«Buscad en la música un refugio de magia, un refugio de misterio; un mundo más estimulante y menos chato del que nos rodea. Que la música sea un refugio tanto para la alegría como para el terror»
«Yo trabajo cada mañana, es mi momento, me levanto temprano, preparo el desayuno a mis gatas y a mi mujer, trabajo, me doy un paseo y luego vuelvo y sigo componiendo. Soy muy pelmazo no me conformo nunca con lo primero que llega, por lo menos cada obra la escribo 4 veces» Luis de Pablo
Luis de Pablo 1930 - 2021
Figura clave de la música contemporánea de los siglos XX y XXI, gran músico, intelectual, trabajador incansable, su música imprescindible, sus libros, su sabiduría, su bondad y vocación de ayudar, quedarán por siempre en nuestra memoria y en nuestros corazones.
En recuerdo de un gran compositor, algunos de sus amigos cercanos, compositores, periodistas y colegas de El Compositor Habla hemos querido enviar nuestros testimonios como recuerdo y homenaje. Todas las personas que formamos El Compositor Habla nos unimos en las condolencias a la familia por la pérdida del Maestro y deseamos acompañarles en estos difíciles momentos con nuestro recuerdo.
Descanse en paz.
Alfonso Aijón. Promotor musical.
Leo las necrológicas por el fallecimiento de Luis de Pablo en las que con toda justicia
le recuerdan como el gran músico e intelectual que era, además de un incansable trabajador.
Echo de menos que no se mencione una de las más atractivas cualidades de su personalidad: bondad e inagotable vocación por ayudar. De ellas tenemos referencias todos los que tuvimos el privilegio de tratarle. Conocí a Luis a principios de los años 50 a través de Helga Drewsen campeadora cultural del Instituto Alemán y programadora de la sociedad musical madrileña “Cantar y Tañer”. Recuerdo que junto a él estaba Rafael de la Vega, que años más tarde abandonaría Madrid para ocupar la Cátedra de Filosofía en la Universidad de Giessen.
Nos hicimos amigos y nos encontrábamos en conferencias, conciertos, museos e incluso nos desplazábamos a la sierra madrileña para disfrutar del campo. Luis llevaba siempre en la mochila muchos lápices de colores, gomas de borrar y unas tijeras……en las pausas de nuestras marchas, Luis componía. Por aquel entonces Luis se ganaba la vida como asesor jurídico de IBERIA.
En 1957 abandoné España porque el ambiente dejaba mucho que desear y empecé a recibir cartas de Luis en todos los sitios en los que trabajé: Hamburgo, Bucarest, Hong Kong… misivas de 4 páginas por ambas caras y que acabo de releer con lógica emoción. En ellas eran habituales sus referencias a la falta de apoyo, pidiéndome que ablandara al Dr.Hübner, Director de “Das Neue Werk” de la radio hamburguesa, para que programara alguna de sus obras. Creo que en 1969 visitó Hamburgo en compañía de Pedro Espinosa, pero el pianista canario tuvo más suerte ya que él consiguió grabar para esta emisora la Segunda Sonata de Pierre Boulez.
A mi regreso definitivo a España sin horizontes laborales Luis con su generosidad congénita dejó la crítica musical que ejercía en la Revista ”SP” para que me la cedieran a mí. Al poco tiempo Igor Markevich me eligió para ser gerente de la recién creada orquesta de la RTVE.
Esta vuelta me descubrió que existían otros lazos que nos unían y era la relación existente entre Luis y lo que sería mi nueva familia. Mi suegro Brün Bruno financió un documental sobre mi cuñado el pianista gallego Javier Ríos y la música fue la primera composición cinematográfica de Luis de Pablo. Es más, su op.1 “Gárgolas” está dedicada a él. Cuando estuve casado con Cristina Bruno descubrí que Luis le había dedicado una obra sobre un cuento de Elena Fortún, cuando era una incipiente pianista de ocho años!. Luis siempre nos pidió que enterráramos la pieza, por supuesto descatalogada.
Últimamente nos vimos muy poco ya que desde hace más de 30 años vivo en Cantabria, pero hace unos pocos años nos encontramos -creo que en la Academia- y le comenté a Marta que su cuadro, de grandes proporciones, estaba sufriendo las humedades cántabras y se estaba decolorando. Marta y Luis me sugirieron que se lo trajera a Madrid y que ella lo repararía y así nos encontraríamos de nuevo, como en los viejos tiempos. No lo hice, no le vi más y lo sentiré siempre. Alfonso Aijón
Félix Ardanaz. Pianista y director de orquesta. El compositor infinito
Luis de Pablo fue un gran Maestro de Maestros, un artista valiente e iconoclasta que se atrevió a abrazar y a enriquecer las vanguardias internacionales en décadas en las que nuestro país solo se miraba a sí mismo. La música de Luis de Pablo era como él: directa y sincera, sin ambages. El destino ha querido que, por desgracia, nunca viera el estreno de su última ópera en el Teatro Real: El abrecartas, un título que podría dar nombre a su biografía, pues Luis fue la llave directa en España al mundo de la experimentación y la vanguardia, un halo fresco de modernidad.
La música española de la segunda mitad del siglo XX no puede concebirse sin sus obras maestras, que dejarán una huella indeleble en nuestra historia. No podemos olvidar que, además de un excelso compositor, Luis fue también un excepcional ser humano, y a lo largo de toda su vida ayudó a un sinfín de músicos españoles con suma generosidad. Hasta siempre, querido Luis. Félix Ardanaz
Alberto Carretero. Compositor. El compositor infinito
Quienes lo hemos conocido sabemos que hay pocos compositores de una cultura tan amplia y profunda como la del maestro Luis de Pablo. Su música refleja ese humanismo sin límites, condensado en una escritura de una perfección técnica envidiable y de una fascinante imaginación y belleza.
Desde que conocí a Luis de Pablo, sus sonidos y sus palabras han sido siempre una fuente inagotable de conocimiento y de inspiración para mí. Recuerdo con nostalgia el curso en Molina de Segura, donde Pedro Larrosa y José María Sánchez-Verdú lo invitaron para hablar de sus óperas a los jóvenes compositores. Con su espíritu jovial y afable se sentía como pez en el agua enseñando, especialmente con los más jóvenes.
Quedan en mi corazón sus cursos, sus conferencias, sus conciertos, cada vez que me abría de par en par las puertas de su casa de la calle Relatores de Madrid y me enseñaba sus partituras, su impresionante biblioteca y su sorprendente colección de instrumentos. Me quedo con sus anécdotas y las postales que nos intercambiábamos, las copas de manzanilla que compartimos y las risas. Cada encuentro era un aprendizaje continuo y las horas corrían veloces. Me hubiera gustado detener el tiempo para empaparme más tanta sabiduría, experiencia y modestia.
Su vinculación con Sevilla era especial, como pueden corroborar los amigos de Taller Sonoro, Zahir Ensemble y Solistas de Sevilla, así como periodistas y profesores. Luis tuvo la generosidad de aceptar mi invitación para venir a mi aula del conservatorio a compartir su música con mis alumnos, además de un concierto en la universidad con el excelente fagotista Paolo Carlini. Momentos inolvidables como el viaje en coche que compartimos los dos, junto a mi padre, hablando sobre las pinturas de su querida mujer Marta Cárdenas.
Poco antes del comienzo de la pandemia, íbamos a celebrar su noventa cumpleaños en París, con un emotivo homenaje organizado por José Manuel López-López en la Embajada de España. Marta y él tenían todo preparado y aguardaban el día con gran ilusión y nervios porque, aunque los viajes eran ya más limitados, la ocasión bien lo merecía. Las noticias que llegaban de Wuhan lo retuvieron en Madrid. Efectivamente, tenía razón y lo pudimos comprobar pocas semanas después con el confinamiento.
Lamentablemente Luis no podrá escuchar y ver representada su ópera “El abrecartas” en el Teatro Real, años después del concierto-homenaje por iniciativa de Gérard Mortier presentado por Mauricio Sotelo. Ojalá nosotros sí tengamos la suerte de estar presentes, demostrando que Luis sigue vivo en su música.
Te marchas, Luis, llevándote tus conversaciones infinitas y apasionantes, tu sentido del humor y tu bondad a raudales. Por fortuna nos dejas tu música, tus escritos y el amor a la música y la composición que nos has inculcado. Mi agradecimiento más sincero y mi abrazo más cariñoso a Marta y todos los que te queremos. Hasta siempre, amigo, te echaremos mucho de menos. Alberto Carretero
Carlos Cruz de Castro. Compositor. La firma de Luis de Pablo
El doloroso fallecimiento de Luis de Pablo me trae múltiples y variados recuerdos que ahora la memoria tristemente me los hace presentes. El primero que poseo se remonta al mes de octubre de 1960 cuando me hice socio de Juventudes Musicales Españolas, como así se llamaba por aquel entonces de ámbito nacional. Luis de Pablo era en esa época presidente de dicha organización y firmaba de puño y letra en calidad de su cargo los carnets de socios en la delegación de Madrid, carnet que sorprendentemente no se ha extraviado y que conservo aún hoy sesenta años después con el número de socio 1399. Este documento ya no tiene vigencia pero sí posee un gran valor sentimental para mí, pues un simple cartoncito azulado con los habituales datos de identificación del nombre, foto, edad, profesión, domicilio y fecha de admisión, más el latiguillo Este carnet es personal e intransferible, ha tomado de manera subjetiva relevancia histórica a causa de una firma, la firma del maestro Luis de Pablo, la firma de una de las grandes figuras que enarbolaba la vanguardia musical española, una firma que significaba, en fin, el trámite de aceptación como socio de un joven estudiante de música. Carlos Cruz de Castro
María de Alvear. Compositora. Dentro de lo poco que pude escuchar la música de Luís de Pablo, por los muchos años no viviendo en España, ha sido él, en mi opinión, uno de los compositores más vanguardistas que había y hay en España. Le echaré mucho de menos porque él y su mujer eran gente maravillosa. María de Alvear
Ismael G.Cabral. Musicógrafo y periodista musical. El nombre de Luis de Pablo llegó a mí en la adolescencia. Un familiar muy cercano me habló de él pensando en que quizás, por mi temprana curiosidad musical, me interesaría su obra. En aquel entonces mi idea de música contemporánea empezaba y acababa en Stravinsky. Era una época en la que a la música se accedía a través de la radio o mediante los formatos físicos. Pude hacerme en una tienda ya desaparecida con un disco de música contemporánea española dirigido por Josep Pons. Lo compré, mejor, me lo regalaron, porque contenía una obra de De Pablo, para que supiera al fin de qué se trataba aquello. "Paraíso y tres danzas macabras", obra dirigida por Josep Pons. ¡Vaya título puesto en oídos de alguien que apenas rozaba los 16 años! A partir de aquella escucha, en mi particular y escueto podio contemporáneo, De Pablo desplazó a Stravinsky y se quedó conmigo. No recuerdo cuantos años tardaría en estrechar su mano, pero deduzco que tuvo que ser tras una de las funciones de "La señorita Cristina", en el Teatro Real de Madrid. Más años pasarían hasta que, en calidad de periodista musical, le entrevistara por primera vez. Tratarle de cerca me cautivó; y me correspondió con una educación exquisita, poniendo en valor cada cuestión que le hacía, dedicando minutos enteros a reflexionar sobre lo que le proponía. En otro encuentro posterior me saludó muy cariñosamente, supe entonces que era alguien "conocido" para él. Me sentí honrado, supongo que igual que se siente un fan de un artista cuando este le corresponde con un saludo personal. Fueron múltiples los encuentros que mantuve con él; en todos igual de entregado y lúcido. Incluso cuando le preguntaba por obras suyas que a mí me interesaban mucho... y a él, no tanto. "Qué siga conservando siempre su enorme curiosidad musical", me dijo en la despedida de la última conversación, forzosamente telefónica, en la primavera confinada de 2020. Ojalá, en el futuro, la música de Luis de Pablo, su legado, siga azuzando a nuevos oyentes a dar un paso más allá, a adentrarse en esa inmensa aventura estética que es la música contemporánea, de la que él, fue y será siempre, uno de sus más grandes e inspirados cultivadores. Ismael G. Cabral
Álvaro Guibert. Compositor y biólogo. Además de artista de muchos talentos y virtudes, Luis de Pablo fue una persona enormemente generosa, sobre todo, en lo importante: su tiempo, su sabiduría y su prestigio. Los jóvenes compositores que se acercaban a él sabían que podían contar con todo ello. Ojalá cunda su ejemplo. Álvaro Guibert
François Guinjoan. Presidente de la Fundación Joan Guinjoan. Sigue el goteo de tristes noticias sobre la generación del 51 con el adiós de Luis de Pablo. Coincidieron varias veces con mi padre, al que definió en su día como "espíritu musical libre". Mi padre siempre le profesó un gran respeto que manifestó en múltiples ocasiones. Dijo de él "un intelectual de la composición, imprescindible, sin el que no se puede entender la creación musical musical española de vanguardia". Mis sinceras condolencias a todos sus allegados, amigos y familia. François Guinjoan
Guillermo Heras. Director de escena y gestor cultural. Enorme dolor por la pérdida de un gran hombre de la cultura más allá de su enorme aportación a la renovación de la composición musical de la España Contemporánea. Guillermo Heras
Ramon Lazkano. Compositor. Se ha ido Luis, y nos ha dejado huérfanos. En mi taller, al alcance de la mano, la correspondencia, las fotos, la música y los recuerdos de cenas, excursiones, programas y escuchas compartidos. Marta y Luis ya no iban estos últimos años al piso de Donostia, a 50 metros de donde vive mi madre. Pero cada vez que paso por el alto de Munto miro arriba y atisbo su ático, donde venían los veranos con las gatas que dejaron de ser dos, en dolorosa anticipación. En vida de mi padre, él le solía decir, “Luis, qué hombre más joven eres”, cuando Marta y Luis venían a comer a casa y mi padre cocinaba con su arte de Getaria. Luis, su serenidad de volcán latente, su musicalidad a borbotones hasta el último respiro, su sabiduría en la que asomaban escepticismo y picardía en extraña aleación, son inolvidables; su hibridación entre Quijote y Panza de la música en distintas Españas proteiformes, un interrogante propio de los artistas, del artista en el exilio del mundo, del creador a la vez inmune y víctima de lo real. Al irse Luis, nos vemos más cerca de la llamada de lo final y miramos “aintzina”, el pasado, que en euskera es lo que se nos muestra por delante. Ramon Lazkano
José Manuel López López. Compositor. “A la caída de la tarde”
Luis de Pablo decía: “Buscar en la música un refugio de magia, un refugio de misterio; un mundo más estimulante y menos chato del que nos rodea. Que la música sea un refugio tanto para la alegría como para el terror”
Conocí a mi querido y admirado Maestro Luis de Pablo, allá por los años 80 en los cursos que impartía el Conservatorio Superior de Música de Madrid, y su hallazgo fue para mi una experiencia reveladora. En sus cursos, cambió mi vida pues nos abrió a mi y a muchos compositores y compositoras de mi generación las puertas a una música que ni las instituciones académicas ni las salas de conciertos ofrecían, o muy poco, en ese momento. Allí descubrí a Ligeti, a Stockhausen, a Boulez , a Berio, a Maderna, a Takemitsu, a Cage, a Donatoni, a Xenakis, a Vaggione…, todos ellos queridos colegas con quienes Luis compartió la tarea de cambiar y transmitir la estética y las técnicas de escritura de la nueva música y de la música electrónica, de forma apasionada y generosa; además de descubrirnos con respeto, admiración y un profundo conocimiento las músicas de otras culturas: gamelán, ragas, polirritmias africanas, teatro Nô …
Pese a los horrores que sufrió su familia durante la guerra, Luis de Pablo supo resurgir y navegar en unas aguas difíciles, con una sabiduría y elegancia que contribuyó de forma directa a democratizar nuestro país. Fue un verdadero Maestro que nos ha dejado una inmensa obra, que reunió a su lado a muchos jóvenes compositores y compositoras, acogiéndonos en su casa y taller de su esposa la pintora Marta Cardenas, junto a sus cuadros, sus partituras, sus miles de libros, sus discos, sus instrumentos musicales, los deliciosos tés japoneses que nos preparaba, y sus gatas que se paseaban entre nosotros, en conversaciones y veladas musicales, literarias, filosóficas como él decía “a la caída de la tarde” de una profundidad, humanidad, generosidad y belleza que me han impregnado de por vida.
Gracias a él desde hace 35 años vivo entre España y Francia país donde me aconsejó venir cuando aún era joven compositor. ¡Gracias infinitas querido Maestro por tu música y amistad ! José Manuel López López
Tomás Marco. Compositor. Se nos fue Luis de Pablo, como se están marchando muchos compañeros de generación, pero nos deja su obra. Una obra que para muchos era la representación sonora de la vanguardia, algo que atraía a unos y repelía a otros. Sería un error verlo solo así. Luis era vanguardia sí, si eso significa circular siempre por los terrenos que hay que explorar y no por las poltronas conocidas, si eso equivale a crear algo nuevo o simplemente diferente de lo ya experimentado, lo que en definitiva tiene que hacer un artista si es grande. Y él lo era.
Ahí quedan sus muchas obras orquestales, sus cantatas, sus piezas electrónicas, sus óperas, su música de cámara. Muchos materiales para indagar, para sumergirse en ellos, para disfrutarlos. Los que creen que no le entienden no saben que no hay nada que entender, que se trata de oír y de ahí pasar al escuchar. Es en ese momento cuando descubrimos la hondura de una música que, más allá de su novedad, su investigación o su desafío nos abre un nuevo festín sonoro, otra faceta de un lirismo de lo más auténtico y el gozo de las formas creativas. Es la lección de vida y creación, la verdadera lección de música de alguien que marchándose nos deja aquí su legado, Y de alguien que, por haber sido un grande, seguirá creciendo en la memoria. Tomás Marco
Ruth Prieto. Conocí al compositor Luis de Pablo como estudiante del Real Conservatorio Superior de Música de Madrid. Muchas veces lo veía en los conciertos. Luego más tarde como directora de El Compositor Habla nos hicimos amigos. Era siempre una delicia charlar con Luis, de arte, de política, de música, de perros y gatos. Era un gran conversador, cautivador y de una educación exquisita, un trabajador incansable y un hombre bueno. Echaremos de menos al compositor, al profesor, al intelectual, pero sobre todo echaremos de menos a una buena persona, siempre con ganas de echar una mano, con quien podías hablar de todo. Su música quedará siempre en nuestra memoria, su simpatía en nuestros corazones. Ruth Prieto
Santiago Serrate. Director de Orquesta. Conocer a Luis de Pablo fue una gran suerte en mis principios como director de orquesta. Era un referente para todos nosotros, revestido de una gran autoridad porque su música era auténtica y escrita con gran convencimiento y conocimiento del orgánico que tenía entre manos fuera vocal o instrumental.
Compositor prolífico y con una gran, extensa producción con obras ya míticas, como “Tarde de Poetas” o la primera obra suyo que escuché que fue su Adagio, obra que me impactó muchísimo por su audacia en manejar la tímbrica y la espacialidad.
Hay que reconocer que los compositores de la generación del 51 que este fatídico año nos han dejado, Antón García Abril y en mayor medida Cristóbal Halffter y Luis de Pablo, colocaron a nuestro país en la vanguardia a medidos del siglo pasado, modernizando nuestra música con las nuevas técnicas y estéticas que en Europa se cocinaban a partir de Darmstadt.
Mas adelante tuve la suerte de trabajar bien con Luis de Pablo sus obras, ya que vivíamos muy cerca: Corola, Pocket Zarzuela, Dibujos, Rumia y tantas otras! Trabajar con él era una experiencia músico-cultural-filosófica y estética de primer orden y guardo un gran recuerdo de todas esas sesiones. También tuve el honor de estrenarle mundialmente “Anatomías” para viola y Ensemble, para la clausura de la temporada del antiguo CDMC en julio de 2007 y aparecer en el libro y el reportaje televisivo “A Contratiempo” editado por el Círculo de Bellas Artes de Madrid: se grabaron nuestras conversaciones, ensayos y el concierto. Su vitalidad, entusiasmo y rigor severo, lo compaginaba con una gran naturalidad y sentido del humor.
Como director musical y patrono de la Fundación Sax Ensemble, quiero agradecer su compromiso y constante apoyo como primer presidente de la Fundación y actual presidente de honor, escribiendo muchas obras para nosotros y le esteramos eternamente agradecidos.
Ha sido un gran honor conocerte y dejas un gran vacío, pero tu música quedará para siempre! Descansa en Paz, estimado Luis de Pablo. Santiago Serrate
Rosa Torres-Pardo. Pianista. Muy triste ante la desaparición de Luis de Pablo, un compositor que influyó de un modo u otro en todas las generaciones musicales que le siguieron a través de una nueva filosofía y un nuevo modo de entender la música. Es imposible quedar indiferente ante su pérdida, aunque nos deje un importante legado. Hasta siempre Luis. Mi cariño a su familia. Rosa Torres-Pardo
Juan Ángel Vela del Campo. Escritor y crítico musical.
José Zárate. Compositor. El fallecimiento del compositor Luis de Pablo acontecido el domingo 10 de octubre de 2021 me traen recuerdos de mis encuentros con él. A lo largo del tiempo, mis reuniones con Luis no fueron compositivas sino académicas, en este caso motivadas por mi investigación doctoral de su música para piano junto con la de otros autores coetáneos. Desde entonces atendí que la implicación de Luis de Pablo con el piano como elemento musical prácticamente desde sus inicios como compositor se enmarca en una búsqueda y experimentación pertinentes desde un replanteamiento de la consonancia o la utilización de la forma móvil junto a una nueva concepción de la aleatoriedad, hasta la asimilación del hecho escénico como fundamento del discurso; todo ello adherido a un proceso analítico sobre obras, autores y estéticas, quedando demostrado que la investigación del compositor sobre este instrumento le sumerge en una línea evolutiva que se circunscribe en una personal adecuación a una evolución histórica de la literatura para dicho instrumento, resolviendo originalmente una línea de proyección muy propia. Fue un honor conocerte Luis de Pablo. Buen viaje. Siempre buen viaje. José Zárate
El Compositor Habla - Entrevista a Luis de Pablo en el Teatro Real Mayo 13 de junio de 2011