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«Considerar las músicas de raíz popular como algo de lo que avergonzarse es un retroceso increíble» Josep Vicent

28/11/2023

Una entrevista de Ismael G. Cabral para El Compositor Habla

«La carrera de un director de orquesta se fragua muy poco a poco, es un camino largo repleto de aprendizajes, influencias, necesidades técnicas y experiencias»

Según la Real Academia de la Lengua Española, meteórico, ca – adjetivo. De los meteoros o relativo a ellos. La carrera de Josep Vicent (Altea, 1970) no es cuestión de un acelerón, de un aquí y ahora. Es una trayectoria sostenida en el tiempo y cuyas señas de identidad estuvieron claramente presentes desde sus comienzos. No obstante, de un tiempo a esta parte, los acontecimientos se han venido sucedido para Vicent con un ritmo fulgurante. Experimentado percusionista, programador, difusor de muchas y heterodoxas músicas presentes, su pronto salto a la dirección de orquesta le mantiene ahora con una ocupación máxima. Ya al frente del conjunto ADDA-Simfònica, del que es titular, ya con numerosas orquestas y formaciones que lo reclaman. Sobre su actualidad pero también, y de manera destacada, sobre su relación con las nuevas músicas (de Xenakis a Nyman, de Berio a Corea) versa la siguiente conversación.



1. Ismael G. Cabral: Su formación inicial como percusionista no es la más habitual para un director de orquesta. ¿Cómo cree que este conocimiento instrumental condicionó sus primeros pasos hacia el podio?

Josep Vicent: La carrera de un director de orquesta se fragua muy poco a poco, es un camino largo repleto de aprendizajes, influencias, necesidades técnicas y experiencias. Todo ese conocimiento va consolidando la personalidad que finalmente te convierte en un director, en quien ha de encontrar las vías para inspirar a los colegas músicos de la orquesta. Mi instrumento principal durante los primeros años de mi carrera fue a un nivel alto y muy exigente conmigo mismo la percusión y eso me ha dado ventajas en la medida en que pasé mucho tiempo muy centrado en las músicas del presente, en la polirritmia y en nuevas estructuras compositivas. Obviamente todo ese bagaje fue una ayuda pero no significa que sea más o menos importante del aprendizaje de como funciona un instrumento de cuerda o uno de viento. Aunque si de algún modo la percusión me ha condicionado de algún modo lo ha hecho para bien, dándome un elemento más en el que apoyarme.

2. I.G.C.: Continuando en sus comienzos usted no solo se interesó por la interpretación, también por la creación de propuestas y de espectáculos, a menudo ligados con la música actual. ¿Quizás como manera de arroparla, de hacerla llegar al público de manera más desbrozada?

Josep Vicent: Siempre he pensado que hay una parte esencial del trabajo de un director de orquesta que es la capacidad para programar, el entendimiento de los repertorios para construir conciertos desde la perspectiva de crear una obra global. Intento que los programas tengan mensajes internos que ayuden a conectar, que tengan unidad y contrastes. Y por supuesto considero que todos los elementos a nuestro alcance desde el punto de vista escénico cuando sean posible siempre son armas que nos ayudan a reforzar el nexo con los públicos. Cada vez más en nuestro tiempo todos esos elementos son partes imprescindibles de lo que debemos entender por un concierto.

 

«Siempre he pensado que hay una parte esencial del trabajo de un director de orquesta que es la capacidad para programar, el entendimiento de los repertorios para construir conciertos desde la perspectiva de crear una obra global».

3. I.G.C.: Tampoco ha tenido nunca remilgos  a la hora de acercarse a músicas de raíz más popular, algo no siempre habitual.

Josep Vicent: Considerar las músicas de raíz como algo de lo que avergonzarse es un retroceso increíble. Piense que los grandes repertorios históricos sinfónicos se componen de multitud de obras, muy trascendentales, que están inspiradas en esencias populares folclóricas que los compositores han sentido, vivido o añorado. Véase todas las músicas nacionalistas de Bartók, Stravinsky y tantos otros creadores. Hay que hacer música ampliando lo más posible la paleta de recursos para llenar nuestro lienzo. Y por supuesto que la música popular es un elemento más a nuestra disposición.

4. I.G.C.: Tuvo al mismo tiempo una intensa vinculación con la música de Iannis Xenakis. ¿Le sigue interesando hoy por igual, ahora que ha adquirido su legado una ‘relativa’ mayor proyección?

Josep Vicent: Durante muchos años mantuve una conexión muy profunda con las obras de Xenakis, siempre sentí con su música que la gran arquitectura sonora estaba sentida por el compositor por encima de otros detalles estructurales más cercanos a la micro-orquestación. Además me emocionaba muchísimo sentir los grandes pilares sonoros y la posibilidad de construir grandes edificios sinfónicos con sus partituras. Fui a verle a París, hablé mucho con su asistente e incluso arreglé alguna de sus piezas. Y, en efecto, su influencia en mí ha sido muy importante y le llevaré siempre conmigo.

5. I.G.C.:  Con la World Orchestra -también con la Royal Liverpool Philharmonic- grabó tres sinfonías de Michael Nyman. ¿Qué recuerdos guarda de aquella experiencia y de su trabajo con el compositor?

Josep Vicent: El trabajo con Michael Nyman fue intenso porque fue muchísima cantidad en unos meses, ofrecí múltiples conciertos con su música (que dirigí en Italia, Gran Bretaña, Holanda, Francia, España y México). Y grabé varias de sus obras orquestales. Aprendí mucho de él, es un compositor muy intuitivo y su lenguaje podrá gustar más o menos pero es un creador que realmente conoce la orquesta y los lenguajes compositivos del siglo XX. De hecho hay un libro suyo en el que analiza la diversidad estética de la música contemporánea, Música experimental, de John Cage en adelante.

6. I.G.C.: Con la orquesta ADDA Simfònica ha grabado recientemente el ballet La consagración de la primavera, de Stravinsky, entre otras obras del músico ruso. ¿Qué le animó a documentar en disco un clásico del siglo XX como este, del que existen tantas referencias disponibles?

Josep Vicent: Con la música de Stravinsky vivo un idilio desde hace años, se ha convertido en un espejo para mí, me voy reencontrando con ella con asiduidad y voy haciendo un viaje muy inspirador de observar mi propia evolución, de continuar un aprendizaje, en unas partituras que permiten adentrarse en ellas con mayor profundidad cada vez. Recientemente he grabado sus tres ballets más importantes con el sello Aria Classics (Petrushka, Pájaro de fuego, Consagración). Esta es la prueba indiscutible de que sigo sintiendo una enorme trabazón con su obra.

7. I.G.C.: Vista su trayectoria en perspectiva esta hoy ha adquirido unos contornos más clásicos; dirige más repertorio y no parece tan centrado en la música contemporánea. ¿Es una consecuencia lógica de su dedicación actual a la dirección de orquesta o también parte de un asumido distanciamiento (desde luego, no total) de la música de hoy?

Josep Vicent: Para nada. Sigue estando muy presente en mi quehacer y cada año doy a conocer tres o cuatro obras de nuevas y varias piezas de repertorio. Durante esta temporada estreno a Nicola Campogrande y haré música de Luciano Berio, de György Ligeti y de Arnold Schoenberg. La música contemporánea sigue formando parte de mis conciertos, aunque es verdad que ahora hago una cantidad de ellos mucho mayor y también dedico tiempo a revisar las músicas rusas en general, con las que me siento en casa. Y no descuido poner en los atriles a otros compositores que me parecen de una modernidad abrumadora como Beethoven y Rachmaninov.

 

«La música contemporánea sigue estando muy presente en mi quehacer y cada año doy a conocer tres o cuatro obras de nuevas y varias piezas de repertorio»

8. I.G.C.: Dirige actualmente la Orquesta ADDA-Simfònica. ¿Cuáles son las fortalezas de este conjunto y, más aún, cómo definiría su identidad en el contexto de las orquestas españolas?

Josep Vicent: Creo que en estos relativamente pocos años de trabajo estable la orquesta ha sabido hacerse con una personalidad propia indiscutible, esa era mi intención al principio. Pienso que hemos logrado juntos tener un sonido propio, una marca que nos distingue. ADDA-Simfònica es además una orquesta moderna en cuanto que afronta diversidades estéticas muy amplias gracias a una capacidad rítmica alta. Me enorgullece todo esto. Pero hay otra característica y es la energía que entrega en cada concierto, para mí eso es esencial. Fíjese que en un mismo año hemos tenido nominaciones a los Grammy a gran conjunto instrumental, a mejores arreglos y también al Large Jazz Ensemble.

9. I.G.C.: ¿Qué ha supuesto para usted y para la formación la nominación a los Latin Grammy y qué puede detallarnos del trabajo en torno a la música de Chick Corea con tan ilustres colaboradores (Paquito de D’Rivera, David Pastor, etc...)?

Josep Vicent: Es verdad que la nominaciones a los Grammy supone un cambio muy importante porque te sitúa en el imaginario de mucha gente que no sabía que existías, su efecto es tremendo. Estoy muy sorprendido por ello y hacer este disco ha sido un inmenso placer desde el principio, desde que soñé la posibilidad cuando hace muchísimos años mi madre me regaló aquel disco de Chick Corea y Gary Burton, In concert, Zürich. Entonces empecé a pensar en la posibilidad de hacer un Chick Corea sinfónico, lo que se ha podido hacer realidad ahora, trabajando de la mano con enormes arreglistas y solistas. Un auténtico placer hacer un disco sin prejuicios que mira hacia adelante hecho con la misma valentía que tuvo Corea acercándose a Mozart, a la música contemporánea, a la popular y al jazz más potente.

10. I.G.C.: Este próximo diciembre dirigirá la Novena de Beethoven en el ciclo de Ibermúsica. ¿Desde qué perspectiva interpretativa se acercará a ella?

Josep Vicent: La gira con la Novena es mi proyecto más importante de este año. Yo he hecho todas las sinfonías y conciertos para piano de Beethoven pero nunca había dirigido la Novena. Y no la hacía porque consideraba que llegaría el momento en el que, tras haber estudiado todas las otras partituras, tendría el bagaje suficiente y la valentía para afrontarla con ilusión. Es una gran responsabilidad,  voy a abordarla desde una tercera vía porque los tiempos pasan y la música está en continua evolución. La visión que tenemos hoy de las partituras de otros tiempos no tiene porque ser irrespetuosa con el concepto inicial del compositor pero sí que hemos de saber reinterpretar desde la perspectiva de los instrumentos actuales un lenguaje que, de otro modo, quedaría obsoleto. Estoy absolutamente emocionado de estos conciertos que vamos a hacer en Madrid, Barcelona, Zaragoza y Alicante.
 


11. I.G.C.: ¿Qué proyectos relacionados con la música contemporánea tiene en su agenda más próxima?

Josep Vicent: Es un año muy repleto de música contemporánea. Acabo de dirigir en Polonia la Sinfonía nº3 de Philip Glass y hace poco también presenté el nuevo Concierto para guitarra y orquesta de Nicola Campogrande, magnífico compositor italiano. Durante la gira de Beethoven que antes comentábamos abriré el concierto con una partitura maravillosa de Xavier Montsalvatge, su Canto espiritual, y en febrero de 2024 haré con ADDA-Simfònica piezas de John Adams y la gigantesca Sinfonía de Luciano Berio. Y más adelanté, allá por primavera, dirigiré una pieza muy poco tocada por lo radicalmente moderna que es la Sinfonía nº2 The age of anxiety, de Leonard Bernstein, con Josu de Solaun al piano.

12. I.G.C.: ¿Qué compositores actuales le interesan cuya música no ha tenido todavía ocasión de dirigir?

Josep Vicent: Con los compositores vivos mantengo una relación bastante intensa con muchos de ellos y siempre intento buscar huecos programáticos para darles cabida. Pensando en alguna gran obra del siglo XX que tengo pendiente le diré que espero poder dirigir la Sinfonía Turangalila, de Olivier Messiaen. Estoy seguro de que vendrán muchas cosas en el futuro relacionadas con la música de nuestro tiempo.
 

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