ISSN 2605-2318

Artistas

Carlos  Cruz de Castro (Compositor) 

Carlos Cruz de Castro | Carlos Cruz de Castro en el 2° Ciclo de Música Contemporánea Iberoamericana de Madrid

13/04/2016

Entrevista. El 16 de Abril, en el marco del 2° Ciclo de Música contemporánea Iberoamericana de Madrid podremos escuchar la obra Preludio Nº 9, para piano del compositor madrileño Carlos Cruz de Castro. Hemos hablado con él y esto es lo que nos ha contado:


1. Ruth Prieto: El 16 de abril, en el marco del 2º Ciclo de Música Contemporánea Iberoamericana de Madrid, podremos escuchar su obra Preludio Nº 9, para piano: ¿qué nos puede comentar de esta obra?          

Carlos Cruz de Castro: Dieciocho son los preludios para piano que he compuesto hasta el momento. Son, en general, obras muy breves, pinceladas musicales, sensaciones del momento en el que han sido compuestos, escritos cada uno de un trazo y aislados en el tiempo, motivados por alguna efeméride de personas a las que están dedicadas o compuestos directamente para un pianista en particular. El caso del Preludios nº 9 fue compuesto en 2004 para felicitar al que fue mi gran amigo y gran compositor Claudio Prieto con motivo de su 70 cumpleaños en 2005, año en el que se estrenó el 16 de enero en el Auditorio de Tres Cantos, Madrid, por Manuel Escalante en el concierto dedicado al Piano Hispano Mexicano. De minuto y medio de duración, el Preludio nº 9 presenta una aleatoriedad absoluta con respecto a la altura de las notas en las cuatro zonas en las que está dividido el teclado. El resto de los parámetros (articulación, tempo, dinámica, duraciones) están determinados y desarrollados en un tempo vertiginoso en semicorcheas de principio a fin.

2. R.P.: Esta obra se enmarca en un Homenaje al compositor palentino Claudio Prieto y es una obra dedicada al compositor. Ahora que se cumple el primer aniversario de su desaparición, ¿qué puede comentarnos de Claudio Prieto? 

Carlos Cruz de Castro: Recuerdo que tan sólo tres semanas antes de su fallecimiento, acaecida el 5 de abril del pasado 2015, coincidimos en el Ateneo madrileño oyendo al pianista Manuel Escalante tocar nuestras obras en el I Ciclo de Música Contemporánea Iberoamericana. Esto era la mañana del domingo 15 de marzo y allí estábamos Tomás Marco y Miguel Bustamante como parte de los autores del programa de ese día en el que Escalante interpretó, maravillosamente bien, la bellísima “Sonata 12” de Claudio que la acogimos con un prolongado aplauso puestos en pie. Después del concierto y de hacernos unas fotos en la puerta del Ateneo nos fuimos a tomar unas cañas y unos pinchos a un bar de los alrededores en unión de su familia. Recuerdo la alegría que nos produjo el que Claudio asistiera al concierto, que nos hiciéramos fotos y que fuera al bar a tomar el aperitivo, pues eso quería decir que, aún en silla de ruedas, Claudio estaba en la calle que era lo importante. Esto ocurría tres semanas antes. Las cosas nimias toman repercusión cuando son enmarcadas por un señalamiento especial. Cuántas veces y durante tantas décadas nos vimos Claudio y yo en tantos y tantos conciertos y en tantos y tantos bares y posando para fotografías. Hay cosas que quedan marcadas y lo ocurrido tres semanas después, con su muerte, me retrotrajo fuertemente las imágenes de aquel domingo 15 de marzo quedándoseme imborrables: la escucha de su “Sonata 12”, su imagen agradeciendo los aplausos, las fotos en la puerta del Ateneo, el tiempo en el bar y cuando me despedí de él con dos besos. Ese día fue el último que lo vi.

Con Claudio Prieto tuve una gran amistad, una grandísima amistad y a través de él con su familia. Lo conocí cuando volvió de Roma y puedo decir que gran parte de mi vida musical está unida a él como a otros compositores cercanos que corrimos avatares semejantes en la música contemporánea española. Con Claudio compartí no sólo tiempos de ocio como amigos sino trabajos por la difusión de la música. De todas las actividades en las que batallamos juntos destaco la fundación de la Asociación de Compositores Sinfónicos Españoles (ACSE) en 1976, cuyos fundadores y junta directiva fuimos Claudio Prieto, Ramón Barce, Agustín González Acilu, Miguel Ángel Coria, Jesús Villa Rojo, Francisco Cano y yo. Un buen día de 1974 que cenábamos los siete en un restaurante se nos ocurrió crear algo para difundir la música actual española y dimos con el invento de la ACSE en 1976, después de morir Franco porque antes no se podía crear nada semejante. Todos los lunes teníamos junta directiva por la tarde y al finalizar nos íbamos, a  veces, a cenar. Después solíamos Claudio y yo irnos dando un paseo nocturno hasta su casa que quedaba cerca de la sede de la ACSE y me quedaba de paso para coger el metro a mi casa. Esto quiere decir que durante unos años frecuentábamos la amistad semanalmente, nos veíamos mucho, hablábamos mucho y convivimos mucho por medio de la vida musical madrileña que era intensa y nosotros íbamos a todo.

Son muchos los recuerdos personales y profesionales que se me atiborran en la mente y que los viví, y viví su música en todo el proceso transformador que hubo en diversas etapas hasta conformar un estilo inequívoco en su estética y de buen hacer, un músico excepcional con una técnica depurada y gran fantasía creativa que necesariamente ya ocupa un lugar imprescindible en la historia de la música española.

Con su muerte me quedó una enorme pena, un irremediable dolor por el amigo desaparecido, la impotencia de la eterna pregunta de no saber el porqué, y me aferro al sentimiento de que su amistad aún perdura en mi memoria.

3. R.P.: ¿Cómo es España con sus creadores, les valoramos lo suficiente?

Carlos Cruz de Castro: Quiero entender que por creadores nos referimos en este contexto a los creadores de música culta. En este sentido creo que, por desgracia, la música culta no forma parte de la cultura musical española y de ahí su poca valoración por la sociedad, el desconocimiento de que existe el género de la música culta hecha hoy, compuesta hoy, que existe y que no ha dejado de existir y que seguirá existiendo abunda en su desconsideración.

La música que forma parte de la cultura española es la llamada música popular, ligera o pop, como se le quiera denominar. El 99% de la gente cree que el proceso evolutivo y transformador de la historia de la música hasta llegar a nuestro días es la música popular y no la música culta, que la música de antes, la clásica, eran los Beethoven, los Mozart, los Bach, etc., y que la herencia y la sucesión estética de éstos hasta llegar a nuestros días está representada por la actual música popular, una música popular, ligera o pop que invade mayoritariamente los medios de difusión sostenidos por fuertes fuentes de capital para el consumo de esta música, un capital que invierte para rentabilizar inmediatamente lo invertido y de ahí su necesidad de producir una música de consumo para hoy.

La sociedad española desconoce otra música que no sea la música popular, desconoce la existencia de una música contemporánea que estéticamente es el devenir del legado histórico por caminos que en nada tienen que ver con las maneras de producirse la música popular. Considerado que existen dos género de músicas, el culto y el popular, y si los dos han corrido caminos cronológicos paralelos no es así en lo estético que son radicalmente opuestos, siendo la música culta la que verdaderamente ha incidido e incide en el proceso sociocultural de la historia musical, la que moldea la evolución y transformación del pensamiento musical y la que realmente define las épocas paralelamente a la estética de las otras artes.
         
Salvo raras excepciones, y respondiendo a la pregunta, creo que sí se puede afirmar que a los creadores de música culta en España no se les valora lo suficiente, no existe la conciencia de que la música culta que se crea en estos momentos forma parte de nuestro patrimonio musical y que requiere de la atención y protección de la iniciativa pública frente al potencial que significa la iniciativa  privada, una iniciativa privada que, salvo honrosas excepciones de fundaciones culturales, comercialmente se vuelca en la música popular de consumo. En este sentido la valoración de la música popular en el contexto sociocultural ya nos llevaría a otra clase de análisis que hora no es el momento.
 
4. R.P.: Este concierto Homenaje se enmarca a su vez en el Ciclo de Música Contemporánea Iberoamericana  de Madrid que celebra este año su segunda edición, y en tiempos como los que vivimos tan convulsos donde muchas veces vemos desaparecer iniciativas muy interesantes: ¿es difícil poner en marcha estas iniciativas, y mantenerlas?.

Carlos Cruz de Castro: Lo primero es felicitar a los que se han inventado este Ciclo de Música Contemporánea Iberoamericana porque sé el esfuerzo y el trabajo que ello conlleva. Siempre es difícil poner en marcha una manifestación cultural y más sostenerla en el tiempo. Si difícil es conseguir patrocinios de instituciones públicas o privadas más lo es conservarlas cuando la acción publicitaria de esas instituciones ya ha cumplido su objetivo por la cultura. Conocemos múltiples casos de eventos musicales o de orquestas que han surgido fuertemente apoyados económicamente por instituciones públicas o privadas que después de unos años ven cumplida su labor y se retiran o destinan el presupuesto a otra actividad con la intención de renovar el protagonismo cultural: como lo de antes ya se había hecho costumbre vamos a que se enteren que apoyamos la cultura con otra cosa nueva. Así nada permanece y nada se va construyendo sobre lo anterior. Es difícil, sí, es difícil crear y mantener una actividad cultural en el tiempo y que las entidades patrocinadoras entiendan que un patrimonio musical se consigue amasando años de permanente actividad.
 
5. R.P.: ¿Cómo ve la panorámica de la Música contemporánea Iberoamericana  actual?

Carlos Cruz de Castro: En esta pregunta hay que ser precavido y muy cuidadoso porque casi nos estamos refiriendo a las tres cuartas partes del continente americano, desde México que está en el norte hasta el Cono Sur. Iberoamérica es muy grande, claro, y responder a esta pregunta es como responder un poco cuál es el panorama de la música contemporánea en Europa, matizando que aquí toda ella está desarrollada y en Iberoamérica este calificativo es irregular y no se puede ver como una cosa sola.

Iberoamérica está constituida por veinte naciones con variantes culturales y populares de gran policromía, con identidades y diferencias que las distinguen e igualan, con infraestructuras y desarrollos culturales de distintas velocidades y economías diversas, así que, como se puede comprender, cada lugar iberoamericano tiene sus particularidades en naciones de mucho contraste sociocultural y es difícil homogeneizar un panorama común. Bajo estos aspectos podría decir que, aventurándome y con todas las reservas, es un poco semejante al panorama que se vive en España con respecto a necesidades y carencias en las naciones iberoamericanas más desarrolladas, semejanza que viene dada por la natural internacionalización que vive la cultura y el concepto globalizante que aúna ciertas características.

Podría destacar, con respecto a la composición e interpretación contemporáneas, que hay naciones que viven un momento de apogeo cuantitativo de nuevas generaciones artísticamente de mucha valía, y si la información en las redes sociales lo abarca todo y la globalización es el resultado, me atrevo a decir como opinión particular que existe en la composición señas de identidad nacionalistas adscritas a la expresión más actualizada de la contemporaneidad, un sincretismo que enriquece la creación actual iberoamericana, un sincretismo que abarca desde lo concreto y obvio a lo abstracto e irreconocible pero que subyace como esencia.

Esta visión se encuentra materializada por las más variadas formaciones instrumentales en los diferentes géneros: la música electroacústica con tecnología avanzada está bastante extendida y presente en cualquier festival de música actual, la música multimedia y el performance tienen una panoplia de variantes escénicas, la música de cámara pura es, en general y como es natural en todos los sitios, el género en el que desemboca la mayoría de la creación actual, y con respecto al acceso de la obra contemporánea a la orquesta en las programaciones normales de sus temporadas es, sin embargo,  muy escaso, es la gran deuda como igualmente sucede en España, pues si se exceptúa la participación de orquestas en festivales de música contemporánea, la creación de obras actuales para orquesta no tienen  prácticamente hueco en programaciones donde suele dominar la llamada música de gran repertorio.
 
No puedo dejar de citar, por último, un par de diferentes ejemplos dignos de admiración como es el Sistema Nacional de Orquesta Juveniles e Infantiles en Venezuela que está incidiendo fuertemente en la enseñanza, en la educación musical del pueblo venezolano y en generaciones de jóvenes músicos que están comulgando con la contemporaneidad estética del momento en el que viven. En otro orden de cosas, y enlazando con la pregunta anterior acerca de la dificultad o no de mantener en el tiempo iniciativas de música actual, cito el ejemplarizante Foro Internacional de Música Nueva “Manuel Enríquez”, un excelente festival de música contemporánea que fundó en México el compositor y violinista Manuel Enríquez (1926-1994) en abril de 1979 y que este año de 2016 cumplirá treinta y ocho años de existencia, todo un record de permanencia que sostiene la cultura pública del gobierno mexicano, gobierno que cambia cada seis años y que los responsables de la cultura, sean del partido que sean, siguen apostando anualmente por la permanencia de este Foro Internacional de Música Nueva como una necesidad y parte de su patrimonio cultural.
 
6. R.P.: ¿Cuáles son sus próximos proyectos?

Carlos Cruz de Castro: Todavía estoy bajo el recuerdo del estreno de mi Cuarteto de cuerda nº 6 que, como encargo del CNDM, fue estrenado recientemente en Madrid por el Cuarteto Latinoamericano en el Auditorio 400 del Museo Reina Sofía, y también el reciente recital-homenaje que el pianista Manuel Escalante me dedicó en el ciclo Clásica en Domingo de Tres Cantos con el título Carlos Cruz de Castro en su 75 aniversario. Lo más próximo está el estreno de mi última obra de piano titulada Teclas para Don Quijote. Espejismo y andanza. Esta obra es un encargo de Marta Espinós con motivo del IV centenario de la muerte de Cervantes y del IV aniversario de la edición de la segunda parte de El Quijote para su recital titulado Estremada armonía: Cervantes en el piano español contemporáneo. Este recital, constituido por obras de varios compositores españoles, tendrá lugar en la Biblioteca Nacional de Madrid el 22 de abril.

Mi penúltima obra de piano, Preludio nº 18 “chopiniano”, está compuesto sobre el Preludio nº 18 de Chopin que se estrenará en el próximo Festival Chopin de Valldemossa en agosto. Se trata de un encargo que veinticuatro compositores españoles hemos recibido del Festival para componer cada uno un preludio sobre uno de los 24 Preludios de Chopin. La mecánica del concierto consistirá en que los pianistas Alain Planès y Jaume Bertomeu irán alternando la interpretación de los Preludios de Chopin con los compuestos por los compositores. En realidad se trata de un homenaje del pianismo español o de veinticuatro de sus compositores a la maravillosa serie de 24 Preludios de Chopin. Con respecto al título de mi Preludio dio la casualidad de que, cuando recibí el encargo, el Preludio de Chopin que elegí coincidió con el número de orden de mi serie de preludios, pues hasta entonces mis preludios llegaban al número 17 y de ahí el número 18.
 
Con respecto a la composición actual me encuentro escribiendo un encargo del grupo Cosmos titulado Concertino para violonchelo y cinco instrumentos (flauta, clarinete, saxofón contralto, violín y piano), obra que se estrenará en diciembre en un concierto monográfico de mis obras en Madrid. Las dos siguientes y previstas obras tendrán su estreno en México: una obra para un amplio grupo instrumental y otra para orquesta de cuerda con motivo del 30 aniversario de la muerte de la pianista y compositora Alicia Urreta. Hay otra serie de compromisos de los que suelo no hablar hasta que están definidos y concertados.
 
Más información en 2° Ciclo de Música contemporánea Iberoamericana  de Madrid
 

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