de, entre otros, Chaya Czernowin y Karlheinz Essl.

En las notas del álbum se nos anticipa que la austríaca quiere, en sus obras, contar historias. Esto es algo que podemos intuir ya solo a partir del título de la primera de las piezas, farewell, lady, farewell (2020) en la que la música aspira a retratar a una suerte de mujer Don Juan que, en su senectud, rememora sus eróticas andanzas. Nada de esto tiene una traducción directa en la música que escucharemos, o al menos si la tiene debe quedar solo en la imaginación de Purgina. Si, asiéndonos al axioma stravinskiano, la música debe ser solamente música, esta lo es en tanto que no precisa de ninguna argumentación para inmiscuirnos en el disfrute de una pieza de contornos explosivos y obsesivos. Con todo, su autora es prolija en el texto de la carpetilla del disco al respecto de la idea clara que le movió a escribirla. ¿Puede esto condicionarnos la escucha? Entenderemos que la respuesta dependerá de cada auditor, en todo caso y prescindiendo de la excusa argumental, la música demuestra un trazo extraordinario. Ciertos tics reiterativos recrudecen una partitura henchida de tensiones y de texturas diáfanas pese a los estallidos percutivos; para la ORF Radio-Symphonieorchester Wien, a las órdenes de Marin Alsop, debió ser gozosa la ejecución de una página que atesora melódicos y fugaces soliloquios en el flautín y unas dinámicas oscilantes que redundan en la brillantez, también en la inmediatez, de una obra muy bien urdida con un apagamiento final encantadoramente cinematográfico.

De nuevo las imágenes -las pinturas de Francis Bacon- están en el origen de From Bacon. From Muybridge. The Human Figure in Motion (2017), que aquí interpreta el Ensemble XXI. Si el artista plástico quiso crear a partir de las cronofotografías de Eadweard Muybridge, la compositora convierte un Bacon en un Purgina. Entonces la idea de metamorfosis se hace consustancial y de ella deriva que la pieza sea un constante juego de variaciones a partir de un tintineo inicial que se enreda en una trama puntillista con creciente tendencia al abigarramiento. Sin desprenderse de una escritura armónica y pese a contener algunos clichés tímbricos, la obra funciona en su concreción -también en su abstracción- al margen del pretexto creativo. De los dos capítulos de la serie musique noire que se nos ofrecen, el III (2021) para flauta y ensemble y el IV (2020) para trío con piano, preferiremos el segundo de ellos. En el primero, confiado al solista Eric Lamb y al Ensemble Kontrapunkte, la dialéctica concertante que establecen la flauta y el conjunto es a todo punto previsible. A pesar de sus obviedades también hay destellos de interés, toda vez que Purgina quiere en este ciclo acercarse al jazz de manera muy esmerada (está el carácter espasmódico, el recurso de la batería como instrumento central de percusión y ciertas estampidas instrumentales propias del free jazz) sin caer por ello en la imitación o el burdo entrecruzamiento. El Oberon Trio interpreta musique noire IV que comienza con un susurrado sciarriniano sobre el que el piano comienza a construir una melopea que acabará por sacar del letargo a las cuerdas para reconvertir lo que parecía una obra ensimismada en su contrario, una dramaturgia de tipo expresionista, más bien acelerada, nada novedosa en cuanto a su asumido academicismo pero que, a fuer de ser justos, vuelve a demostrar la prístina redacción de Purgina en la que toda nota encuentra un correlato elocuente.

“Los límites de sentirse seguro terminan donde ya no se puede comprender la naturaleza de las cosas (…) donde ya no se pueden dar por sentados los hechos fiables y las verdades fundamentales. Este malentendido e incapacidad para comprender algo es lo que significa Akatalepsia [por oposición a Katalepsia] en un sentido filosófico”, comenta la compositora al respecto de la obra más extensa del retrato, también la que convierte el presente cedé en una adición sobresaliente de la colección Kairos, Akatalepsia (2018), para orquesta, presentada en el Festival Wien Modern, de donde procede este registro de la Wiener Symphoniker dirigida por Sylvain Cambreling que cuenta con una excelente toma de sonido pese a provenir de una grabación en vivo. Los 18 minutos que toma esta reflexión sonora desvelan una voluntad más indagadora que el resto de las músicas que la preceden, ya por el uso de técnicas extendidas (soplidos en los vientos, golpeo rítmico de las bocas de los instrumentos, una percusión más brumosa y, en general, sonoridades apagadas con mayor afinidad con lo silente), ya por un tono noctámbulo que se va tornando más y más moroso mientras que el aparato sinfónico procede a deshilacharse (de nuevo la capacidad de Purgina para dotar de una conclusión dramática, emocional, a sus piezas, se pone de manifiesto). De indisimulada ambición por la gran forma, asistimos también en su tramo final a una épica casi wagneriana (en los presurosos enunciados de los metales) que se impone a una tensión insostenible irresuelta entre la cuerda y la percusión.
 



©Ismael G. Cabral. Enero 2024
 
Más información en la web de Kairos



 

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