El día 12 de septiembre de 2020 a las 19,00 y 21,30 horas, en la Caja Negra C3A del Centro de Creación Contemporánea de Andalucía, el C3A abre las puertas de su Caja Negra al pionero de la música electrónica española,
Eduardo Polonio (1941), con un concierto en el que se escucharán tres composiciones que unen la composición electroacústica y la electrónica en vivo.
La principal novedad de la cita la constituye sin embargo una creación dual en la que la pintora Paloma Gámez alumbrará, como encargo del C3A y estreno absoluto, una intervención audiovisual inmersiva que inundará el espacio y acompañará la audición de la obra más amplia del programa,
Lábrys, para una instalación de altavoces en octofonía.
Frente a esta crepitante y enérgica página musical del año 2007, las dos obras que la prologarán retratan por oposición un momento estético radicalmente diferente, enclavadas en la estética fuertemente repetitiva, minimalista, características del ambiente musical vanguardista del Nueva York de los años 70.
PALOMA GÁMEZ / EDUARDO POLONIO.
CONCIERTO + VÍDEO
Sábado 12 de septiembre, a las 19:00 h. y 21:30 h. en la Caja Negra C3A
Entrada gratuita, aforo limitado. Duración aproximada: 70 minutos.
Programa:
Concierto de música electroacústica de Eduardo Polonio (1941)
con intervención audiovisual de Paloma Gámez (1964).
Obras:
El reclinatorio en el tejado de la lejana abadía (1971)
Para una pequeña margarita ronca (1969)
Lábrys (2007)
Con el comisariado de Ismael G. Cabral.
Paula García Robleño como asistente técnica en la producción de los vídeos.
Javier Valdizán, performer
Lábrys es una de las composiciones electroacústicas más importantes de la música española, no solo por su amplitud, también por su ambición y su conexión con toda una estética de la creación electroacústica que trasciende de Pauline Oliveros a Francisco López, de Alvin Lucier a Thomas Köner. Comparte con los citados, y con multitud de otros referentes, un afán por situar al oyente en el epicentro de una contienda de frecuencias abisales que nos sumen en un universo sónico abstracto y, a la vez, con una cierta intencionalidad programática. Lábrys hace alusión a la caverna, la misma que desde Platón a Saramago ha hecho verter ríos de tinta. "La idea de componer una obra sobre este tema me llevó a asociar el mito con otro no menos famoso: el Minotauro, y el laberinto que lo acompaña", dirá Polonio.
La Lábrys es el arma que mata a la Bestia, un hacha de doble filo que es, continúa diciendo el compositor, "además de un símbolo de la justicia quizá también la estilización de los dos cuernos del toro". Pero no es el animal lo que interesa al músico, es la idea de laberinto. "Todas las definiciones inciden en la facilidad de entrar y la dificultad de salir. Es por tanto un lugar peligroso, con toro o sin él, con hacha o sin ella". "Pero no es el hacha (lábrys) la etimología de laberinto, sino más bien labra: caverna con abundantes galerías y pasadizos. Una sencilla asociación fonética nos lleva a orotinto: montaña en cuyas laderas se abren innumerables oquedades que animan a los visitantes a entrar".
Las ocho cajas acústicas (altavoces) que conforman la instalación octofónica preparada en la Caja Negra representan las salidas del flujo sonoro. Pero también han de contemplarse como objetos totémicos, como invitaciones a entrar en un universo "mágico, rizomático y laberíntico". Que la salida sea más o menos difícil dependerá de nuestra capacidad de escucha, de nuestra profunda atención a los ecos y sugerencias que nos conducirán (o no) a una exitosa huída.
Llega la obra al C3A como primera o segunda piel de una nueva creación, en este caso estrictamente audiovisual de urdimbre minimalista, la de la artista Paloma Gámez. A través del sonido, el color y la luz ahondaremos en nuestras capacidades perceptivas. "El proyecto se configura por medio de tres proyecciones de vídeo que siguen la misma estructura que Lábrys (Mito, Hacha, Luz, Zigurat, Desesperanza). Cada una de estas partes viene determinada por la utilización de una gama cromática que a su vez se relaciona con los colores de mis últimas series", explica Gámez. "La repetición servirá para potenciar y fijar la atención del público en ciertos momentos de la pieza", concluye.
Como prólogo a Lábrys, pero también como anticipación de los baños de color monocromo de Gámez, escucharemos dos breves obras pertenecientes a una primera época de Polonio en la que practicó una música repetitiva de fuerte intensidad pero que, paradójicamente, en lugar de la extensión buscó un tono casi aforístico. El reclinatorio en el tejado de la lejana abadía es una pieza "rescatada del baúl" y adscrita a una suite de piezas cortas de músicas étnicas de países imaginarios. Por su parte, la audición de Para una pequeña margarita ronca supone un ejercicio de arqueología electrónica. Realizada únicamente por dos generadores de baja frecuencia y un amplificador de guitarra eléctrica que añadía distorsión se trata de una de las primeras obras del catálogo de Eduardo Polonio, nuestro guía hoy en el laberinto y faro sonoro de múltiples generaciones de compositores arremolinados en torno a la práctica electroacústica.
Comisario: Ismael G. Cabral