ISSN 2605-2318

Artistas

Antón García Abril (Compositor) 

Antón García Abril, in memoriam


25/03/2021

Figura clave de la composición clásico contemporánea, su obra, su gran legado y su enorme simpatía quedarán por siempre con nosotros.


«Soy hombre de fe, creo en el arte como razón de la vida espiritual del ser humano, y estoy convencido, de la misión espiritualizadora de la música en la sociedad de hoy. Por eso mi característica se basa, como he dicho, en la fe y en el tesón para seguir escribiendo música que actúe como lenguaje de comunicación entre los seres humanos» Antón García Abril

 
Antón García Abril

1933 - 2021






 
Hace unos días el pasado 17 de marzo de 2021 nos dejaba el compositor Antón García Abril, figura clave de la música contemporánea de los siglos XX y XXI. Su música imprescindible, su gran legado, sus obras y su enorme simpatía quedarán por siempre en nuestra memoria y en nuestros corazones.
En recuerdo de un gran compositor, algunos de sus amigos más cercanos, algunos compositores, periodistas y colegas de El Compositor Habla hemos querido enviar nuestros testimonios a su familia, como recuerdo y homenaje a un gran hombre y a un gran compositor.
Siempre en nuestros corazones.




Roque Baños (compositor). Querido Antón: finalmente, no pudimos juntarnos como tanto habíamos anhelado. El tiempo nos ha jugado una mala pasada. Hablaré contigo desde mi consciente y seguro que también en algún sueño. Descansa en paz, Maestro.




María de Alvear (compositora). La Música de Antón García Abril ha sido muy importante para España. Antón fue un referente para todos en nuestra juventud, sobretodo con la música inigualable que compuso para el programa de El hombre y la tierra, el programa con Félix Rodríguez de la Fuente. Solo por eso le agradezco profundamente su música, en una época en la que, para todos nosotros la ecología no formaba parte del vocabulario español. Como vivimos en el país de "no sabemos lo que tenemos" por lo menos él, Antón García Abril, supo darse cuenta ya en aquel entonces, de que había un más allá del propio ombligo de un compositor. Un hombre gentil, muy amable y en mi opinión, una buenísima persona. ¡Gracias Anton!

Alicia Díaz de la Fuente (compositora). Envío desde aquí un cariñoso y eterno recuerdo a Antón García Abril. Siempre permanecerá en mi memoria rodeado de sus discípulos en el Aula de Composición del Conservatorio Superior de Música de Madrid. Nos transmitió el amor hacia la creación musical y el respeto hacia el intérprete y el público. Nos exigía conquistar la técnica e, inmediatamente, nos urgía a vivir la intuición. Hoy, querido Antón, nos dejas esa esperanza que grita la Pietá de tu Cántico. Que esa esperanza nos habite siempre, como tú decías, para que el arte pueda representar el alma. Gracias, Maestro.



Rubén Fernández Aguirre (pianista). Cuando trabajábamos canciones mano a mano a veces me quedaba a dormir en su casa. La primera vez que sucedió, cuando me levanto me encuentro a Áurea y a Antón sentados esperándome para desayunar y me preguntaron a ver qué tal había dormido. Mi contestación fue sincera: "He dormido bien pero la cama es dura de cojones". Se estuvieron riendo un rato largo y cada vez que cenábamos por ahí y estábamos contentos y relajados siempre comentaban lo de mi sinceridad vasca. He tenido la suerte de interpretar muchas veces en conciertos canciones de Antón para el propio Antón pero tengo un recuerdo increíble de cuando en el concierto del 80 aniversario de Antón, Ainhoa Arteta y yo interpretamos el famoso tríptico de Gala, que pertenece a las Canciones de Valldemosa, para Antonio Gala y Antón, poeta y compositor. Momento único, sin duda.
Cuando realizamos la grabación del pack de 5Cds con las canciones, Antón estuvo allí en todo momento y tenía un micro siempre a mano por si nos quería decir o corregir alguna cosa. Cada vez que yo me ponía en exceso romántico en las intros, en los momentos solo siempre me decía: "Rubén... no tanguees" .

François Guinjoan (ingeniero e hijo de Joan Guinjoan). Gran amigo de mi padre, compartieron toda una época de la música contemporánea en España que no debería olvidarse. Les unía un aprecio mutuo como compositores pero aún más una relación humana entrañable. Recuerdo que Antón asistió a un concierto de la carta blanca que le dedicaron a mi padre allá por el 2012 en el Auditorio Nacional de Madrid. Al final de la representación se acercó con palabras tan sencillas, como "Hombre Juan, felicidades maestro!" a lo que mi padre, halagado por su presencia, le contestaba "Antón!! gracias maestro!" y se reían. Mi padre, que se fue antes, hubiese llorado la pérdida de un gran maestro y sobretodo un amigo. Por ello me uno al dolor de su familia y espero que se encuentren y sigan riendo allí donde estén.

Arnoldo Liberman (psicoanalista y escritor).
Antón García Abril: un amigo puntual
Se nos ha ido Antón. Muchos, seguramente, testimoniarán con emoción su presencia entre nosotros. Yo compartí con él varias jornadas en Robles de Laciana (en casa de otro ser que nos dejó no hace mucho: el notable pintor Eduardo Arroyo, nuestro inigualable anfitrión). El festín musical se titulaba Encuentros con Rosa Torres-Pardo. Antón y yo tenemos la misma edad y la diferencia es de días: él es de mayo y yo de junio, pero él ha decidido irse antes que yo. Debo reconocer que mi primera impresión fue estar delante de un señor, en su acepción más entrañable: sonriente, afable, dialogante, con un rostro de nobleza bastante excepcional y una sensibilidad exquisita.  Luego el diálogo nos llevó a otros senderos, sin desestimar esa primera impresión: los senderos de la música, esa irresistible dama, asistidos por la presencia fantasmática de Arnold Schönberg (que, como Antón, defendía el imperio de la soberana melodía) o de la Academia Chigiana de Siena (donde Antón fue docente y yo soñé continuar mis estudios de piano). Me dijo en aquellas ocasiones algo que siempre ha repetido: "Cuando ví el piano que me compraron descubrí el mundo" (en ese momento recordé a Teresa Catalán como una santa inocente -Antón puso música a ese film- con sus pocos años, robándole una nota a un teclado prohibido y perdido del museo de Navarra). Antón fue (es) un ser que hace bien verlo en la vida porque uno agradece que pise la tierra. Es de esos seres que nos iluminan el sendero, que uno se entera que tocaba rosas porque enseguida su muerte pincha. Un ser que tenía la debilidad de respetarte, de incurrir en el sobresalto de manera mozartiana, de hacerte saber que eres, de regalarte un pétalo. Hay tanto sufrimiento en la existencia, hay tanta destrucción, tanta muerte desmadrada por las calles, tanta ignominia oculta, que verlo sonreír era abastecerse de un cordial e íntimo mecanismo de defensa frente al dolor, de dotarte de la capacidad de resistir porque a tu lado está un ser cercano y respetuoso, distante y prójimo, un ser hecho de corcheas y gracia (estoy tentado a escribirlo con mayúsculas), un ser que uno podía querer con facilidad, como una especie de emoticono entrañable. En nuestro distendido diálogo (más de una vez) en Robles, animado por la presencia siempre única de Rosa Torres-Pardo, Lourdes Manzano y Enrique Viana, aprendí que una palabra dadivosa es deuda, que un gesto fraterno es espléndido, que una broma señorial es un rostro de la nobleza de espíritu. Ese ser se nos ha ido y nada puede compensar nuestra rebelión ante tanto arbitrio. El tiempo es un perfume y no viene a bien guardarlo en alhajeros, sino derramarlo como hacía Antón, que tenía en su almario una buena dote de atributos de buena cepa.  Es verdad que su abandono duele porque sabemos cuánto amaba la vida. Me recuerda aquel pensamiento de Hugo von Hofmannsthal que Alberto Ruiz Gallardón me regaló también en un diálogo en Robles: "Amo la vida y, para mejor decir, amo sólo la vida". Antón podría haberlo compartido. Y si tengo que elegir entre sus muchos emblemas, sus muchos distintivos, elijo su sonrisa que lo dice todo, como el código de sus corcheas que seguiremos compartiendo desde su ausencia. Descansa en paz, querido maestro. Y no dejes de sonreír. Porque ese premio, de los muchos que recibiste, se llamaba Premio en sol mayor y te lo dieron en Aragón, tu tierra. No podía tener mejor nombre para mejor hombre. Porque la música en sol mayor deja amigos para siempre. Querido Antón: hoy llovizna en las calles de Robles donde pusimos el corazón y nos autorizamos a morir sólo de vida. En Robles te interpretó, acompañado al piano por Rosa Torres-Pardo, tanto Joaquín Pixan en tus vaqueiras como en ese cd de canciones asturianas conmovedoras. También te cantaron Rosa Miranda  y Carmen Serrano acompañadas de nuestro querido Antonio López al piano. No sé por qué te lo digo, quizá porque también tengo casi 88 años. Y nuestra generación ya habla el lenguaje de lo insustituíble. Arnoldo Liberman

Ricardo Llorca (compositor). Antón García Abril fue uno de los mejores compositores y pedagogos españoles dentro de la excelente generación de músicos a la que pertenecía entre los que también se encuentran Moreno Buendía, Román Alís, Manuel Blancafort y Carmelo Bernaola. Antón fue mi profesor de composición en el Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y en el descubrí, además de un gran maestro, a un hombre de total integridad artística. Recuerdo con mucho cariño sus clases en donde analizaba y corregía la música de todos nosotros, enfocándose en los problemas técnicos y animándonos a encontrar nuestro propio lenguaje.  Antón Garcia Abril era musicalmente conservador y gran parte de su música estaba siendo escrita en un contexto contrario a los rápidos cambios culturales que coparon el mundo de la música en las décadas de los 50 y 60. Un caso muy parecido al de Samuel Barber en Estados Unidos: un compositor ajeno a los experimentos innovadores de su época que componía prefiriendo los modelos tradicionales, pero cuya obra, al igual que la de Antón García Abril, fue muy apreciada en vida. El año pasado Antón vino al estreno de mi ópera Tres Sombreros de Copa en el Teatro de la Zarzuela y, después de la función, me felicitó muy emocionado. Ese gesto significó mucho para mí y así se lo dije. Esa fue la ultima vez que nos vimos. Descanse en paz. Ha fallecido un gran compositor, un gran maestro y una gran persona.
 
Sebastián Mariné (pianista y compositor). D. Antón García Abril fue uno de mis maestros de Composición. Siempre que estoy componiendo tengo presentes sus sabios consejos. Incluso los que en su momento no me parecían atinados: con el tiempo he tenido que reconocer que estaban cargados de razón.
Sus comentarios siempre estaban expresados con el máximo respeto. Además nunca criticaba el estilo personal del alumno, aunque estuviera muy alejado de su estética. Teniendo él un modo de componer tan arraigado en la tradición sorprendía que conociera tan perfectamente todos los estilos vanguardistas de esos años.
Nunca me salió tutearle. Éramos colegas en el RCSMM pero para mí seguía siendo mi maestro.
¡Cuánto agradezco sus generosas palabras cada vez que interpretaba una obra suya o cuando escuchaba una mía! Me parecían exageradísimas pero transmitía total naturalidad.
Algo que me sorprendió y me mostró su faceta humilde fueron dos pequeñas anécdotas: cuando estrené su Preludio de Mirambel nº 6 le comenté que con su permiso había pensado duplicar a la 8ª un bajo: la sonoridad adquiría una atractiva profundidad y amplitud, los armónicos aumentaban su brillo y además, paradójicamente, resultaba más fácil y seguro el gran salto. Años más tarde me contaron que en clase aconsejaba a los alumnos que se dejaran asesorar por los intérpretes, pues tenían mucha más experiencia con su instrumento, y que ponía el caso de su Preludio como ejemplo.
En otra ocasión, antes de tocar un recital con canciones suyas me atreví a comentarle que las disonancias del final de una de ellas podían ser percibidas como errores del pianista. Me dijo que era una obra de hacía tiempo, cuando todavía escribía “disonancias inútiles”. Al poco tiempo, cuando volvía a tocar la canción, me facilitó una nueva edición con varios cambios, entre ellos la supresión de las disonancias finales.

Manuel Martínez Burgos (compositor) Conocí al maestro Antón García Abril primero como alumno y luego como compañero en el Real Conservatorio Superior de Madrid. Fue siempre una persona afable, comedida y colaboradora. Cuando compartimos docencia en el Departamento de Composición trataba de buscar soluciones y de pensar siempre en positivo, destacando por su talante conciliador. Recuerdo la última conversación que tuve con él en la que me comentaba que, tras tantos años de profesión, la orquestación seguía siendo un misterio a explorar en cada nueva obra. Siempre he valorado mucho su sinceridad tanto personal como profesional.
 

Ramón Paús (compositor). Siempre le recordaré, al concluir el estreno de mi Cuarteto de Cuerda nº 7  De Ultramar, bajando las escaleras de la Sala 400 del Reina Sofía, junto a su inseparable y luminosa mujer Áurea. Se sentó a mi lado y me dijo, la música es melodía, ritmo, armonía, no dejes de hacerlo.



Eduardo Polonio (compositor). No tuve la oportunidad de tratarle mucho, apenas, pero considero que fue una gran persona y un excelente músico. 





Ruth Prieto (directora de El Compositor Habla). Conocí al compositor Antón García Abril en mi época de estudiante del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid y desde entonces estuvimos en contacto. Áurea y el Maestro asistían a menudo a conciertos y nos encontrábamos ahí, siempre entrañables, era un privilegio un ratito de charla con ellos, compartimos desde entonces una buena amistad. Los conciertos de Perkustra vieron a verlos todos, siempre apoyando. Muy al principio de la andadura de la web de El Compositor Habla en el año 2008, la primera entrevista que hice a un compositor en la web fue a Antón. Le pedí ayuda y no lo dudó y cuando le comenté que era la primera entrevista en la web y que no sabía muy bien como iba a ir el proyecto, que tal vez podría entrevistarle más adelante, tampoco lo dudo..."hay que ayudar cuando hace falta, no cuando está todo hecho", me dijo. Tanto Joan Guinjoan, buen amigo de Antón, como él me ayudaron y animaron mucho. Fue en febrero del 2008, cuando le entrevisté para la web por primera vez, y descubrí no sólo un gran compositor, también un fantástico comunicador.  Desde entonces no he dejado de seguir su carrera. Estos años han estado jalonados de conversaciones, varias entrevistas, pero también de charlas entre amigos, hablábamos a menudo por teléfono. Con Áurea y Antón se podía hablar de todo. Me encantaba su libertad artística, su sentido del humor y su pensamiento lúcido. Antón será ya siempre un grande de la música, un clásico contemporáneo que pasó su vida dedicado a la composición, creando obras que forman ya parte del repertorio imprescindible de intérpretes de todo el mundo, un clásico del siglo XXI. Un artista inconfundible, auténtico, con un estilo propio, que supo combinar trabajo y vida. Su música quedará siempre en nuestra memoria, su simpatía en nuestros corazones. El mundo ha perdido un gran compositor y un ser humano excepcional. Gracias Maestro.

David del Puerto (compositor).  Nos deja Antón súbitamente, en medio de una época dura e incierta, a la que deseamos ver un final que él ya no verá. Qué tristeza. Pero sí seguirá con nosotros en sus pentagramas, en la autenticidad insobornable de su obra, que nos ha acompañado y nos acompañará por siempre, y en la memoria de su persona, cálida, emotiva y auténtica. Son muchos los recuerdos, pero me quedo ahora con la imagen de su sonrisa en una sobremesa en Cádiz, hace unos cuantos años: una sonrisa buena, generosa, inteligente, pero también socarrona e incisiva, que encerraba siempre una opinión independiente y un criterio afilado y justo, como la espada de un caballero andante.


Alejandro Román (compositor). Nos ha dejado una de las figuras más importantes de la composición española, pero su música y su sabiduría quedarán en nuestro recuerdo y en la Historia. Antón García Abril es clave para entender el desarrollo de nuestra música en todas sus facetas, porque él dominó todas. Como compositor, como gran músico que era, supo llevar al máximo todos los géneros y formas musicales, desde la música sinfónica, la música de cámara, la música vocal, la ópera o la música cinematográfica, porque entendía la música como un medio de expresión lleno de significado a partir de su clara defensa de la melodía. Y con ellas nos quedaremos, con sus maravillosas melodías, radicalmente modernas y personales, y a la vez enraizadas en la tradición de nuestra música. 
Llevo en mi corazón a mi Maestro Antón, que fue para mí un faro al que seguir, una guía y una gran influencia en mi forma de pensamiento compositivo. A él le debo gran parte de lo que soy como músico. Creo, como él, en que la música tiene mil facetas expresivas. Creo en la melodía, creo en que es muy importante seguir aprendiendo, y creo en que no hay que conformarse y en que es necesario que el compositor ha de escribir la música de su tiempo, su música, y expresar desde la sinceridad a partir del conocimiento. 
Una de las frases que resumen su pensamiento como Maestro de Composición es aquella que nos repetía a los alumnos para motivarnos a seguir aprendiendo a partir del conocimiento de nuevas técnicas: "El compositor solo escribe lo que sabe. Lo que no conoce, no lo puede escribir". Además de su música, permanecerá su maestría, sin duda subsiste en todas aquellas generaciones de compositores que él formó desde el Real Conservatorio de Música de Madrid durante décadas. Y permanece en todos aquellos compositores que, como yo, somos profesores de Composición y tratamos día a día de que su mensaje llegue a nuestros alumnos. Su sabiduría se perpetúa en nosotros. 
En este momento me siento algo huérfano, no podía imaginar que alguien como él nos dejaría. Perdemos a la persona, pero también al ídolo. 
Pero me quedo con los momentos en que pude estar con él, hablar de música y compartir juntos momentos intercambiando ideas; por ello, todo mi agradecimiento a mi Maestro, Antón, a quien llevo en mi corazón, y a quien tuve la idea de dedicar con cariño una obra que escribí a partir de una de sus melodías, mi "Abriliana", para orquesta sinfónica, que años más tarde adapté para piano y que pudo escuchar en el Concurso de piano "Compositores de España" de Las Rozas en 2016, aquel concurso que le homenajeó en dos ediciones, y que en ese año se dedicaba a mi obra pianística.  Su legado es su extensa obra. Escuchar la música de Antón es comprender a un gran Maestro. Gracias, Antón, por todo lo que nos has dejado.
 
Santiago Serrate (director de orquesta). Conocí a Antón García Abril y a su mujer Áurea en una masterclass hace 20 años sobre sus Cantos de Pleamar, para  un curso de directores de orquesta. Hice un análisis muy profundo  de la obra y quedó muy sorprendido de lo que había hallado en esa magnífica partitura y que de manera intuitiva él había hecho. Seguimos el contacto a partir de entonces y siempre tuve su apoyo y consejos para mi desarrollo como director de orquesta, dirigiera su música o no Áurea y Antón siempre estaban allí con su generosidad y buen corazón.  Antón, tenía muy presente a su niño interior por eso creo que una de las obras que más me ha emocionado estudiándola y dirigiéndola es su hermosa cantata Alegrías, dedicada a todos los niños del mundo.
Su música tenía un hermoso don melódico, muy humano y una refinada orquestación.
Disfrutar de su compañía era un aprendizaje continuo y le estaré siempre agradecido! Descansa en paz querido maestro y ahora podrás ya estar junto con tu amor, Áurea. Buen viaje hacia la luz eterna!

José Luis Temes (director de orquesta). Queridos hijos y nietos de nuestro querido Antón: os tengo perdida la pista desde hace ya mucho tiempo, asi que aprovecho la generosidad de El Compositor Habla para haceros llegar no sólo mi condolencia sino mi admiración póstuma hacia la figura de vuestro padre, con quien me unió una amistad de 48 años. 
Bien es verdad -se lo dije a él muchas veces, pero con su habitual bonhomía siempre fue benevolente con ello- que mi amistad de casi cinco décadas no fue pareja a las veces que pude dirigir sus partituras. Y bien que lo siento. Creo que no he dirigido más que una docena de títulos de su autoría; y un solo estreno absoluto. No sé por qué... apenas surgieron las oportunidades... Una deuda que en alguna reencarnación confío poder saldar.
Antón enseñante... ¡Cuántos recuerdos en aquellos setenta en el Conservatorio del Teatro Real! Autoridad incontestable, entrega a sus alumnos, respeto a los criterios divergentes, incluso a los alumnos que querían volar por otros cielos diferentes al del maestro. Nunca hubo, que yo sepa, sino apoyo en esas otras aspiraciones, desde su certidumbre -esto siempre fue para él innegociable- que sólo desde el oficio riguroso puede el artista abordar cualquier estética. 
Sumo a mi homenaje esta foto que os acompaño, a la que tengo especial cariño, y que ha figurado en mi Status estos días de luto por su pérdida: recoge un momento de breve conversación al término de un acto en Lhardy, en 2015, en que me dio una lección de su bonhomía y generosidad. Un día os cuento la conversación tras ese gesto paternalista suyo, que me engrandeció aun más su figura humana.
Todo mi cariño para vosotros, en su memoria. 
   


Rosa Torres-Pardo (pianista). Cuesta mucho encajar la noticia de la muerte de Antón Garcia Abril, por el compositor, por el maestro y sobre todo por el amigo que se va. Me quedan como consuelo los recuerdos de nuestros festivales en Robles de Laciana a los que asistían cada verano Áurea y él. Los conciertos con su música y tantos otros felices encuentros. Adiós querido Antón, querido amigo, ya te puedes reunir con Áurea. No os puedo imaginar separados. Hasta siempre!

Jesús Villarojo (compositor). Hasta siempre... Siempre....Siempre en el recuerdo querido amigo y compañero Antón.






Juan Ángel Vela del Campo (periodista y ensayista cultural).
Humanas palabras.
Los recuerdos se amontonan y en todos ellos prevalece la condición humana. Antón García Abril era -es, seguirá siendo- una persona entrañable. Hasta en los momentos reflexivos más complicados no perdía nunca la calma y menos aún su sensibilidad. Me viene a la memoria el año en que coincidimos en el jurado del premio Tomás Luis de Victoria, una elección siempre delicada y más en su caso que ejercía de Presidente. No olvidaré nunca sus sutiles análisis del que resultó ganador, el mexicano Mario Lavista, allá en 2013. La componente pedagógica de Antón salía a flote permanentemente en sus razonamientos. En realidad, es una tradición pues Antón siempre ha cuidado al máximo la faceta didáctica, como en otro sentido la familiar. Con la sonrisa cómplice de Aurea en todo momento. Por unas y otras razones, las reaciones con él siempre resultaban afectivas.
La memoria selectiva, siempre caprichosa, me refresca una y otra vez la palabra en su música. Sus evocaciones de Alberti, Machado, Hernández, Valle Inclán o García Lorca. Las canciones que bordaron desde Ainhoa Arteta o María Orán a Teresa Berganza. Divinas palabras -como en su ópera-, humanas palabras en todo momento. Antón fue un trabajador infatigable, con la búsqueda de la comunicación en primer plano. Sus intérpretes le adoraban por esa cercanía tan cálida. Para la guitarra compuso también obras inolvidables. Y para la orquesta, y para grupos de cámara, y… Nos quedan sus discos y muchos recuerdos. Teruel existe, y de qué manera, con su ejemplo. Su actitud ha enriquecido la creación musical y artística, su manera de ser ha sido y es un canto a la amistad.

José Zárate (compositor). Aunque físicamente Antón García Abril nos haya dejado, me niego a hablar en pasado. Porque un músico es su música, y la Música nunca muere. El legado de García Abril es tan amplio como su producción musical, y su esencia siempre estará vigente, como lo están las de los grandes Maestros que creyeron en la Música. Gracias por su trabajo, gracias por su atención, y gracias por su esencia de músico Maestro compositor. Gracias





 
El Compositor Habla
Entrevista a Antón García Abril
Madrid, en su casa, el 18 de octubre de 2010
 

 



 

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