ISSN 2605-2318

Entrevistas

«Todo lo que no sea mesurable en consumo y rentabilidad, tiene los días contados» Juan Pérez Floristán


26/08/2020

Decimotercera entrevista de la serie «Nuevos tiempos, nuevas músicas» con el pianista Juan Pérez Floristán. Hemos hablado con él y esto es lo que nos ha contado.

 
 
Hablar con Juan es siempre un placer, derrocha energía y lucidez. Es un gran pianista y artista que no se acomoda, pero también una persona sencilla, sin postureos que aborda las preguntas desde el lado más díficil, y vuelve a poner encima de la mesa, ¿para cuando un sindicato de músicos?, consciente de la dificultad de los momentos actuales, de la precariedad del sector y de la necesidad de unirnos y apoyarnos.






























1. Ruth Prieto: ¿Dónde estaba y qué estaba haciendo justo antes del confinamiento?

Juan Pérez Floristán: Justo antes del confinamiento estaba dando mi último concierto público en Valencia, con mi trío (el Trío VibrArt). Tocamos el Geistertrio de Beethoven y el Trío número 2 de Shostakovich, una obra bastante premonitoria de lo que estaba por venir… Al día siguiente madrugué muchísimo para llegar a tiempo a Sevilla para ensayar el Cuarto Concierto de Beethoven con la Hofkapelle München y Rüdiger Lotter, con los que iba a abrir el Festival de Música Antigua de Sevilla, tocando por primera vez en mi vida en público un fortepiano. De hecho, a los 2 días iba a tocar con Ian Bostridge una Liederabend… En el descanso del ensayo nos comunicaron que definitivamente todo se había ido al garete, así que, para quitarnos el sabor de boca amargo de haber trabajado en vano, tocamos el concierto de arriba abajo para dos o tres personas que había en el público, cerramos el fortepiano y los estuches de los instrumentos, ellos volvieron a Alemania y yo me quedé en Sevilla, y el resto es historia. Desde entonces no me he movido de aquí…

2. R.P.: Venimos de una situación de confinamiento muy larga y complicada, ¿cómo ha vivido usted toda esta situación?

Juan Pérez Floristán: Ver que el mundo está descalabrándose de tal manera es una fuente de gran ansiedad, eso está claro. Tener a familiares mayores encerrados en residencias, solos y desamparados (como mi abuela de 98 años) crea una gran angustia. Pero claro, a nivel personal… este confinamiento nos ha servido a muchos para parar. Realmente parar. En ese sentido, ha sido algo vigorizante y tremendamente positivo, sobre todo por el lado creativo. Aunque evidentemente en la balanza prima lo grave de la situación, uno tiene que intentar sacar el lado positivo. Si no, es mejor saltar por el balcón y acabar con todo esto.

3. R.P.: Hemos pasado una situación de desescalada, de una cierta incertidumbre, y ahora ya estamos en lo que se ha venido a llamar la nueva normalidad ¿pero en qué momento se encuentra usted ahora?

Juan Pérez Floristán: En un momento muy, muy personal. Estoy centrado en proyecto completamente nuevos, algunos de los cuales no tienen nada que ver con la música. Como se suele decir, estoy a verlas venir, y parte de esa actitud es simplemente hacer lo que uno quiere. Ya el futuro dirá qué sale de todo este rompecabezas que es el mundo.

4. R.P.: ¿Cómo ve el futuro de la cultura en general y en concreto de las artes escénicas presenciales?

Juan Pérez Floristán: Querría ser optimista, y supongo que son los optimistas los que al final mantienen la llama viva, pero, sinceramente, creo que la sociedad moderna ya está condenada hace mucho tiempo (por lo menos en algunos aspectos). Muy probablemente nos salvaremos a un nivel meramente físico. No creo que el apocalipsis esté al llegar. Pero creo que a nivel espiritual nos hemos alejado tanto de nuestra capacidad de trascender esta realidad a través de las experiencias estéticas, del intelecto, del arte, de la interrelación con otros seres humanos… que no hay marcha atrás.
Todo lo que no sea mesurable en consumo, valor de cambio y rentabilidad, tiene los días contados. O los años. No creo que los artistas seamos nunca más tan relevantes como lo hemos sido en otras etapas de nuestra historia. Porque ni mucho menos creo que vayamos a esfumarnos.

La figura del artista (o del chamán, del guía espiritual, del visionario, del creador de lenguajes… llámalo como quieras) corre un peligro aún mayor que el de desaparecer: el de ser irrelevante. Seremos una sociedad contenta y conforme. Quién sabe, puede que hasta el día de mañana no haya hambre en el mundo. Pero nada más. Quizás he leído demasiado a Aldous Huxley…


5. R.P.: Se habla mucho de ‘volver’ a la normalidad, pero antes, ¿estaba todo tan bien?, ¿deberíamos volver a cómo estábamos? ¿reinventarnos?... ¿cómo?

Juan Pérez Floristán: La anterior normalidad tenía unos problemas ignorados y pendientes de resolución enormes.

"Algunas emergencias actuales son producto directo del Covid, qué duda cabe, pero muchas otras son fruto de semillas que llevaban plantadas hace muchos, muchos años. La precariedad de los artistas y el personal sanitario, la gentrificación brutal de nuestros espacios urbanos y la hiper-dependencia del turismo, el maltrato del planeta… Nada de eso se le puede achacar al Covid. Son pecados exclusivamente humanos: nos pertenecen enteramente."


6. R.P.: ¿Qué eliminaría usted de cómo estaban las cosas antes y qué añadiría usted?

Juan Pérez Floristán: Me temo que aquí soy de poca ayuda. Espero que no se me acuse de criticar sin después aportar nada, pero es que no creo que la función del artista (y del filósofo) sea prescribir recetas; eso nos convertiría en moralistas. Además, el mundo actual se ha vuelto tan técnico y religioso (siendo el Novísimo Testamento la Economía y el Mercado) que un no iniciado en tales asuntos poco puede decir sin caer en el ridículo. Y cuando uno sugiere determinados cambios o señala determinados problemas tímidamente, es inevitable que la conversación acabe derivando en si eran peores los Gulags o los campos de concentración Nazis. Es ridículo. Las redes sociales (sobre todo Twitter) han mermado enormemente nuestras habilidades de debate. Añade a eso el estado de crispación general por la pandemia (muy comprensible), y hoy en día es casi imposible debatir constructivamente.

"Una cosa sí diré: seguimos siendo incapaces de distinguir entre la calidad prescrita por el mercado/moda (lo más famoso, lo más exitoso, lo más novedoso, lo más impactante) y la calidad real de una expresión artística. Porque el valor de una obra de arte sí se puede analizar, y de forma mucho más objetiva de lo que se supone y más allá de su precio de mercado y su fama."


Entiendo que la situación actual es una consecuencia inevitable de la posmodernidad mal entendida y peor manejada en que vivimos: hoy en día no hay expertos, no existe una sola verdad (y menos en el arte), todo es opinión, y pretender lo contrario no es más que una prepotencia rayana al fascismo. Resulta que ahora no se puede juzgar la música desde el conocimiento profundo que se tiene de ella. Cualquier opinión vale, incluso las carentes de todo tipo de razonamiento.

7. R.P.: En concreto en el mundo de la música, de los conciertos: ¿cómo ha cambiado su visión como creador?, ¿cómo piensas que esta pandemia va a cambiar la realidad de los compositores e intérpretes?

Juan Pérez Floristán: La verdad es que no tengo ni idea. Creo que el mundo está cambiando tan drásticamente cada semana, que nadie puede predecir con un mínimo de fiabilidad más allá del mes que viene. Una cosa sí se ve clara: aquel optimismo de que saldríamos mejor de todo esto fue ridículo (por desgracia). No hizo falta ir más allá de la Fase 1 para darse cuenta de que de esta saldremos peor: con más miedo, con más ansiedad, con más desconfianza, con más rencor, con más inflexibilidad…

8. R.P.: Parece mentira que a estas altura tengamos que estar hablando de esto pero, ¿por qué la música y la cultura es importante para la sociedad?

Juan Pérez Floristán: Hay muchas maneras de definir al Arte, pero quizás la que mejor viene al caso ahora mismo es que el Arte es la manera en que el mundo y la sociedad de una época determinada se piensa a sí misma. El Arte no es más que el acto supremo de comunicación que tenemos a nuestro alcance: comunicación con otros, con uno mismo, con el pasado (dialogamos constantemente con nuestro pasado personal y biográfico y con nuestro pasado colectivo e histórico) y con el futuro. Por eso una sociedad sin arte no es que sea “menos bonita” o falta de interés. Es una sociedad que no sabe para qué existe, ni por qué debería siquiera seguir “intentando existir”. Vivir es luchar, retrasar el inevitable decaer de las cosas. Sin una motivación más allá de la mera supervivencia material, esta lucha se vuelve estéril y vacía. Si no vamos a usar la conciencia que precisamente nos hace únicos como especie animal, no sé ni para qué dimos el salto evolutivo desde el primate que una vez fuimos…

9. R.P.: ¿Por qué se infravalora tantas veces la cultura, el trabajo del artista…?

Juan Pérez Floristán: Supongo que la mayoría estamos anestesiados la mayor parte del tiempo. Si vivimos sobre todo en un “modo alerta”, de simple supervivencia a corto plazo, y apagando fuegos constantemente, no solo no hay tiempo para la reflexión y el goce estético (que, en sí, son tareas completamente inútiles a un nivel práctico), sino que acabamos agotados.
Así, pasamos del trabajo agotador y las preocupaciones diarias a la pasividad, al entretenimiento que nos permita desactivarnos y olvidarnos de nosotros mismos. Y no se me malinterprete: el entretenimiento y la desconexión son fundamentales y necesarias en nuestras vidas. Pero cuando uno solo tiene tiempo para trabajar, desconectar, trabajar, desconectar… Ahí hay un problema. Y si a eso añadimos que el entretenimiento es una de las actividades más rentables en esta nueva economía de los servicios y las experiencias, tenemos una tormenta perfecta: generamos riquezas (para otros) tanto trabajando como en nuestro tiempo de ocio. Todo lo que no encaje en ese esquema es prescindible.
Y, para colmo, el arte y la cultura forman ciudadanos con una conciencia política y social más desarrollada. Como se ve, nuestra mera existencia es, como mínimo, incómoda para muchas instancias en el poder.

10. R.P.: ¿Qué papel van a jugar las plataformas digitales, el streaming, la tecnología ahora mismo tras el confinamiento? ¿tendrán utilidad estas herramientas tecnológicas en el futuro cercano y cuando la pandemia acabe?

Juan Pérez Floristán: Creo que estas herramientas ya tienen una utilidad, y en la mayoría de los casos son maravillosas. El conocimiento al que se puede acceder a día de hoy a través del mismo Youtube es increíble. Eso sí, para saber filtrar e integrar esta ola de información, siempre seguirá haciendo falta una formación general, completa y… humana. Si no, este torrente de datos no se puede transformar en conocimiento verdadero.
"El acceso a datos e información ya ha dejado de ser un problema: enseñar a pensar sigue siendo el gran reto del sistema de enseñanza actual."








Si realmente se consiguiera, las herramientas tecnológicas serían un gran puntal de la sociedad. Actualmente, sin embargo, son armas de doble filo sobre las que se ha reflexionado poco (y se ha legislado menos). Por ahora el mundo digital es un sálvese quien pueda.

11. R.P.: ¿Saldremos de todo esto mejores?, ¿qué ha aprendido usted en todo esto?

Juan Pérez Floristán: He aprendido a tener más paciencia y me he reafirmado en cambios personales que ya me venían de lejos. Hace ya uno o dos años que estaba decidiéndome a tomar caminos creativos diferentes (sin renunciar a lo que ya he conseguido), y esta pandemia me ha dado la razón. Mi felicidad no viene del número de conciertos que tenga al año, sino de sentirme creativamente activo. Eso sí, parafraseando a Woody Allen, quizás tener muchos conciertos no da la felicidad, pero ayuda mucho…

12. R.P.: Avances tecnológicos, comunicación… ¿cómo se imagina los conciertos del futuro?, ¿habrá cambios en la experiencia artística?, ¿en los conciertos?…

Juan Pérez Floristán: Quién sabe. Diría que no habrá muchos cambios… Estas semanas he ido al cine, al teatro, a algún concierto… y ha sido un poco deprimente. El evento artístico, la “performance”, es en esencia un acto humano, presencial y compartido. Vivirlo con las actuales medidas de seguridad y distancia social ya le roba prácticamente el sentido; imagina si el día de mañana la mayoría de conciertos fueran digitales. Eso querría decir que no hemos entendido de qué va la vida. No se trata de acumular experiencias “a distancia”. Se trata de vivirlas, presencialmente. No sé, quizás cada vez soy más hippie, pero para mí no hay nada como la unión física y espiritual que se produce en un auditorio. Verlo en tu casa… me deprimo.

13. R.P.: ¿Qué espacio tiene la música de vanguardia en la nueva normalidad, en los futuros conciertos?

Juan Pérez Floristán: Debería tener mucho más espacio del que tiene. Creo que los artistas y creadores siempre tienen mucho que decir, y más aún cuando se viven tiempos tan convulsos. Como decía aquel refrán de forma irónica, “Ojalá vivas tiempos interesantes”. Es precisamente el artista (que no deja de ser la vanguardia y élite intelectual de la sociedad) el único que puede sacar provecho de “tiempos interesantes”.

14. R.P.: ¿Cuál es el futuro de las artes presenciales?

Juan Pérez Floristán: Espero que no solo se mantengan, sino que tengan una vuelta más fuerte que nunca. Me parecería un mundo muy distópico aquel en el que hiciéramos todo aislados en nuestra casa: dormir, comer, trabajar, recibir clases, hacer ejercicio, ver películas, asistir a conciertos virtuales, hacer el amor, pelearnos, conocer a nuevas amistades por Instagram, a nuevas parejas por Tinder… Muy triste, ¿no?

15. R.P.: Un pensamiento sugerencia para la situación actual ….

Juan Pérez Floristán: Creo que, para no desanimarse ahora, lo que más hace falta es coraje. Y disfrutar de lo poco (o mucho) que uno tenga. Nunca supo tan bien una cerveza con un amigo, nunca fue tan emocionante quitarle el polvo a un vinilo que no escuchabas hace años, nunca fue tan especial ir a un concierto, nunca sentimos tan vivamente el privilegio de poder viajar. No lo olvidemos: en esta vida estamos “de prestado”, y cualquier día se acaba la subscripción.


Las fotos de Juan son de Antonio del Junco cortesía de Juan Pérez Floristán.

Más información en la web del pianista Juan Pérez Floristán

 

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