ISSN 2605-2318

Entrevistas

«En el riesgo está el sentido del arte» Baldur Brönnimann


03/11/2023


Una entrevista de Paco Yáñez para El Compositor Habla

«Dirigir, fundamentalmente, es un proceso interior. Los movimientos que ves en el escenario sólo son el resultado de lo que pasa en tu mente. Y es justo este trabajo mental, la imaginación y las ideas nuevas, las que a veces se quedan atrás en la realidad del día a día de una orquesta profesional. En la escena de la música clásica hay mucho énfasis en la producción continua de conciertos, y poco espacio para repensar cosas y cambios fundamentales. Y son justo esas nuevas ideas las que resultan necesarias para llevar nuestro arte al siglo XXI»


 
El pasado 5 de octubre, el director suizo Baldur Brönnimann (Pratteln, 1968) se estrenó como nuevo titular de la Real Filharmonía de Galicia (RFG), asumiendo no sólo las direcciones musical y artística de la orquesta de Santiago de Compostela, sino la dirección de la Escuela de Altos Estudios Musicales (EAEM), directamente vinculada con la RFG.
Tras su paso como titular por la Orquesta Sinfónica Nacional de Colombia (2008-2012), el ensemble noruego BIT20 (2011-2015), la Orquestra Sinfónica do Porto Casa da Música (2015-2020) y, más recientemente, la Basel Sinfonietta (2016-2023), Baldur Brönnimann llega a la Real Filharmonía para poner en marcha un ambicioso proyecto que incluye conferir a la orquesta una mayor proyección social, la renovación del repertorio o el apoyo a jóvenes músicos, directores y compositores. Son ejes fundamentales no sólo de su labor en Galicia, sino de su visión de lo que un director artística y socialmente comprometido ha de ser en el siglo XXI. De todo ello hemos hablado con Baldur Brönnimann.  

 
 
1. Paco Yáñez: Aunque en esta entrevista nos vamos a centrar en sus proyectos con su nueva orquesta, la Real Filharmonía de Galicia, quisiera preguntarle antes por el momento contrario, por las titularidades de la Orquestra Sinfónica do Porto y de la Basel Sinfonietta, que usted finalizó a lo largo de los últimos tres años. ¿Cuándo decidió que era el momento de dejar estas orquestas?
 
Baldur Brönnimann: Yo creo que, en ambos casos y por varios motivos, se cumplieron ciclos. En la Basel Sinfonietta teníamos la meta de hacer la orquesta mejor, más profesional y más competitiva a nivel europeo; y en Oporto queríamos ampliar el repertorio y extender el lado de la programación actual. Yo creo que ambas metas se cumplieron, y era tiempo de pasar el mando.
 
«Mi manera de ver mi trabajo es implicándome lo máximo posible a nivel artístico, social e institucional en una orquesta»









Siento una responsabilidad con las instituciones y con los públicos donde trabajo. Lo que ocurre es que esa implicación, en dos frentes al mismo tiempo, comporta un precio: tuve unos años en los que las 24 horas del día no alcanzaban para todo el trabajo que tenía que realizar, entre Oporto, Basilea y otras ciudades adonde fui como director invitado: era mucho el trabajo que había que hacer. Y justo ahí, tuvimos dos hijos y, simplemente, no quería perderme su infancia. Había que tomar decisiones, y éstas fueron las correctas.
 
2. Paco Yáñez: En ese periodo que va entre haber dejado Oporto y llegar a Santiago de Compostela, ha potenciado usted su carrera como director a nivel internacional, con una gran cantidad de destinos, desde España y Argentina, donde ha estado muy presente, hasta Alemania o Seúl. ¿Qué le ha aportado este periodo intermedio? ¿En qué ha evolucionado Baldur Brönnimann como director?
 
Baldur Brönnimann: Dirigir, fundamentalmente, es un proceso interior. Los movimientos que ves en el escenario sólo son el resultado de lo que pasa en tu mente. Y es justo este trabajo mental, la imaginación y las ideas nuevas, las que veces se quedan atrás en la realidad del día a día de una orquesta profesional. En la escena de la música clásica hay mucho énfasis en la producción continua de conciertos, y poco espacio para repensar cosas y cambios fundamentales. Y son justo esas nuevas ideas las que resultan necesarias para llevar nuestro arte al siglo XXI.
 
Así que he intentado evolucionar en este sentido mental, conociendo muchas obras y compositores nuevos, leyendo a Pierre Bourdieu, a Terry Eagleton y a otros teóricos de la cultura actuales que me ayudaron a formular más claramente mis ideas sobre la función de la música en nuestras sociedades y sobre adónde ir con la música clásica en el siglo XXI.
 
3. Paco Yáñez: ¿De dónde partió su llegada a la Real Filharmonía: partió de un interés por parte de la orquesta o de negociaciones previas entre ambos, porque usted ya tenía experiencia dirigiendo a esta formación?
 
Baldur Brönnimann: Yo ya conocía a la orquesta anteriormente, pero no tenía una noción clara sobre cuál era su proyecto. Cuando Sabela García Fonte me llamó para hablar del puesto en la RFG, en realidad no estaba buscando una nueva posición como director titular, pero me sorprendió que su visión y sus ideas coincidían mucho con mi manera de ver mi trabajo: mayor relevancia e implicación social, actualización del repertorio, apoyo a la creación y a las nuevas generaciones de músicos, etc. Yo le dije que no soy un director al que le gusten mucho las ideas tradicionales; soy, más bien, alguien a quien le gusta arriesgarse, porque veo que en el riesgo está el sentido del arte; y ella me dijo que eso es lo que quería para Santiago: nuevas ideas.
 
El problema que tuvimos fue que, cuando firmamos el contrato, yo tenía todo el calendario ocupado; entonces, no podía venir tanto como haría falta. Por tanto, el diseño de la temporada 2023-2024 lo tuve que hacer un poco a ciegas; simplemente, con la realidad del calendario y ajustando fechas. Pero, viéndolo ahora, con el incremento de abonados que hemos tenido y con el buen inicio de temporada, creo que vamos en una dirección correcta: en la que quería ir.
 
4. Paco Yáñez: Se acaba de referir usted a Sabela García, y tengo entendido que, desde la dirección técnica de la orquesta, ella es una de las personas que ha marcado este cambio de rumbo en la Real Filharmonía, ¿en qué sentido y con qué metas?
 
Baldur Brönnimann: Si yo he aprendido algo en mi carrera, es que la dirección administrativa de la orquesta y la dirección artística y musical tenemos que tener metas comunes y claras. Esto era así en Oporto, en Colombia, en Noruega, en Basilea y en cualquier lugar donde he trabajado.
 
Con Sabela tuvimos una base común desde el principio, que después fuimos refinando. Ella formuló una estrategia y, juntos, la desarrollamos, buscando maneras de aplicarla artísticamente. Así como ella necesita mis ideas, yo necesito las suyas, y su conocimiento local e institucional.
«Está claro que el lado administrativo y el artístico tienen una única meta: hacer de la RFG una institución más fuerte, más relevante y más transformadora»








Y esto sólo va a pasar si todos y todas vamos en la misma dirección, empezando por Belén Hernández, la gerente del Consorcio de Santiago, del que depende la orquesta, por Sabela, por mí mismo y por todos los músicos y todo el personal técnico y artístico de la RFG.
 
5. Paco Yáñez: Coincide su llegada a Santiago con un cambio de ciclo político, al haber accedido a la alcaldía Goretti Sanmartín. ¿Ha tenido contactos con el ayuntamiento o con la propia alcaldesa? ¿Hay buena sintonía con el nuevo gobierno compostelano?
 
Baldur Brönnimann: Mi función es ser el responsable artístico de una institución cultural pública, y por tanto tengo las mismas tareas que todos los que trabajamos para el sector público, incluyendo a los responsables políticos: mejorar la vida de la gente y trabajar para el bien común. En este aspecto, de momento en Santiago sólo he encontrado políticos comprometidos con sus instituciones y gente que quiere que la RFG vaya bien. Aparte de eso, en Santiago tienen la suerte de contar con políticos con un interés genuino en la música, como Goretti Sanmartín, la alcaldesa; Míriam Louzao, la concejala responsable de Capital Cultural; o Anxo Lorenzo, Secretario Xeral de Cultura de la Xunta de Galicia. Ya hemos coincidido en varios conciertos, y las conversaciones siempre han sido muy constructivas.
 
Mi punto de partida es que el 100% del dinero público que se invierte en la RFG tiene que volver a la sociedad; y ojalá que lo sea con un valor añadido de transformación, que es el que puede aportar la música en el ámbito público. En este sentido, nuestra relación con el gobierno, como con los demás actores políticos y culturales, es muy buena, porque queremos todos lo mismo.
 
6. Paco Yáñez: En lo que no habíamos tenido tanta suerte hasta ahora en Santiago es en esa actualización del repertorio a la que antes se refería; sobre todo, de obras contemporáneas de calidad, porque sí es cierto que se han programado partituras de los siglos XX y XXI, pero muchas veces se trataba de obras insustanciales. Lo que se echa en falta son compositores de alto nivel y obras maestras de la contemporaneidad. ¿En qué sentido piensa trabajar esta línea, ya no sólo en la temporada 2023-2024, sino en los próximos años?
 
Baldur Brönnimann: En otra entrevista me preguntaron, una vez, cómo justificaba la inclusión del repertorio contemporáneo en mis programaciones. Les dije que no era yo el que se tenía que justificar, sino los otros: ¡los que lo excluyen! La música no puede ser un museo histórico; fíjate en lo que serían la literatura, el cine o el arte sin las obras de hoy.
 
«Se pierde la relevancia, el espejo y el dialogo con la actualidad, que es la razón de ser de una orquesta, si no incluimos la música de hoy»
 







Hay muchas tareas que puede realizar una orquesta en relación con la música actual: presentar a los compositores y las obras más importantes de nuestro tiempo, ayudar a la creación y mostrar la diversidad del ecosistema musical actual. La música ha cambiado mucho en los últimos treinta años: hay una diversidad estilística y estética muy grande, hay mayor diversidad geográfica, una perspectiva de género más consciente y una atención particular a colectivos tradicionalmente excluidos de la música clásica. Todo eso me parece importante incluirlo, porque refleja cómo cambia nuestra realidad y cómo hemos cambiado nosotros. En términos musicales, esto se manifiesta en obras extremamente diversas que enriquecen nuestras programaciones y, al mismo tiempo, cuestionan nuestros estereotipos y nuestros cánones establecidos, incluyendo los míos.
 
Pero, aparte de la programación, también tenemos que crear herramientas para que la gente tenga la posibilidad de entender o de relacionarse con lo que escucha.
 
«El acceso a la cultura no sólo es oferta, sino también crear el diálogo con el público y preparar el terreno para que puedan aterrizar, incluso, las obras más enigmáticas de la música»










Yo, en este sentido, tanto con música contemporánea como con música histórica, entiendo la sala de conciertos como un espacio de aventuras y descubrimientos donde quiero crear una confianza entre el público y nosotros en el escenario. Una confianza para conocer y descifrar obras nuevas, o antiguas, con un espíritu curioso, democrático y de placer emocional e intelectual.

7. Paco Yáñez: En ese sentido, además de la progresiva familiarización del público con el repertorio contemporáneo, tendría que darse una paralela familiarización por parte de la orquesta, ya que la Real Filharmonía, obviamente, no está, como la Sinfónica do Porto, tan acostumbrada a tocar este tipo de obras. Hay muchas estéticas y muchas técnicas que la Real Filharmonía apenas ha trabajado en los últimos años. ¿Tiene pensado algún tipo de progresión en la dificultad del repertorio?, ¿cómo se plantea la inmersión de la orquesta en dichas estéticas?
 
Baldur Brönnimann: Es que tocar música de Rebecca Saunders no tiene MÁS misterio que tocar música de Bruckner o de Mozart: sólo tiene OTROS misterios. Hay que, simplemente, hacerlo para entrar en su mundo particular, como con todo tipo de música. En nuestra educación como músicos, todos crecemos con Mozart y Beethoven, pero todavía no tanto con estéticas nuevas; cosa que, igual, está cambiando en muchos sitios. En la RFG ya hay varios músicos que tienen experiencia, o con música contemporánea, o con música antigua, así que partimos de una buena base.
 
Mi idea de una orquesta no es tanto que tenga una forma propia de tocar, y que la aplique a todo tipo de repertorio por igual, sino que encuentre un sonido y una interpretación única para cada estilo de música o cada compositor. Eso requiere mucha flexibilidad por parte de los músicos, pero forma parte de un proceso de descubrimiento y de entrar en otros mundos sonoros que, para mí, personalmente, son muy importantes. Creo que el proceso interpretativo necesita esa capacidad de descubrir lo esencial en una obra, y eso pasa por dar direcciones claras, flexibilidad y mucho tiempo de contacto con un tipo de música en particular, sea contemporánea o no.



8. Paco Yáñez: Ya ha comenzado usted a trabajar con la orquesta, se encuentran en la primera semana de ensayos, y están adentrándose, por lo que al repertorio contemporáneo se refiere, en la música de Kaija Saariaho y György Ligeti. ¿Cómo ve a la orquesta?
 
Baldur Brönnimann: Estamos en pleno trabajo y, a nivel individual, veo a los músicos muy bien. ¡Ya vas a escuchar el resultado! Por otro lado, el trabajo puramente orquestal está un poco descuidado. Hay que entrar mucho más en detalle y establecer una mejor disciplina orquestal. Y no hablo de interpretación, sino del conjunto, de la respiración colectiva, de la unificación de articulaciones, de la afinación, del balance interior y de la precisión del conjunto. Tenemos que trabajar para expresarnos con una sola voz, porque es ahí donde las orquestas se convierten en algo extraordinario.
 
«Una orquesta es mucho más que la suma de todos sus individuos, y si nos convertimos en una única familia sobre el escenario, vamos a ser mucho más convincentes. En eso estamos trabajando»










9. Paco Yáñez: Hablando del tamaño de la RFG, me pregunto si en algún momento, en sus conversaciones tanto con Sabela García como con el Consorcio y la alcaldesa de Santiago, se ha planteado la posibilidad de aumentar la plantilla en años venideros.
 
Baldur Brönnimann: Hablamos de todos los aspectos artísticos, claro. El tema de la plantilla es un tema heredado que es complejo, porque tenemos algunas posiciones, como la cuarta trompa, que no están cubiertas por plazas fijas y tampoco sé muy bien por qué es así. También hay muchas reglas y restricciones a la hora de contratar siempre a los mismos refuerzos, cosa que hace mucho más difícil el trabajo estructural del conjunto orquestal del que he hablado antes. Pero el tema de la plantilla es un tema del presupuesto del Consorcio de Santiago, y yo sé que Belén Hernández tiene la mejor voluntad con respecto a la orquesta.
 
Por el otro lado, tenemos también ventajas que otras orquestas no tienen. Tenemos a la Escuela de Altos Estudios Musicales, donde formamos cada año de quince a dieciocho jóvenes músicos en especialización orquestal.
 
«Yo espero poder potenciar este proyecto durante los próximos años, porque es uno de los pocos que hay, de este tipo y con estas características, en el sur de Europa»









 
10. Paco Yáñez: Acaba de citar a la Escuela de Altos Estudios Musicales, a cuyos jóvenes intérpretes invitará para los programas con gran orquesta y de la que, además, es usted ahora director, ¿qué proyectos tiene para esta Escuela y qué trabajo se plantea con jóvenes músicos y compositores?
 
Baldur Brönnimann: A los estudiantes no se les puede tratar como a refuerzos. Ellos están aquí para aprender algo; entonces, yo los pongo en programas donde hay un valor educativo, como ahora, por ejemplo, con las Danzas Sinfónicas (1940) de Rajmáninov. Las Danzas Sinfónicas son una obra ideal para estudiantes, porque cada instrumento tiene algo importante que decir, hay que escucharse y se pueden trabajar muchos elementos de la técnica orquestal de una manera muy didáctica. Como dije, la EAEM es un proyecto bastante único y quiero aprovechar eso al máximo: creo que la orquesta tiene la misión de apoyar a las jóvenes generaciones, así como apoyar la inserción profesional, tanto de músicos como de directores y de compositores. Aquí, en España, hay una joven generación buenísima, pero mucha gente se va afuera a trabajar. Se forman en España, pero después son otros países los que se aprovechan de esa formación. Ahí tenemos que trabajar el acceso laboral, que la gente joven tenga un espacio dentro de nuestras instituciones, con todo lo que eso implica.
 
«No sólo es que ellos necesiten trabajo: las instituciones también necesitamos la inspiración, el espíritu y las ideas de los jóvenes, y así se convierte en una situación en la que cada uno gana»
 










Entonces, vamos a ir en esa dirección con la EAEM. Este año están presentes en la temporada con sus propios proyectos alrededor de la música de Roberto Gerhard y Kaija Saariaho. Y en el futuro, espero que podamos ampliar e internacionalizar el trabajo de la EAEM.
 
11. Paco Yáñez: De hecho, están ustedes con la orquesta inmersos en el proceso de selección del nuevo director asistente, y creo que el número de jóvenes que se ha presentado es, por lo menos por lo que respecta a Galicia, espectacular.
 
Baldur Brönnimann: Se han presentado 111 personas, y eso que un requisito era hablar español e inglés; si no, se hubiesen presentado unas 250... Yo estoy formando y ayudando a jóvenes directores desde mi época de profesor de dirección en el Royal Northern College of Music en Mánchester y, ahora, en el marco de la Academia del Festival de Lucerna. Sé que hay mucha gente con talento. Lo que pasa es que, en dirección, el concepto de talento es muy particular, porque se puede tratar de muchas cosas: su capacidad social, su convicción, sus ideas musicales, su comunicación, su oído, su memoria, etc., etc., etc. La calidad de un director tiene muchas facetas y, al final, uno no busca al mejor director, pero sí al mejor para nuestra situación. Y a ese director o a esa directora la vemos, como también a los jóvenes de la Escuela de Altos Estudios Musicales, no como mano de obra barata, sino como a alguien a quien le queremos ayudar a formarse en la realidad de una orquesta, para que su carrera coja vuelo; y, así, ojalá que lleve un par de ideas de Galicia al mundo.
 
12. Paco Yáñez: ¿Qué le piden a ese joven director o directora, y cómo va a ser el proceso de selección?
 
Baldur Brönnimann: Hubo una primera ronda, en la que la gente tuvo que aportar sus vídeos de obras que dirigen y una breve presentación explicando por qué optan al puesto, también tenían que presentar sus currículums. Con este material, se hizo una preselección restringiendo a ocho candidatos que se van a invitar a Santiago en diciembre a una audición con la orquesta. A mí no me importan tanto los currículums, porque si alguien estudió en Ecuador muy probablemente no ha tenido las mismas posibilidades que alguien que haya estudiado en Viena, y no quiero perjudicar a gente que tiene talento simplemente por el lugar donde nacieron. Yo intento ver lo que cada uno tiene que ofrecer como director, lo que hacen con la música, sus ideas, sus maneras y su talento para comunicarlo.
 
Los ocho que vengan a Santiago tendrán que trabajar con la orquesta Dumbarton Oaks (1937-38), de Ígor Stravinski, y, a lo mejor, también puede que hagan algo con los estudiantes. Tras ese día, reducimos la selección a tres, y esos tres van a tener dos o tres días para ensayar con toda la orquesta, hacer entrevistas, etc., y dirigir un concierto público al final. El concierto público es muy importante, porque es donde se ve realmente quién tiene talento. Además, podemos implicar también al público en el proceso.
 
13. Paco Yáñez: En el futuro, los programas de este nuevo director asistente, ¿quién los decidirá y cómo se van a coordinar con la programación de la RFG?
 
Baldur Brönnimann: Eso ya está armado: están las semanas, están los programas y, después, en la próxima temporada esperamos que también alguien traiga un poco sus ideas; porque, por ejemplo, no tenemos a nadie que diseñe proyectos de educación, y me encantaría un día hacer proyectos para adolescentes, para adultos...
 
«....hay un montón de cosas que se pueden hacer y construir en Santiago, y queremos un joven director o una joven directora que no sólo aprenda aquí, sino que también nos traiga sus iniciativas y sus ideas»








 
 
14. Paco Yáñez: ¿Qué peso tendrá el repertorio contemporáneo en la elección de este director, dado el perfil que le están dando a la Real Filharmonía?
 
Baldur Brönnimann: No sé si va a tener peso, porque sólo hay dos maneras de dirigir: bien o mal, da igual el repertorio. Nosotros no queremos formar especialistas en algo. En la RFG necesitamos a alguien que tenga la flexibilidad y el interés para dirigir cualquier tipo de música, así como el talento de hacerlo bien.
 
15. Paco Yáñez: Sin embargo, es usted consciente de que el repertorio antiguo sí necesita cierto grado de especialización: esta temporada cuenta la Real Filharmonía con Aarón Zapico y con Enrico Onofri, además de que ha estado ya con la orquesta Amandine Beyer, con la que también cuentan para el futuro. ¿Hasta qué punto ve usted la necesidad de trabajar ese repertorio con especialistas?
 
Baldur Brönnimann: Es un trabajo un poco pedagógico para la orquesta, tanto con la música contemporánea como con la música antigua, el abrir nuevas estéticas, imaginarse cómo algo tiene que sonar; y, a lo mejor, cuestionarse un poco la manera cómo uno ha visto esa música hasta ahora. Yo espero que, en algún momento, la práctica de tocar música antigua también influya un poco en nuestra forma de tocar a los clásicos. Pero esto supone un proceso, porque tenemos músicos que vienen de muy diferentes escuelas musicales y de muy diferentes maneras de tocar, por ejemplo, música clásica. Yo creo que en la música clásica hay que empezar desde el núcleo que es la música antigua, y construirse poco a poco; y, después, aplicarlo al repertorio posterior. Para eso tenemos con nosotros a estos grandes músicos, como Amandine Beyer o Aarón Zapico.
 
16. Paco Yáñez: Otra novedad que ha traído a la Real Filharmonía es la de una compositora en residencia, Kaija Saariaho; aunque, al final, la presencia de la finlandesa en la programación será a modo de homenaje, tras su fallecimiento el pasado mes de junio. No sé si tienen pensado establecer esta figura del compositor residente en el futuro.
 
Baldur Brönnimann: Yo creo que es importante que vengan compositores aquí, no sólo para trabajar con la orquesta, sino también para trabajar con otros compositores. Para el público es importante que sepan que no todos los compositores están muertos. Cuando yo hablé con Kaija la primera vez, ella me había dicho, directamente: mira, a mí me encantaría ir a Santiago, pero no sé si voy a poder, por mi estado de salud. Era una muy buena señal, porque la gente quiere venir, aunque yo también le dije que haría falta trabajar con jóvenes, hablar con el público, estar presente para que la gente tenga una relación con tus obras, etcétera. Así que yo creo que, en este sentido de la composición en residencia, seguro que vamos a seguir. ¿Quién va a ser? Eso también depende, un poco, de muchas cosas, pero yo quiero seguir no sólo con el concepto de compositor residente, sino también con compositores vivos que pueden venir y que pueden ayudarme a establecer un vínculo entre sus obras y el público.

17. Paco Yáñez: Otra nueva línea de trabajo que incorporan esta temporada a la Real Filharmonía es la de los talleres para jóvenes compositores.
 
Baldur Brönnimann: Todos necesitamos buenas obras nuevas para orquesta. Lo que pasa es que los compositores jóvenes tienen pocas oportunidades de practicar la escritura orquestal. No creo que sea una solución eficiente la de, simplemente, encargar obras; también tenemos que ofrecer plataformas a los compositores para experimentar y refinar su lenguaje musical. Acompañarlos, ayudarles y brindar oportunidades para crear nuevo repertorio orquestal.
 
En la creación de nuevas obras somos todos cómplices: los músicos, los compositores y yo. En la historia de Galicia se ve muy claro: había pocas oportunidades, históricamente, así que hay poco repertorio gallego para orquesta. No podemos cambiar el pasado, pero sí el futuro, y ojalá en algunos años se diga que la RFG ayudó a crear un gran repertorio orquestal.
 
18. Paco Yáñez: De hecho, ya han comenzado a realizar encargos esta misma temporada, a Hugo Gómez-Chao y a Jacobo Gaspar; así como a buscar esa apertura a la sociedad: creo que ha tenido reuniones con la universidad, con el Ateneo... ¿Qué importancia tiene para usted el mover a la ciudad en torno a la orquesta, a la que se destina una buena parte del presupuesto cultural de Santiago, a través del Consorcio?
 
Baldur Brönnimann: Voy a dejarme la piel para hacer que la orquesta esté presente en la ciudad; y, en este aspecto, hay mucho que hacer todavía. No veo afiches ni presencia física de la orquesta en casi ningún lugar público de Santiago, y en muchas cabezas tampoco está presente. Así que tenemos mucho trabajo por delante. Pero lo primero que tenemos que crear es algo verdaderamente especial, para que la gente vea a la RFG con orgullo y se identifique con ella, porque no hay nada mejor que una buena publicidad boca a boca, así que en eso estamos.
 
19. Paco Yáñez: ¿Qué relevancia le confiere usted a que el Auditorio de Galicia se convierta, como ocurre en Oporto, en una auténtica casa de la música, donde no sólo suene música clásica, sino distintos tipos de música, así como donde pueda haber ciclos de cine, conferencias, exposiciones sobre música, etcétera? ¿Cómo se puede revitalizar ese espacio, que parece un tanto apagado?
 
Baldur Brönnimann: Es un edificio de otra época y con otra filosofía detrás diferente que la de Casa da Música. La sala principal suena muy bien y ésa es una gran ventaja. Aparte de eso, yo creo que con los responsables de la sala y con mucha gente en el ámbito cultural compartimos la meta de que el Auditorio de Galicia sea un espacio vivo. En mi opinión, hay que pensar también en la experiencia completa del público: el lado social, la comida, la bebida..., lo que se pueda hacer en este espacio que no sea sólo sentarse y escuchar un concierto. Este año tenemos un acuerdo con Galicia Calidade para que, después de algunos conciertos, se ofrezcan un vino y algunos productos gastronómicos locales, para que la gente se quede, socialice y se mezcle con los artistas. Es una iniciativa muy generosa por parte de ellos, así como un pequeño paso hacia una experiencia de un concierto clásico más sociable y más democrático.
 
20. Paco Yáñez: Cuando se presentó la actual temporada de la Real Filharmonía, en junio, con un concierto muy interesante que anticipó parte de lo que escucharemos a lo largo de los próximos meses, animaron ustedes entonces a la gente a que se abonara, pues creo que sobrevolaba el temor a que este cambio de ideas en la programación, después de tantos años con otra dinámica en la RFG, pudiera repercutir en una falta de interés por parte del público. Cuatro meses más tarde, parece que ha ocurrido lo contrario: ha aumentado el número de abonados en un 14%, una de las mayores subidas de los últimos años. ¿Qué feedback, qué ambiente se está encontrado en la ciudad de cara a su nuevo proyecto con la Real Filharmonía?
 
Baldur Brönnimann: La respuesta, de momento, es muy positiva. Es una programación arriesgada, pero con una línea clara. En mi carrera siempre he apostado por tomar al público en serio, y no veo por qué en Santiago no se podrían hacer las mismas cosas que en Berlín o en Londres. El presupuesto en Santiago es comparativamente pequeño, pero para mí no es una razón para que la RFG no tenga una identidad artística clara y propia. No veo el sentido en querer hacer lo mismo que hacen todos los demás, pero con peores condiciones. Queremos ser nosotros: tener un enfoque en programas, más que en nombres grandes, y construir líneas narrativas que nos permitan programar cosas interesantes y atractivas, así como romper algunos esquemas obsoletos.
 
21. Paco Yáñez: ¿Tienen pensado sacar a la RFG fuera del Auditorio, con más conciertos en los barrios, llevándola a festivales en Galicia o, incluso, que la orquesta pueda realizar giras?
 
Baldur Brönnimann: A mí me gustaría hacer mucho más en este aspecto. Hay mucha gente que no ha escuchado a la RFG todavía, y ellos también pagan sus impuestos. Por ejemplo, el concierto que hacemos en la Plaza de la Quintana, en julio, tiene un ambiente muy especial, porque la gente se acerca a la orquesta sin el marco de un concierto clásico, y eso me parece muy bonito.
 
Cuando le pregunto a la gente por qué no viene a un concierto, nunca hablan de la música en sí misma; siempre contestan que sienten que no entienden nada sobre la música o que el marco de un concierto clásico les parece muy rígido. Por eso me gusta salir de nuestra sede y acercarnos a la gente; y, de camino, romper un par de prejuicios, también.
 
Las giras ya son otra cosa. Hay que tener muy claro por qué uno hace giras, porque son muy caras y no siempre son el mejor uso del presupuesto público. ¿Qué sentido tiene ir a una ciudad europea donde ya tienen varias orquestas, y hacer lo mismo que ellos? Pero si hay un proyecto especial nuestro, o una meta para promocionar la cultura de Santiago, eso sería otra cosa. Así que estamos abiertos a cualquier posibilidad.
 
22. Paco Yáñez: Algo que quizás está un poco desatendido en los últimos años es el intercambio entre orquestas. A la temporada de la RFG apenas llega la Sinfónica de Galicia una sola vez, y se da, como me decía hace años Arturo Tamayo, la situación de que España es como un reino de taifas en el que cada orquesta vive mayormente en su propia región, pero sin haber una comunicación y una red estructurada de intercambios, como sucede en otros países de Europa. ¿Tienen pensado reforzar esos vínculos entre las orquestas? Por otra parte, ¿qué tendrían que traer esas orquestas a Santiago: cualquier programa o algo que negocien ustedes de antemano?
 
Baldur Brönnimann: A mí me interesa traer cosas a Santiago que no podamos hacer por nuestra cuenta: ópera, obras que no podamos interpretar por una cuestión de tamaño o por las implicaciones que tienen, etc. Pero para mí no tiene mucho sentido, por ejemplo, ir a Coruña y hacer lo mismo que la Orquesta Sinfónica de Galicia. Además, las orquestas arman sus temporadas bajo su propio criterio, y es difícil que encaje también con nuestra programación.
 
Lo que sí creo que habría que mirar son temas que tiene sentido desarrollar a nivel de toda la región; por ejemplo, el tema del teatro musical, de la ópera o de la música contemporánea; pero eso son conversaciones para más adelante.
 
23. Paco Yáñez: ¿E invitar a grupos de música antigua o de música contemporánea a la temporada de abono de la Real Filharmonía; es decir, que no sea sólo la propia orquesta la que protagonice la temporada, es algo que contemplan?
 
Baldur Brönnimann: No estamos cerrados a nada, pero no tenemos ni el presupuesto ni la competencia para programar a otros grupos. Que esos conjuntos toquen en el Auditorio de Galicia depende de que se programen otros ciclos de conciertos allí, como sucede con las Xornadas de Música Contemporánea.
 
24. Paco Yáñez: Además de ser el actual titular de la Real Filharmonía, es usted un director con una carrera internacional muy activa, ¿qué proyectos y qué retos tiene próximamente, tanto en el ámbito español como en el internacional?
 
Baldur Brönnimann: Estoy en un momento de mi vida en el que quiero hacer mi radio de acción más pequeño, no más grande. En España, esta temporada, aparte de la RFG, voy a trabajar con las orquestas de Valencia y de Euskadi, y acabo justamente de trabajar con la Orquesta y Coro Nacionales de España, y con la Sinfónica de Madrid, habiendo sido, ambas, unas experiencias muy buenas.
 
En el ámbito internacional, voy a volver a mi trabajo con los jóvenes directores y directoras en el Festival de Lucerna, y voy a algunos de los lugares donde ya nos conocemos bien, como la orquesta de la Radio de Stuttgart y la de Colonia. También iré al Teatro Colón, en Buenos Aires, donde tengo muchos amigos.
 
25. Paco Yáñez: Otro género en el que ha trabajado mucho es la ópera, ¿tiene algún proyecto próximamente?
 
Baldur Brönnimann: No, óperas, por el momento, no puedo hacer. Es que las óperas tienen un tiempo muy largo de producción, y con mis niños pequeños es demasiado tiempo fuera de casa: lo paso muy mal, tanto tiempo lejos. Así que la ópera tendrá que esperar hasta que los chicos sean más grandes.
 
26. Paco Yáñez: Hemos abordado en esta entrevista un gran número de estéticas, pero dígame dos o tres compositores, tanto de la tradición como contemporáneos y actuales, en los que tenga usted un especial interés, en los que quiera profundizar.
 
Baldur Brönnimann: ¡Hum!... Históricos: Schumann, Berlioz, Janáček, Sibelius y la Segunda Escuela de Viena. Contemporáneos: ¡todos los vivos relevantes! Y de los ya fallecidos que se incluyan entre los contemporáneos: Claude Vivier, Fausto Romitelli y Christophe Bertrand.
 
27. Paco Yáñez: Por último, creo que las primeras noticias que usted tuvo de Galicia fueron, precisamente, a través del tema que vertebra la programación de la Real Filharmonía esta temporada: a través de la emigración gallega en Suiza.
 
Baldur Brönnimann: Sí, ya que Pratteln, que está cerca de Basilea, donde yo crecí, era tradicionalmente uno de los pueblos con los índices de inmigración más altos de toda Suiza. Esto se debe a que era un pueblo con mucha industria; sobre todo, química. Tuvimos gente de todas partes como vecinos: italianos, portugueses, andaluces, gallegos y, más tarde, serbios, turcos o kosovares. Hoy el inmigrante soy yo y, aunque he tenido la suerte de no tener que cruzar el Mediterráneo en patera, comparto muchos sentimientos tanto con la gente que viene de África como con los emigrantes gallegos repartidos por todo el mundo: la nostalgia, la búsqueda de un futuro mejor y, de vez en cuando, un sentimiento de estar perdidos. Esto lo compartimos todos.
 
Esos sentimientos también están presentes a lo largo de toda nuestra primera temporada con la RFG, a la que hemos titulado “Migracións”. Comenzamos con tres inmigrantes famosos, con Kaija Saariaho, György Ligeti y Serguéi Rajmáninov, y seguimos durante toda esta temporada con música de grandes compositores emigrados. Queremos dedicar esta temporada al público gallego, y decir, a nuestro modo, que «A RFG é a súa casa» («La RFG es su casa»).
 




Las fotos son de A voz a escena, La Diapo y han sido facilitadas por la Real Filharmonía de Galicia

 
© Una entrevista de Paco Yáñez para El Compositor Habla. Noviembre 2023


 

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