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«Sonidos nada residuales»

12/04/2022

Una crítica de Ismael C. Cabral para El Compositor Habla.

  RALF HOYER
residual_risk. 4worte09. ZEITgezeichnet. Zustand 7. STRICHCODE…
música electroacústica  


Huérfanos de la difusión natural en redes que ofrecen intérpretes, los grupos especializados y las editoriales, los discos de música electroacústica que se publican en los sellos tradicionalmente ligados a la creación instrumental contemporánea corren un riesgo añadido de pasar desapercibidos.

Cada cierto tiempo el sello muniqués NEOS pone en circulación un álbum consagrado a eso que Michel Chion llamó "sonidos fijados". Es el caso, por ejemplo, de dos importantes discos consagrados a la obra de Clemens von Reusner (con quien, a finales de 2018, conversamos en El Compositor Habla) y lo es nuevamente con el monográfico que ocupa estas líneas. Llega a nosotros un nombre que nos era por complejo ajeno: Ralf Hoyer (Berlín, 1950), cuyo disco, residual_risk, alberga siete composiciones electrónicas compuestas entre 2010 y 2020.
 


Hay en el catálogo de sonidos de Hoyer un material premeditadamente reducido, algo que nos llama la atención ya desde la escucha de la primera de las piezas, que da título al álbum. Pero también, en la lectura de las propias notas escritas por el autor, advertimos una relativa sencillez en los planteamientos; son razones a menudo científicas las que le suscitan la necesidad de crear un comentario musical ante una determinada cuestión. Pero lo que definitivamente sorprende y hace que la música de Hoyer sobresalga es su capacidad de armar estas sonoridades, de moldearlas y generar una gramática que nos lleva a saltar de una obra a otra sin asomo de agotamiento. El propio compositor solicita, en un tono inesperadamente sencillo, paciencia ante la audición de sus obras: "¡Espera un momento antes de llamar al técnico si piensas que tu sistema de audio está estropeado al poner el disco!"
 


La simpática advertencia del músico parece anticiparnos una realidad que en seguida constataremos, las obras aquí recogidas tienen mucho más que ver con la así llamada computer music norteamericana (en la estela de un Morton Subotnick) que con la música electroacústica centroeuropea. O, de otro modo, Hoyer no esconde la procedencia del material; no le interesa el paisajismo sonoro ni la mixtura de fuentes; su trabajo es pura música para cinta del siglo XXI. Y la mejor muestra la tenemos en residual_risk (2011/13) en la que los principales ingredientes son el ruido blanco y pulsaciones de frecuencia variable producidas por un sintetizador analógico. A pesar de la reducida paleta, la pieza se construye siguiendo una lógica que destila una musicalidad poco común en este ámbito experimental. Son materiales de "desecho sónico" que Hoyer enfatiza y mueve en el espacio (aquí forzosamente estéreo) con una inteligencia compositiva verdaderamente llamativa. Ruidos residuales que, al final, se calman para ponernos frente al alborozo de una cafetería llena de comensales ("disturbing the disturbances").
En 2010 Hoyer compuso 4worte09 a partir del estímulo de un pensamiento nietzcheniano: "¿Qué es una palabra? La copia de un estímulo nervioso en sonidos". A partir de ahí seleccionó cuatro extravagantes vocablos del alemán para generar una obra en la que lo semántico y lo asemántico se entrecruzan formando un conglomerado que entronca con la text-sound composition de ascendencia sueca (Ake Hodell, Lars Gunnar Bodin...) En ZEITgezeichnet (2010/21) Hoyer se acerca a la electrónica low-fi sin por ello asimilar su estética a los habitualmente tonos naïf en la que se mueven los autores que inmersos entre circuitos de cacharrería vintage. Mediante la aplicación de funciones muy básicas (copiado, pegado, reverso, acumulación de capas...) la pieza vuelve a articularse en torno al ruido blanco. Y aunque el compositor reconozca sentirse interesado por las cualidades agresivas y ásperas del mismo, su trabajo parece consistir en una domesticación de este que nada tiene que ver con el noise; de lo que da una idea los títulos de las tres partes en las que secciona la obra: Aceleración, El ruiseñor desplazado y La campanella.

Tras una breve obra fruto del confinamiento (from_2_to_the_power_of_0_to_2_to_the_power_of_20, 2020) a cuyas notas remitimos para comprender su curiosa y didáctica lógica matemática, la atención la pondremos después en Zustand 7 (2015) que resulta ser la excepción del disco por tanto que en ella advertimos una fuente instrumental, el violín de Egidius Streiff. En la interconexión entre el material acústico y el material electroacústico derivado del mismo violín (en la línea de la noniana Lontanza Nostalgica Utopica Futura) la pieza despliega un tono lamentoso que nos remite excesivamente a muchas otras piezas escuchadas en la misma combinación. Más interesante, también más indomable en su asimilación del arte sonoro, es STRICHCODE (may contain traces of music), del año 2015, la creación más renuente a una audición placentera. A partir de la grabación de cuatro fuentes instrumentales (flauta, violonchelo, armónica y piano de juguete) se nos propone un juego sensorial mediante la audición de partículas de sonidos en descomposición que caen en forma de cascada, imitando muy libérrimamente la lectura que un lector óptico realiza al descodificar un código de barras. Con un catálogo generoso en todo tipo de plantillas y formatos y con la semilla germinada de este atractivo ramillete de creaciones electrónicas, es de esperar que NEOS ponga pronto en circulación más material de Ralf Hoyer.



 

©Ismael G. Cabral

Aquí tenéis todas la entrevistas, críticas y noticias de Ismael G. Cabral enla sección de Ismael en El Compositor Habla: Atelier de Músicas

 



 
 
 

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