ISSN 2605-2318

Atelier de músicas

Ismael G. Cabral (Colaborador) 

«Tiempo expandido / tiempo comprimido»


26/10/2020

Una crítica de Ismael G. Cabral para El Compositor Habla.


CHRISTIAN OFENBAUER
Zerstörung des Zimmers / der Zeit (1999/00)
Cuarteto Diotima. Johannes Marian, piano

Fuera de su ámbito geográfico natal (Austria, más exactamente Salzburgo, en cuya Universidad Mozarteum imparte su magisterio) solo se conoce la obra del compositor, organista, escultor y arquero (!) Christian Ofenbauer (1961) gracias a la fonografía. Aunque tampoco en este ámbito su música se ha prodigado, de hecho el acceso que tenemos a ella es el que desde 2015 viene otorgándonos el sello NEOS. Primero con la edición de la integral de sus cuartetos de cuerda (Neos 11513-14), a cargo del Cuarteto Arditti; posteriormente con la publicación de su obra orquestal Zwei Frankfurter Préludes (Neos 11905), con la hr Sinfonieorchester bajo las órdenes de Arturo Tamayo. El label añade ahora un nuevo y extenso capítulo a la colección, el que forma el díptico Zerstörung des Zimmers / der Zeit (Destrucción de la habitación / del tiempo), en su doble versión para cuarteto de cuerdas y piano, y para piano solo. Dan el relevo (luego veremos que con mucha pertinencia estética) a los Ardittis el francés Cuarteto Diotima, quien se encarga de la plasmación sonora de una partitura que, en su primera opción, alcanza casi los 50 minutos.
            Ofenbauer es un compositor que en cada uno de estos discos presenta un retrato complementario pero disímil. La misma partitura que ocupa estas líneas adquiere formas y formatos diversos, como es el caso de la grabación por el Arditti. En su versión para cuarteto de cuerdas se convierte en una obra de enorme radicalidad en la que el tiempo, efectivamente, se diluye en sonidos crepitantes y sostenidos, con un gusto por lo musitado, con una música en fin renuente a sustanciarse, a adquirir u otorgar sensación de estabilidad en la escucha. En aquella (parece que) primigenia realización de Zerstörung des Zimmers / der Zeit (y desde luego anticipamos que más conceptual y extremada que la nueva aproximación del Diotima) lo microscópico y lo macrocoscópico colisionaban en un flujo que parecía desmembrar la propia condición de obra para cuarteto de cuerdas deviniendo en un artefacto, en una masa pétrea que en la audición asemeja estar estancada. El propio Irvine Arditti, tras la interpretación de Tanzsuite mit Deutschlandlied, de Helmut Lachenmann (Casa da Musica, Oporto, 2015) reconocía a una pregunta del firmante de estas líneas que esta de Ofenbauer era una de las obras más "extrañas" que había abordado.  
            En la cronología editorial de Neos aparecía luego (2019) la orquestal (para 84 instrumentos repartidos diagonalmente) Zwei Frankfurter Préludes (1997/98). De nuevo aquí Ofenbauer sometía al aparato orquestal a una expansión drástica y rigurosa del tiempo creando un largo fresco sinfónico compuesto por una miríada de sonidos que, mediante una constante sensación de desorientacion discursiva, situaba la obra no lejos de las últimas páginas orquestales de John Cage  (se piensa en One11 y 103, casualmente o no también fijadas en disco por el mismo director de este registro, Arturo Tamayo).
            Veremos no obstante que lejos de avenencias formales, estéticas o reflexivas, la aparente intencionalidad de Ofenbauer en su música puede llegar a ser bastante más ligera. "Después de un concierto, al pedirles que describan el carácter de la música que acaban de escuchar, sorprendentemente muchas personas recurren a las analogías visuales de los paisajes; desde los Alpes a través de ondulantes campos de trigo hasta mares agitados. La imaginación visual de nuestro ojo interno bloquea o reemplaza el recuerdo de la experiencia sónica real", dirá. Una analogía paisajística que conviene quizás mucho más a las dos nuevas realizaciones que presentan el Diotima y el pianista Johannes Marian de Zerstörung des Zimmers / der Zeit.
            El acercamiento, como insistimos, es rigurosamente antágonico al que realizó el Arditti. Sigue presente una sensación de falsa quietud en la confección de la partitura para cuarteto y piano, esto es así gracias a una textura abigarrada que desprende tanta sensación de tranquilidad como de lo contrario. Y en una versión como en la otra (la estrictamente pianística y algo mas breve) planea un tono casi de musique de d'ameublement; el fluido sonoro es constante y la música se repliega una y otra vez sobre si misma sin ningún aparente avance, también sin esquirlas, sin aguijones. Solo en una escucha atenta se advertirán ciertas aceleraciones en el tramo final de la obra. Ofenbauer ha realizado una revisión profunda de la partitura (de la que no sabemos si su primera (y más magmática) apariencia es todavía interpretativamente viable) que conecta inopinadamente al austríaco con cierto latir feldmaniano (desde luego absolutamente ausente en la música que hemos venido refiriendo anteriormente). Sea como fuere lo que Neos viene garantizando es la absoluta adhesión de los intérpretes a las propuestas y exigencias de Ofenbauer, también aquí la grabación de estudio a cargo del Diotima y Marian es autoritariamente insuperable.
 

 
 
Más información en la web de Neos

Ismael G. Cabral
Octubre de 2020


 

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