Artistas
David del Puerto (Compositor)
Cuando propuse al compositor y pedagogo madrileño: David del Puerto, como título para su entrevista: Inquieto, plural y antiacadémico, soltó una carcajada y añadió, seguro que muchos de mis alumnos van a estar muy de acuerdo con esta descripción. Es una entrevista clara y honesta, en la que Del Puerto ha hablado con mucha sinceridad. Es un hombre sencillo, un espíritu contemporáneo, comprometido, sin extravagancias, en equilibrio con lo irracional, que ha aprendido a luchar contra la ansiedad, hasta llegar a un momento de paz interior.
Es un profesional que busca siempre el equilibrio, la fusión y la libertad creativa, en un mundo, el de la cultura, en el que a veces hay que sortear muchas dificultades.
Inmerso en un Proyecto pedagógico con la OCNE y el CNDM, llamado “Todos Creamos” al que prometemos seguirle la pista, porque promete, y aunque el comenta que no es un hombre valiente, nosotros no estamos de acuerdo en absoluto, hay que ser muy valiente para afrontar un proyecto así. Habla de todos sus proyectos con una ilusión contagiosa, la misma ilusión que pone cuando le preguntamos ¿Qué aporta la música a la educación?, y nos contesta:
“Muchas cosas – por supuesto: orden, ritmo, coordinación entre mente y cuerpo, sentido de la improvisación… -, pero para mí destaca una sobre todas las demás: La música es el arte colectivo por excelencia, es un arte de conjunto, de colaboración, de suma de voluntades y de cesión del ego, un ritual de grupo que puede moverse flexiblemente del orden al caos, de la construcción a la improvisación, una actividad que define reglas útiles para todos, pero puede modificarlas para mejorar el objetivo final, un momento en el que todos tienen voz y participan a la vez del orden. Hacer música es la antítesis de lo que la sociedad de consumo vende como ideal de vida. Por ello, debería ser una columna básica de la educación para la libertad en una sociedad supuestamente democrática”
Es un profesional que busca siempre el equilibrio, la fusión y la libertad creativa, en un mundo, el de la cultura, en el que a veces hay que sortear muchas dificultades.
Inmerso en un Proyecto pedagógico con la OCNE y el CNDM, llamado “Todos Creamos” al que prometemos seguirle la pista, porque promete, y aunque el comenta que no es un hombre valiente, nosotros no estamos de acuerdo en absoluto, hay que ser muy valiente para afrontar un proyecto así. Habla de todos sus proyectos con una ilusión contagiosa, la misma ilusión que pone cuando le preguntamos ¿Qué aporta la música a la educación?, y nos contesta:
“Muchas cosas – por supuesto: orden, ritmo, coordinación entre mente y cuerpo, sentido de la improvisación… -, pero para mí destaca una sobre todas las demás: La música es el arte colectivo por excelencia, es un arte de conjunto, de colaboración, de suma de voluntades y de cesión del ego, un ritual de grupo que puede moverse flexiblemente del orden al caos, de la construcción a la improvisación, una actividad que define reglas útiles para todos, pero puede modificarlas para mejorar el objetivo final, un momento en el que todos tienen voz y participan a la vez del orden. Hacer música es la antítesis de lo que la sociedad de consumo vende como ideal de vida. Por ello, debería ser una columna básica de la educación para la libertad en una sociedad supuestamente democrática”
Ruth Prieto para El Compositor Habla
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dedicada a la promoción de compositores, intérpretes, instituciones y editoriales.
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