Perturbaciones cuartetísticas 

GEORG FRIEDRICH HAAS
Strings Quartets 4 & 7. Ein Schattenspiel.
Arditti Quartet. Sophie-Mayuko Vetter, piano. SWR Experimentalstudio.
NEOS 12006

Con la no constatada pero aparente desaparición del sello AEON, el Cuarteto Arditti ha visto disminuir su número de publicaciones discográficas. Ello sumado a la intensa competencia, también en el ámbito fonográfico, de formaciones como el Cuarteto Jack y el Diotima, ha hecho que a estas alturas una nueva grabación de la histórica formación inglesa represente casi un acontecimiento. Lo es en cierta medida este nuevo disco de NEOS, volumen 9 de la colección SWR Experimentalstudio. Contiene la segunda grabación existente dedicada a la colección de diez Cuartetos de cuerda que hasta la fecha lleva escritos Georg Friedrich Haas (1952). Los dos primeros fueron registrados por el Kairos Quartet en un disco publicado en 2004 por zeitklang. Ahora el Arditti fija en CD los números 4 y 7, ambos con live electronics. El resto de números de la colección son, por ahora, accesibles en diferentes versiones gracias a Youtube. En Haas sí que se cumple la idea de cuarteto como campo de exploración; prácticamente la serena evolución que su música ha ido experimentando puede seguirse desde el primer y hasta el último cuarteto.

En el Cuarteto nº4 (2003) Haas recurre a la electrónica para crear un tiempo de retardo que actúa en la escucha como un eco constante del sonido acústico. Además, gracias a la labor de los ingenieros de sonido -Thomas Hummel y Reinhold Braig en esta edición- el cuarteto es convertido ficticiamente en un octeto. El resultado es un sonido marmóreo, por momentos casi puramente electroacústico. Si en el impactante Cuarteto nº3 In iij. Noct (2001) la interpretación sucedía en completa oscuridad (situación que ya parcialmente acaecía en in vain, pero también de manera total en el Cuarteto nº9 y en Solstices, replanteando así en todas estas piezas la práctica instrumental) en este Cuarto Cuarteto se confiere generosas libertades a los músicos para mover sus arcos en los pasajes en los que el sonido se vuelve más denso. En la escucha el resultado es de un acerado modernismo, el material instrumental se revuelve como una masa orgánica en la que todo atisbo de estructura nos es hurtada; la audición sucede así prácticamente sin asideros (insistimos, prácticamente, ...hacia la mitad de la obra la viola esboza una brevísima idea melódica), obligando Haas a que penetremos en el sonido o, por el contrario, a ser refractarios a la experiencia. 

La pianista Sophie-Mayuto Vetter aborda la partitura que hace las veces de engarce entre los dos cuartetos, Ein Schattenspiel (2004), para piano y live electronics. "No me interesa tanto la transformación del sonido como la posibilidad de grabar y reproducir lo que acaba de ser tocado; la confrontación del intérprete con su inmediato pasado y la posibilidad de dialogar con el", indica el compositor de Graz en las notas del disco. Puede no ser esta una obra especialmente relevante en el prolijo catálogo de Haas, pero dado que su acercamiento al piano no es habitual, sí que produce interés escuchar cómo aplica al instrumento armonías microtonales que, a modo de capas, se van superponiendo con el inmediato halo de la electrónica que sobreimpone. Mayor turbación supone la escucha del Cuarteto nº7 (2011). Si en el Cuarteto nº4, en medio de su fragoroso desarrollo, restallaba una esquirla lírica, en este Séptimo la irrupción tonal es más pronunciada. El violonchelo despliega un extenso soliloquio dramático que es posteriormente retomado por el primer violín, aquí un Irvine Arditti casi desconocido en la exposición de un material tan recogido, eufónico. Apunta Bernd Künzig en sus notas que la escritura del Cuarteto nº7 coincidió, en tiempo, con la de la ópera Bluthaus como posible razón de esta veleidad dramática. Pero, en su casi media hora de duración, la partitura mantiene una indefinida narrativa entre los sound clusters que propicia la electrónica y el propio cuarteto con una escritura más asida a la tradición. El tono de la composición no se ha mantenido en ulteriores cuartetos, queda así este Séptimo como una creación casi foránea en el ciclo en el que se inserta. El Cuarteto Arditti conduce sus dos ejecuciones aquí fijadas con su tono característico, fiero y desmañado en las secuencias más agrestes; barroco en los pasajes de mayor densidad instrumental. La interpretación y la grabación resultan idénticamente prodigiosas.


Más información en NEOS Music