ISSN 2605-2318

Artistas

Mauricio  Sotelo (Compositor) 

Mauricio Sotelo | He mirado en todo momento de frente

05/11/2015




Mauricio Sotelo es un grande de la música.
Le gusta hablar desde su impresión personal y en primera persona: de su música, de su maestro, de sus cosas. Su música la ha pensado y reflexionado mucho pero sobre todo la ha soñado desde la libertad de imaginar todo un entramado sonoro propio, coherente, vital y dinámico.

Es madrugador, estudioso, tenaz, -me cuentan que bastante terco-, perfeccionista, un poco maniático, un optimista melancólico, un oyente cuidadoso y de una simpatía arrolladora. Se siente afortunado y agradecido por poder dedicar su vida a la música.

Se sumerge a diario en su música, él nos lo explica así: “vivo inmerso en una suerte de realidad paralela que es mi propia música” y su proceso creativo se basa en una serie y patrón de silencio, de escucha, de memoria y de sonido. Sueña con música y colores y tuvo que irse a Viena para descubrir toda la profundidad del flamenco.

Habla de Nono como ‘su maestro’ y su postura como compositor se basa en una completa inmersión en un determinado territorio, para validar absolutamente la veracidad de la experiencia y el conocimiento. Nos comenta que ha mirado en todo momento de frente, en cada momento, con entrega y coraje artístico.

Me da la sensación que no es de los que se plantean resultados sino más bien de los que disfrutan perdiéndose y encontrándose por el camino, buscando ese azul celeste a lo que suena el silencio. El Silencio es su ‘canción’ favorita y su territorio imprescindible, su antes y su después, de donde viene y hacia dónde se dirige. Nos lo define como un espacio extremadamente difícil de alcanzar, pero al que es imprescindible llegar. Y nos comenta “sólo en ese territorio habita la escucha del compositor. Sin éste no hay nada.”

Tiene una visión interdisciplinar de la música pero siempre es la escucha, la música de los grandes maestros, o el sonido de los grandes intérpretes, la mayor y más poderosa fuente de inspiración de su propio trabajo. Le han intentado encajar etiquetas de todo tipo: ‘Flamenco Espectral’, ‘Alter Flamenco’ y alguna otra un poquito más despectiva, pero lo cierto es que Sotelo no deja indiferente, es inclasificable y como dice Lachenmann:
‘Sotelo, suena a Sotelo’.

El Compositor Habla


Ruth Prieto, para El Compositor Habla, entrevista al compositor  Mauricio Sotelo

Berlín, Noviembre del 2015

 
"Eso me dio la libertad de soñar entero el entramado sonoro y más tarde indagar en todos los elementos constructivos, para poder generar un organismo sonoro complejo pero coherente, pleno de vida y dinamismo. Fue éste un periodo de enorme intensidad, cuyo recuerdo me acompañará toda la vida."


















(Fotos Begoña Rivas)

1. Ruth Prieto: El pasado 24 de febrero del 2015 se estrenó su última ópera 'El Público': ¿qué puede decirnos de esta obra?

Mauricio Sotelo: Con motivo del estreno de 'El Público' en el Teatro Real se ha escrito mucho en torno a la obra original de Federico García Lorca, así como sobre los distintos aspectos de la ópera, sobre los elementos que constituyen todo el entramado escénico, hasta sobre los detalles de la composición. Así que me permitirá que obvie este discurso y le hable de algunas impresiones personales. Durante la primera fase, que compuse durante mi estancia como composer in residence  en el Wissenschaftskolleg de Berlín, tuve la ocasión de hablar con filósofos, literatos, con científicos en fin de las más diversas disciplinas, así como con el pianista Alfred Brendel, sobre mi propio proyecto operístico. Eso me dio la libertad de soñar entero el entramado sonoro y más tarde indagar en todos los elementos constructivos, para poder generar un organismo sonoro complejo pero coherente, pleno de vida y dinamismo. Fue éste un periodo de enorme intensidad, cuyo recuerdo me acompañará toda la vida. En una segunda fase, de mayor recogimiento, vivía con mi hijo Mauri en un pequeño apartamento de Berlín. Era a él precisamente a quien tocaba al piano los resultados de cada fragmento y era él también el primer oyente y juez. Como buen amante que es de la ópera y conocedor de las voces, a pesar de su extrema juventud (en aquel momento tenía 13 años), me aconsejaba y luego cantaba algunos pasajes, hasta el punto en que empezaba a sentir el peso de una extraordinaria responsabilidad y me decía “¡padre, eso ya es decisión tuya!”. Como puede imaginar, un periodo muy hermoso como padre y como músico. En ese apartamento recibimos con profundo pesar la noticia del fallecimiento de Gerard Mortier. Vivimos con inquietud el periodo de transición a una nueva dirección artística del Teatro, momentos en los que tampoco sabíamos a ciencia cierta si el proyecto de 'El Público' subiría a la escena del Teatro Real. Finalmente nos llegó la noticia del respaldo decidido del Patronato y, en especial, del nuevo director artístico –Joan Matabosch–. Fue éste también quien apoyó contra viento y marea el proyecto en toda su difícil concepción original, incluyendo la presencia en el foso del fabuloso conjunto vienés Klangforum Wien. La tercera fase la conforman los tres meses de ensayos en el Teatro Real. Compartiendo día y noche el trabajo de gestación con el director de escena Robert Castro, con el escultor berlinés Alexander Polzin, con Pablo Heras-Casado y Pedro Pablo Prudencio, su asistente, con los cantantes y  cantaores, con Cañizares y Agustín Diassera, con el maravilloso equipo del Real y, más adelante, con los músicos del Klangforum de Viena, algunos de los cuales conozco desde el año 1984. Después de la última representación se abría un periodo de resonancia de todo aquel bullicio de experiencias, etapa en la que me resultaba sumamente difícil, por ejemplo, escuchar con objetividad las muestras de audio destinadas  a la producción de DvD, saltándoseme las lágrimas a los pocos segundos de comenzar la escucha. Liberarme de este peso ha sido una ardua tarea de disciplina mental.
 
2. R.P.: Como compositor ¿qué le inspira a usted?

Mauricio Sotelo: Levantarme a las cinco de la mañana para componer.
 
3. R.P.: ¿En qué momento como compositor se encuentra?

Mauricio Sotelo: À midi plein. En pleno mediodía.
 
Midi le juste y compose de feux
La mer, la mer, toujours recommencée
O récompense après une pensée
Qu'un long regard sur le calme des dieux!
(Paul Valery)

 
4.   R.P.: ¿Cómo es su proceso creativo?

Mauricio Sotelo: Silencio–escucha–memoria–sonido.
 
5.  R.P.: ¿Cuál es el principal rasgo de su carácter?

Mauricio Sotelo: Hipomanía aderezada con momentos pasajeros de cierta melancolía (risas). No, ahora en serio: como en cualquier persona es difícil poder subrayar un solo rasgo característico. En lo personal, los amigos suelen destacar la simpatía y la generosidad. Respecto a mi trabajo predominan, sin duda, características como la tenacidad, la perseverancia y el afán de perfeccionismo. Debo decir, por otra parte, que a veces un exceso de sinceridad, me ha granjeado no pocos enemigos.


"Finalmente, como muchos otros creadores, vivo inmerso en una suerte de realidad paralela que es mi propia música."
 
6.   R.P.: ¿Cuáles son sus raíces musicales (reales o imaginarias)?

Mauricio Sotelo: Desde pequeño sueño con música y colores, diría entonces que la naturaleza de mi música es esencialmente onírica: ‘raíz del aire’. Por otra parte, desde una perspectiva académica y vital, señalaría un horizonte vienés. Estudié y viví durante 12 en la capital austriaca. Es en Viena donde fui por primera vez a la ópera –y desde aquel otoño de 1980 siempre con una obstinada asiduidad–. En Viena escuché algunos de los más maravillosos conciertos de mi vida. Allí conocí a Luigi Nono, dirigí mis primeros conciertos con el ‘Klangforum’ y pude vivir extraordinarias experiencias vitales. Así mismo, fue allí donde empecé también a estudiar y conocer en profundidad los secretos –la oscura llama– del flamenco. ¡Fíjese usted qué paradoja! o mejor, como dirían los flamencos: ¡Mire usted que disparate!

7. R.P.: ¿Podría definir contemporáneo?

Mauricio Sotelo: Contemporáneo sería el marco temporal, dinámico, que circunscribe nuestro ‘Dasein’, nuestro ser-estar aquí en este momento. Mi postura como compositor defiende una completa inmersión en un determinado territorio, para validar absolutamente la veracidad de la experiencia y el conocimiento. Digamos, que sin una suerte de verdadera iniciación ritual, nos estaría vedado el acceso al conocimiento profundo. En este sentido me remito al ‘mandato’ que en su momento me dio mi maestro Luigi Nono, aconsejándome volver a España y sumergir mi cabeza y mi oído en la música de las catedrales y en los círculos del flamenco. Ahí está, por ejemplo, mi trabajo y toda una profunda experiencia vital con el maestro Enrique Morente.
 
8.   R.P.: ¿De qué manera Mauricio Sotelo es contemporáneo?

Mauricio Sotelo: He mirado en todo momento de frente y siempre de frente a ese marco temporal dinámico que rodeaba mi existencia, mi ser-estar aquí en cada momento. Y siempre con entrega absoluta, con valentía (artística) y cierto arrojo. Ese estar ‘enfrente’ hace alusión al verso de Hölderlin:
Dieses heisst Schicksal: gegenüber sein
und nichts als das und immer gegenüber


(Esto significa destino: estar enfrente / y nada más que esto y siempre enfrente). 
 
9. R.P.: Alguna manía a la hora de componer….

Mauricio Sotelo: ¡Por supuesto! Debo tener mis lápices favoritos, goma de borrar, sacapuntas y papel pautado en orden sobre la mesa de trabajo. Lo curioso es que mi trabajo ‘alla mente’ ya no requiere de esas herramientas y las uso con escasísima frecuencia. Sin embargo, si no están en su sitio me desespero y no puedo trabajar. Teniendo que salir corriendo a una papelería a reponer los elementos que falten.
 
10. R.P.: ¿Tiene usted “compositor de cabecera” o algún compositor que le haya influido especialmente?

Mauricio Sotelo: Fundamentalmente Luigi Nono, mi maestro.
 
11. R.P.: ¿Qué le inspira artísticamente hablando?

Mauricio Sotelo: La Música. Es decir, a pesar de que siempre he tenido una visión multidisciplinar de la creación –y aquí cito, ya desde el año 1989 con reiterada insistencia, a Giordano Bruno: la verdadera filosofía es tanto música o poesía como pintura; la verdadera pintura es tanto música como filosofía; la verdadera poesía -o música- es tanto pintura como cierta divina sabiduría –, siempre es la escucha, la música de los grandes maestros, o el sonido de los grandes intérpretes, la mayor y más poderosa fuente de inspiración para mi propio trabajo.
 
12. R.P.: ¿Cuáles son sus señas de identidad como compositor?

Mauricio Sotelo: Con motivo de la interpretación de mi segundo cuarteto en Hamburgo por el  Artemis Quartett de Berlín,  un compositor alemán amigo acuñó, en un arrebato de simpática lucidez, el término Flamenco Espectral, que relacionaba mi quehacer compositivo de aquel periodo con la oscura llama del flamenco y con las técnicas de la corriente espectral francesa. Ese adhesivo ha ido acompañando una larga fase de mi producción. Recientemente, el musicólogo Pedro Ordoñez sugiere, no sin razón, el termino Alter Flamenco –en el sentido de ‘altermodernity’ propuesto por Nicolas Bourriaud, en torno a la necesidad de cambiar de paradigma hermenéutico–.
Le cuento, que cuando estrenamos en el Teatro Central de Sevilla, junto al cuarteto Arditti de Londres y a mi amigo Enrique Morente, mi obra Expulsión de la Bestia Triunfante,  algunos aficionados al flamenco me hubiesen querido matar por “cargarme a un gran cantaor” y por “destrozar el flamenco”, mientras otros compositores contemporáneos, a quienes había mostrado los entonces desconocidos territorios de Lachenmann o Sciarrino, me llamaban “el Lailolailo”.


"Como dice José Ramón Ripoll, mis estrenos en España no han dejado indiferente a nadie en nuestro mundo musical y espero que siempre sigan sorprendiendo y, por supuesto, incomodando. Sotelo, en palabras de mi amigo Helmut Lachenmann, suena a Sotelo."
 
13. R.P.: ¿En qué (obra/proyecto) está trabajando ahora?

Mauricio Sotelo: En dos cuartetos, uno de ellos con electrónica en vivo, una obra para orquesta de cámara y cuarteto de guitarras, un concierto para piano, y he comenzado ya  la composición  de mi nueva ópera. Además de estudiar todos los días obras del pasado.
 
14. R.P.: ¿En qué género o estilo se encuentra usted más a gusto como compositor?

Mauricio Sotelo: En la ópera, sin duda alguna.
 
15. R.P.: ¿Cuál ha sido la última alegría que le ha dado la música? ¿Y el último disgusto?

Mauricio Sotelo: La amistad con el gran Alfred Brendel, así como la reciente Première de mi ópera El Público. Y el lado amargo sería el fallecimiento de Gerard Mortier. De todos modos, me gustaría apuntar que no es la música la que nos da disgustos, sino a veces alguna circunstancia incómoda que rodea un determinado acontecimiento musical.


"Debemos sentirnos afortunados ¡siempre! Y, además, infinitamente agradecidos por poder dedicar y entregar nuestra vida a lo inefable de la música."
 
16. R.P.: Con todo esto de la crisis, ¿qué es componer hoy en día?

Mauricio Sotelo: La vida de un compositor en general y en España en particular no ha sido nunca fácil. Lógicamente la terrible situación de estos últimos años ha acentuado aún más las ya enormes dificultades para la  supervivencia del compositor. En mi caso personal, en este difícil periodo, he tenido la fortuna de haber sido invitado al Wissenschaftskolleg de Berlín como Composer in residence –institución en la que pude escribir El Público– y he llegado a ver estrenada en las mejores condiciones mi  ópera en el Teatro Real. Me considero muy afortunado por esta circunstancia, de manera que no puedo decir que me sienta directamente perjudicado por la onda expansiva de la crisis. Sin embargo, debo aclarar que donde hace 20 ó 30 años ofrecían 10 por una obra de encargo, ahora ofrecen 3.


"Muchas instituciones en España se niegan a abonar el alquiler de materiales a las editoriales, causando un enorme daño a toda la ya frágil industria editorial, así como perjudicando gravemente al compositor. Será, pues, un camino muy duro para los extraordinarios jóvenes compositores que tenemos en este país –muchos de los cuales están desarrollando ya una intensa y brillante actividad internacional–."
 
17. R.P.: ¿Cuál ha sido su mayor extravagancia en la vida?

Mauricio Sotelo: Haber llegado a ser compositor. Y dentro de esto, el conseguir hacer con libertad la música que hago y haber podido sobrevivir al dogmatismo académico imperante en cada momento; aunque algún músico me atribuya alguna extravagancia mayor (risas). 
 
18. R.P.: ¿Qué aporta la música a la educación?

Mauricio Sotelo: La música es, desde los griegos, uno de los pilares fundamentales de la formación humana y, como afirma la neurociencia, una característica fundamental en la fundación del ser humano. La crisis, como expuso José Saramago en su última entrevista para TVE en diciembre de 2009, es un atentado contra la humanidad. Y es en ese contexto, en el que debemos entender la barbarie que cometen muchas de las políticas actuales. Dicho esto, quisiera recalcar que hay que luchar por la libertad, no se puede esperar que todo nos sea dado; hay que luchar por la propia formación, por la educación, por alcanzar el conocimiento, en el sentido de la Ilustración. A la pregunta ¿qué es la ilustración?, Kant respondía  “La ilustración es la liberación del hombre de su culpable incapacidad. La incapacidad significa la imposibilidad de servirse de su inteligencia sin la guía de otro”. Kant insiste en que son la pereza y la cobardía la causa de que la mayoría de los hombres continúen en su estado de pupilo y por este motivo sería tan fácil para otros erigirse en tutores. Es difícil salir de esa zona de comodidad, de esa incapacidad de la razón, convertida casi en segunda naturaleza. Hasta hace pocos años uno debía viajar para conseguir ciertas partituras o documentos y, por supuesto, para escuchar algunas de las grandes obras del siglo XX. Hoy la mayoría de los jóvenes estudiantes de composición tienen toda esta información en un pendrive –como los cromos que se coleccionaban en el colegio–; sin embargo, lo más difícil de entender, es que compositores que llegan como turistas a un determinado territorio sonoro, conquistado ya hace décadas por otros, se erijan en sus más radicales defensores, excluyendo en su dogmatismo formas de pensamiento compositivo distintas, libres o ilustradas. Es como el pueblo polaco que después de siglos de sufrimiento vota a un partido neofascista y excluyente. Como me decía hace unos días Nuria Schoenberg-Nono en Venecia: “hay que luchar por la felicidad, por la libertad, por la música”.
 
19. R.P.: ¿Perdió algo por el camino?

Mauricio Sotelo: El camino es la meta. Y en ese sentido, toda aparente pérdida es siempre, de algún modo, fuente de riqueza interior. Pero bueno, creo que todavía no he perdido ni la inocencia, ni la ‘bolsa de talentos’, como diría mi amigo el pintor irlandés Sean Scully, con la que todos llegamos al mundo.


(Fotos Begoña Rivas)


20. R.P.: ¿A qué suena el silencio?

Mauricio Sotelo: Suena azul celeste –G, o silente coloración de la nota ‘sol’–. Una leve vibración, de aparente quietud infinita, plena de serena intensidad, apuntando a lo posible, abierto a lo posible y los posibles, en verso de J. A. Valente. El silencio es un estado, un espacio extremadamente difícil de alcanzar, pero al que es imprescindible llegar. Sólo en ese territorio habita la escucha del compositor. Sin éste no hay nada. Hay que aprender a escuchar el silencio que habita en el sonido: Ur-Klang, sonido primordial. Contarle, por otra parte, que al respecto del silencio Luigi Nono me hablaba de los ‘ultrasonidos’ en el tercer acto del Tristán – donde ‘lo inaudible se hace audible infinito’–, de sus silencios infinitos, del acorde inicial en si bemol rompiéndose para dejarnos largos silencios  y me hablaba, también, del silencio interior que ¡hay que saber escuchar!.

O mon silence! . . . Édifice dans l’âme, que dijera Paul Valery.
 
21. R.P.: En ese “inventario” personal que todos tenemos de ruidos, sonidos, músicas y canciones: ¿qué puede decirnos de su paisaje sonoro?

Mauricio Sotelo: Mi paisaje sonoro está poblado de colores, siempre activo. Ya le he contado que sueño con espacios sonoros coloreados y que utilizo un método mnemónico que combina colores e imágenes dispuestos en el espacio –arquitecturas espectrales, mapas celestes y paisajes imaginarios–. De modo que mi paisaje sonoro viene muy determinado por la obra u obras sobre las que esté trabajando en cada momento. Una vez terminada la composición las borro o hago desaparecer, para hacer sitio a todo lo nuevo.
 
22. R.P.: Un libro indispensable…

Mauricio Sotelo: ¿Las variaciones Goldberg? (risas). La Ilíada.
Ahora bien, mi música ha visitado los territorios poéticos de Job, Omar Khayyam, Rilke, Cervantes o Gorostiza, Ungaretti o Valente, García Lorca y ahora Paul Valery y Lord Byron. Por supuesto, en cada uno de aquellos momentos, cada una de esas lecturas era, por necesidad, la indispensable. 
 
23. R.P.: Una película…

Mauricio Sotelo: 'To be or not to be', de Ernst Lubitsch. De todos modos, debo decir que he ido muy poco al cine y, aunque he intentado recuperar terreno perdido, realmente no soy un gran cinéfilo.
 
24. R.P.: Una canción que le arregle un mal día…

Mauricio Sotelo: El silencio…El silencio pleno de la naturaleza. De verdad que nunca escucho ´canciones´. Pero sí, por ejemplo, Lieder. En especial el Erlkönig de Schubert o, en el terreno operístico, el Aria de Barbarina de Le Nozze (en la versión de Teodor Currentzis) o, en la música instrumental, el Aria de las Variaciones Goldberg (en la versión de Andras Schiff). También decirle que, últimamente, me hace infinitamente feliz escuchar casi todas ‘las canciones’ que toca la  Filarmónica de Berlín (risas).
 
25. R.P.:
¿Qué quisiera hacer en música que no haya hecho todavía?

Mauricio Sotelo: En primer lugar terminar mi ópera Bruno o el Teatro de la Memoria, que ya comenzara en el año 1994 y, en general, escribir otras dos óperas que tengo por delante. Sinceramente: la ópera es lo que más me interesa en el mundo.
 
26. R.P.: ¿Qué diría Mauricio Sotelo de Mauricio Sotelo?

Mauricio Sotelo: Conócete a ti mismo,  γνῶθι σεαυτόν… Y luego vas y se lo cuentas a Ruth (risas).

                                        Mauricio Sotelo, Berlín, Noviembre 2015

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