Nos pusimos en contacto con Alfredo Aracil “vía facebook”, y después por e-mail y teléfono. En seguida fue muy fácil y distendida la comunicación, porque a la vez que te atiende con paciencia, te da mil ideas entre frase y frase.
Sus amigos dicen de él que tiene una gran capacidad diplomática y una memoria prodigiosa, excepto para los disgustos, que le duran poco. Le gusta mucho su profesión, ¿o deberíamos decir sus profesiones? Es una de esas personas con las que se puede hablar de todo y que no suele perder la calma. Dice de su carácter que es “un vaivén entre la sonrisa y la melancolía” pero nosotros diremos que es idealista apasionado, hecho a estar casi siempre en tránsito.
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