Romeo Castellucci (Creative artist) 

Piensa que lo que le movió a dedicarse al teatro fue probablemente una decisión infantil, o la casualidad, que es un oficio afortunado. Dice que habla poco, pero ninguna de sus reflexiones nos deja impasibles. Para Castellucci la música es la “noche del mundo” porque excluye la razón y ejerce un poder inmenso sobre el autor “en eso de no hacerme pensar”. Le espanta el tiempo y dice con vehemencia que comprender es un clamoroso falso problema, que en realidad, se comprende siempre todo, incluso cuando nos parece que no comprendemos, incluso cuando rechazamos totalmente una obra.

No piensa que tenga ninguna misión que cumplir con su teatro, y nos comenta que trabajar con una ópera o con una obra de teatro es exactamente la misma cosa. Para él el infierno y el paraíso, son la misma cosa, pero atención al paraíso se llevaría a un músico.

Lo que le da insomnio estos días es la idea de ser un hombre malo. Pero defiende con pasión que aunque casi siempre el teatro representa el aburrimiento, es necesario comprender que es uno de los últimos espacios en los que la rebelión es todavía posible. Donde es posible inventarse de hecho otro mundo, donde es posible escenificar el caos. Y sentencia: La estética, lo es todo en la vida. Le irrita el aburrimiento convertido en sistema y no espera nada del futuro, al que define como una quimera de la esperanza. Su sueño: Hacer surf…