"Lentamente, fui entrando en la poética de lo esencial, de lo sutil, del sentimiento hondo ante la belleza de lo que nos rodea y que, con frecuencia, pasa desapercibida."
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1. Ruth Prieto: El próximo día 14 de octubre en el Marco del Festival de Tres Cantos de Madrid estrena usted una obra. ¿Qué puede comentarnos de este festival?
Josep Maria Guix: Conozco la existencia del festival desde hace años y, para mí, es un verdadero orgullo ser testigo privilegiado de su decimosexta edición: en la música contemporánea dicha longevidad es un lujo.
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"También lo es observar que se apuesta por un abanico de compositores adscritos a estéticas dispares y procedentes de diversos ámbitos geográficos –algo inhabitual en la España autonómica."
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Asimismo, la convivencia de agrupaciones muy diversas, así como la presencia de autores clásicos del siglo XX junto a compositores noveles es, de nuevo, un punto a su favor, como lo sería también la voluntad de descentralizar la actividad concertística y trasladarla a una población cercana a la capital -una manera efectiva de revitalizar la vida cultural de un núcleo urbano.
2. R.P.: En un momento tan difícil para la cultura, donde generar y mantener iniciativas es tan complicado y donde lo que domina es el entretenimiento ¿cómo ve el panorama actual de la música contemporánea en Cataluña, España y en el mundo?
Josep Maria Guix: Comparto el diagnóstico, puesto que algunos síntomas saltan a la vista de manera alarmante. Asimismo, un buen número de intelectuales señalan que la cultura del ocio ha sustituído a la Cultura –así, en mayúscula-, coincidiendo con el hecho de que la universidad apuesta por saberes útiles en detrimento de las humanidades. Reivindicar y apoyar económicamente la cultura debería ser algo normal, aunque ante las elevadas tasas de paro, los frecuentes deshaucios de familias enteras o la presencia desesperada de refugiados en las costas europeas, ¿quién se atreve a decirlo en voz alta cuando el dinero público escasea? Detectar el problema es, sin embargo, un primer paso hacia la búsqueda de una solución.
Desconozco el panorama internacional, incluso el español, como para ser capaz de emitir un juicio sensato y apuntar remedios posibles -para opiniones superficiales andamos sobrados de tertulianos radiofónicos.
Bien es cierto que corren malos tiempos para la música que se aparta de las directrices uniformadoras. Incluso diría que, en el ámbito clásico, no parece que Beethoven sea hoy muy comercial: pesa más la BSO de El señor de los anillos que la 4ª sinfonía del compositor de Bonn, si nos centramos excusivamente en la recaudación de sala. ¿Cómo solucionar este desequilibrio? Con educación, apuesta de los poderes públicos –también de los privados- por propuestas de calidad a largo plazo, ajenas a modas, y con mucha fe en lo que se está construyendo y en las personas que están gobernando la nave. En el ámbito de las letras, el ejemplo de Acantilado/Quaderns Crema, y el de tantas editoriales modestas, es un motivo de esperanza.
[Joan Guinjoan, Jonathan Harvey, Benet Casablancas y Josep Maria Guix en el Auditori de Barcelona (24 de marzo de 2007)]
Conozco mejor el panorama musical catalán –he sido programador de un festival ya extinto-, que arrastra, a mi entender, algunos problemas graves desde hace tiempo. Hay una tendencia al centralismo: Barcelona como eje de toda actividad importante, salvo el paréntesis veraniego, en que la música parece trasladarse a la Costa Brava. A la vez, padecemos una tremenda amnesia en relación a los compositores catalanes –sea cual sea su lugar en la historia.
A modo de ejemplo, la principal orquesta del país tan solo ha programado, en la presente temporada, a tres autores locales coetáneos –uno de ellos, compositor residente. Y por lo que se refiere a nuestra tradición, ¿solamente hemos sido capaces de pensar en Sor y en Granados? ¿Por qué no reivindicar la música de Morera, Serra, Manén, Blancafort o Toldrá, por citar algunos nombres del pasado? ¿Y dónde está la música de Miquel Oliu, Ramon Humet, Joan Magrané o Agustí Charles? Por supuesto, intentar plantear la posibilidad de que suene aquí la música de Alberto Posadas, Jesús Rueda, Eduardo Soutullo o Ramon Lazkano es una utopía. Pero incluso Schönberg, Ligeti o Berio son autores inexistentes, ahora y aquí. Lo asumo con cierta nostalgia del ayer.
Bien es cierto que algunas asociaciones e intérpretes están llevando a cabo una encomiable labor, tanto en la diversificación geográfica de los conciertos, como en la recuperación de autores, y todo ello muy a menudo por amor al arte. Debería ser prioritaria la creación de un organismo que favoreciese la difusión de la música culta, en vivo, por la red de teatros y salas de concierto de todo el territorio. Tenemos cada vez más intérpretes jóvenes bien formados –doy fe de ello.
"Hay que reivindicar de nuevo el espíritu de la Mancomunitat, pero ello depende más de las personas que hay al frente de los proyectos que de las propias instituciones."
Paralelamente, parecemos vivir un resurgir del teatro musical, aunque, o bien es un subproducto televisivo, o peca de una tremenda superficialidad en el aspecto musical –todo parece centrarse en decorados y acrobacias actorales. De nuevo, Barcelona, y por lo que se refiere a los musicales, no es ni Broadway ni Londres. ¿Alguien ha pensado en llevar a escena un West Side Story con intérpretes de nivel, ya que tenemos buenos cantantes de ópera? Por lo menos tendríamos la posibilidad de comparar a Bernstein con aquellas propuestas carentes de originalidad y sumamente mediocres en lo musical.
Centrándome más en la música de hoy en día, creo que han caído determinados preceptos sobre lo que suponía ser o no ser moderno en términos compositivos y ha entrado, por fin, aire fresco. Aparecen muchas iniciativas de estética muy disímil –grupos, cursos, festivales-, y tal vez sería aconsejable unir esfuerzos para consolidar un frente común que dejara constancia de este firme testimonio ante tanta efervescencia creativa.
3. R.P.: Con respecto a la obra que estrena
'Seven haikus for solo cello' que interpretará Guillermo Pastrana ¿qué puede comentarnos de esta obra?
Josep Maria Guix: Meses atrás, David del Puerto me escribió para comentarme la posibilidad de un encargo y me brindó diversas posibilidades. Tengo que decir que, tanto él como Alfonso Carraté y el cellista Guillermo Pastrana –que llevará a cabo el estreno- han sido amabilísimos y eficaces a partes iguales. Trabajar así da gusto.
Mi intención, desde un primer instante y ante las obras de referencia que existen para dicho instrumento –desde Bach a Ligeti-, fue trabajar con gran dosis de humildad, intentando comunicar, hacerlo bien y decir algo que fuese nuevo sin renunciar a la tradición. Pensé en un ciclo de piezas breves, concentradas y de gran delicadeza en el tratamiento del sonido. En cada una de ellas abordo una forma de tocar distinta, desde los trinos de armónicos sul ponticello a los slaps producidos por la colocación de los dedos sobre el tasto.
No he querido renunciar ni a las técnicas extendidas que amplían la paleta sonora, ni tampoco a una nueva forma de concebir la melodía basada en la incorporación del delay y del proceso de filtrado electrónicos –a pesar de que la obra no incorpora medios electroacústicos.
Pero sobre todo, deseo transmitir una idea poética relacionada con el haiku en que me he basado para cada una de las siete piezas: un texto que a menudo recurre a una imagen visual para recrear un estado de ánimo, una sensación, un sentimiento, y que yo transformo en sonido leve, en resonancia, en silencio, para evocar de nuevo ese estado de ánimo al que nos remite el poema.
Es una música de una fragilidad extrema y, consecuentemente, difícil de interpretar: creo en el virtuosismo de cámara, aquel que huye de los grandes fuegos de artificio, y convierte en aparentemente sencillo la complejidad técnica.
4. R.P.: En su catálogo hay varias obras tituladas Haikus para diferentes instrumentos o conjuntos instrumentales, ¿de dónde viene este interés por los haikus?
Josep Maria Guix: Tengo dos explicaciones: una histórica y la otra eminentemente práctica.
La aproximación al haiku –y a lo nipón, en general- surgió hace casi una década y fue fruto del azar, gracias a un encargo de Fundació Caixa Catalunya: componer una obra para la inaugurar una exposición de grabados japoneses. Lentamente, fui entrando en la poética de lo esencial, de lo sutil, del sentimiento hondo ante la belleza de lo que nos rodea y que, con frecuencia, pasa desapercibida.
Con los años, han ido aumentando las obligaciones –docentes, familiares, de gestión del día a día- y cada vez me resulta más complicado disponer de tiempo de calidad para centrarme exclusivamente en la composición. Ello me obliga a prescindir, de momento, de obras de grandes dimensiones.
5. R.P.: ¿Qué proyecto le gustaría abordar como compositor? ¿Cuáles son sus próximos proyectos?
Josep Maria Guix: Me gustan todos, porque si no son santo de mi devoción ya no los acepto.
De forma inminente, hay un par de obras que están sobre la mesa y en proceso de creación, para cuarteto de clarinetes y para cuarteto de cuerdas, respectivamente. Más allá aparecen piezas para marimba, para coro y saxofón, una cantata infantil, etc.
Me encantaría componer un concierto para clarinete y otro para flauta. Ya hay dos músicos excelentes que se han prestado a interpretarlos. Pero no puedo abordar dichos proyectos si no obtengo un firme compromiso de estreno y cierta financiación para centrarme por completo en la escritura.
Y como músico hay todavía algo que tengo pendiente y que no sé cómo abordar con el grado de calidad que merece, puesto que en realidad no es una tarea compositiva: el proyecto de grabación de un CD monográfico con buena parte de mi obra de cámara, proyecto que sigue todavía en el cajón tras varios años. Estoy convencido de que dicho disco funcionaría muy bien. ¿Algún mecenas está leyendo esta entrevista? Conozco a los intérpretes que podrían llevarlo a cabo –sé de su buena predisposición-, también un excelente técnico de sonido que ya conoce mi música e incluso un sello discográfico dispuesto a editarlo con mimo, pero de nuevo aparece el incoveniente del dinero. Espero que surja pronto la ocasión y, si no es posible, me conformo con la creciente difusión que están teniendo mis obras en las salas de concierto y, sobre todo, con el consejo de Antonio Machado:
“aguarda sin partir y siempre espera, que el arte es largo y, además, no importa”.
Se pueden ver las partituras en el siguiente link:
'Seven haikus for solo cello'
Las fotos de Josep María son de May Zircus cortesía del compositor
Más información en la web del compositor
Josep Maria Guix
Más información en el perfil del compositor en nuestra
web ECH