ISSN 2605-2318

Entrevistas

Rosa Torres-Pardo | Entre anhelos y tormentos


18/07/2016

Entrevista. Estos días estamos asistiendo a varios homenajes- en el festival de Música de Granada, en el Auditorio de El Escorial, el Liceo de Barcelona, en el Teatro Real- al compositor Enrique Granados en los que la pianista Rosa Torres-Pardo participa. Hemos hablado con ella para conocer un poco más la figura de este gran compositor a quien Torres-Pardo a dedicado tantas veladas.


1. Ruth Prieto: Estos días estamos asistiendo a varios homenajes -en el festival de Música de Granada, en el Auditorio de El Escorial, en el Teatro Real- al compositor Enrique Granados en los que usted participa: ¿qué puede comentarnos de este centenario?

Rosa Torres-Pardo: Se han dicho mucha cosas, es un gran compositor y es imposible celebrar el centenario de la muerte de Enrique Granados sin pensar en una gran paradoja del destino; una tragedia -derivada del rotundo éxito obtenido por el compositor en América- causada por "daños colaterales" de la primera guerra mundial. Aquella maldita guerra que le persiguió primero con la cancelación del estreno de su ópera Goyescas en la Academia Nacional de Música y Danza de París -cuya carta de compromiso data del 22 de junio de 1914- y más tarde con el ataque de un submarino alemán al barco en el que el matrimonio Granados volvía a España. Un concierto en la Casa Blanca en Washington, surgido después del estreno de Goyescas en el Teatro de la ópera de Nueva York, les obligó a cambiar los pasajes de vuelta.
 
"El 24 de marzo, después de hacer escala en Inglaterra, embarcan en el Sussex, un barco de vapor francés, que a mitad de travesía es torpedeado y partido en dos en pleno Canal de la Mancha. Ochenta personas pierden la vida, entre ellas Enrique Granados y su mujer, Amparo Gal."
 
 
2. R.P.: Pese a ser hijo y hermano de militares, los intereses de Granados giraban principalmente en torno a la música ¿no?

Rosa Torres-Pardo: Si, a la música, a la poesía y el arte. Llamado por muchos “el poeta del piano”, a lo largo de sus casi 49 años nunca llegó a estar suficientemente satisfecho con el trabajo realizado, a pesar de los numerosos reconocimientos y premios recibidos. Sin embargo, tras el éxito del estreno de sus Goyescas en Nueva York, escribe a un amigo: 

“… por fin he visto mis sueños convertidos en realidad. Es verdad que mis cabellos están canosos y que se puede decir que es ahora cuando empiezo mi obra. Estoy lleno de confianza y entusiasmo para trabajar cada vez más y más. Estoy empezando. (…) Soy el superviviente de la lucha sin fruto hacia la cual la ignorancia y la indiferencia de nuestro país nos ata. Toda mi felicidad actual se basa más en lo que ha de venir, que en lo hecho hasta ahora…”


3. R.P.: Granados desapareció demasiado pronto, ¿qué puede comentarnos de su obra?

Rosa Torres-Pardo: Evidente que la muerte interrumpió la obra de Granados en la plenitud y madurez y no podemos más que lamentar una y otra vez su terrible y triste final. Sin embargo, dejó obra suficiente como para seguir llenando programas de conciertos y hacernos muy felices al poder disfrutar del legado de su música, especialmente de su obra para piano.  

4. R.P.: ¿Qué influencias musicales tenía Granados?

Rosa Torres-Pardo: Al igual que Isaac Albéniz y Manuel de Falla, tuvo como maestro al compositor Felipe Pedrell, representante de la Renaixença catalana, movimiento cultural catalán que exaltaba los sentimientos románticos patrióticos. Pedrell compuso la ópera Els Pirineus, con texto de Jacinto Verdaguer, y editó la obra de Tomás Luis de Victoria, entre otros trabajos de recuperación, manteniendo los principios de este movimiento.

 


"Pedrell fue autor del Manifiesto por nuestra música, que sirvió de orientación y referencia a muchos compositores en búsqueda de un camino estético. El manifiesto defendía el estudio y la inspiración en las raíces de la música popular y el folklore español."
 
 
Por otra parte, la influencia de Wagner en los compositores que habrían de venir después, fue enorme y un importante referente, entre otras cosas, por su modo de utilización del leitmotiv. Pedrell orientó a sus alumnos en esta dirección, si bien recomendaba aligerar en complejidad y carga sonora para centrarse especialmente en la línea melódica y el canto, más cerca de una estética mediterránea.
 
La música de Chopin y la de Schumann también marcarían una clara impronta en la música de Granados, como es el caso de los Valses poéticos y las Escenas románticas. 
 
Granados siguió los consejos de su maestro Pedrell manteniendo su carácter romántico. El hecho de integrar en su música el folklore, bien desde el catalanismo, bien desde el Madrid goyesco, del andalucista o del aragonés, no cambia su esencia  romántica que conecta asimismo con el movimiento modernista que recorre Europa y que forma parte de su idiosincrasia; maestro generoso, comprometido e idealista, fundó la academia Granados que hoy lleva el nombre de su alumno F. Marshall.

5. R.P.: La obra que usted interpreta en este homenaje es ‘Anhelos y Tormentos’, ¿qué puede comentarnos de esta obra?

Rosa Torres-Pardo: Anhelos y Tormentos son dos palabras que representan acertadamente el sentimiento romántico. Es un homenaje a Granados donde el coreógrafo Dimo Kirilov ha seleccionado lo más representativo de su obra en un recorrido desde El amor y la muerte de Goyescas hasta Ángel de los claustros.
El ballet comienza con el final -la muerte del majo representada por las páginas más inspiradas, profundas y dramáticas de Goyescas-, continúa a modo de recuerdo y, como un viaje al pasado, recorre sus danzas, escenas románticas y valses poéticos.
Si Goyescas representa el momento de mayor madurez de Granados (escrita a sus 46 años), sus obras anteriores son también de gran altura aunque se aprecia una diferencia estética importante entre ambos periodos.
Goyescas surge del tiempo que vivió en Madrid, donde visita casi a diario el museo del Prado: 

“… me enamoré de la psicología de Goya; de su paleta. De él y de la Duquesa de Alba; de su maja señora, de sus modelos, de sus pendencias, amores y requiebros. Aquel blanco rosa de las mejillas contrastando con blondas y terciopelo negro con alamares; aquellos cuerpos de cinturas cimbreantes, manos de nácar y de jazmín posadas sobre azabaches, me han trastornado…”.

De este modo se inspiró para escribir esta obra, original para piano, que después transformará en ópera. Una música con escenas de amor en Requiebros y en Coloquio en la reja, de fiesta con El Fandango de candil, de celos en La maja y el ruiseñor y finalmente de duelo con El amor y la muerte, y Serenata del espectro.

6. R.P.: ¿Cómo es la música para piano de Granados?

Rosa Torres-Pardo: La escritura de Goyescas solo la puede haber realizado un gran pianista, capaz de extraer todas las posibilidades técnicas y sonoras del instrumento. Escrita a modo de improvisación, El amor y la muerte dibuja un recorrido por las diversas escenas de la obra, mezclando el tema del fandango con los de La maja y el ruiseñor; son recuerdos cubiertos ahora por un velo oscuro, mezcla de desesperación y tristeza que desemboca en unos acordes que hacen sentir literalmente la muerte.
Sin pausa comienza un pequeño Vals poético, una pequeña perla cuya exquisitez se encuentra entre Chopin y Schumann, sus dos grandes referentes musicales. El vals es lento y chopiniano, pero en su sencillez y pureza se acerca al clima de las Escenas de niños de Schumann.
Una de las danzas más nostálgicas y célebres es Oriental, que pertenece a las 12 danzas españolas. Muy celebradas por su maestro Pedrell, recibieron las felicitaciones y alabanzas de C. Debussy, G. Fauré, C. Saint-Saens, J. Massenet o de E. Grieg. Su gran amigo Isaac Albéniz, las valoró también en grado sumo, hasta el punto de tenerlas siempre encima del piano, según contaba su hijo Alfonso. Cuando Albéniz escribió aquel monumento para piano que es Iberia, decidió hacer la misma distribución que hizo Granados con sus danzas: 12 impresiones repartidas en cuatro cuadernos de tres piezas cada uno, como homenaje a su querido y admirado amigo.
Oriental transporta a una tierra lejana y exótica y, transpira melancolía. Sencilla y perfecta de forma, su acompañamiento con escalas menores y canto de floridos melismas nos hace viajar a un mundo de ensueño que recuerda los cuentos sobre sultanes y princesas de Las mil y una noches.
Valses poéticos, Danzas españolas y Escenas románticas, son obras escritas en plena juventud y efervescencia creativa. La Mazurca de las Escenas románticas es la pieza que abre la serie, siendo un nuevo homenaje a Chopin y a sus mazurcas, danzas escritas a tres tiempos cuyo atractivo consiste en apoyarse en el segundo tiempo, la parte débil del compás. Escrita en tono menor “Poco lento con abbandono”, con una estructura sencilla y una melodía secundada a modo de duetto por la voz grave, descansan ambas voces invariablemente en la segunda parte del compás, creando el clima particular de la mazurca y dando lugar a una pieza de proporciones perfectas que hace celebrar una preciosa música.
Para concluir El ángel de los claustros, del segundo ciclo de  Escenas poéticas, es una obra de gran espiritualidad. Como en un bucle, una serie de notas descendentes se repiten haciendo resonar los ecos del claustro de una iglesia. El “coral” de la parte central muestra un elevado sentimiento religioso.

7. R.P.: ¿Cómo ha sido el trabajo con el coreógrafo Kirilov?

Rosa Torres-Pardo: Dimo Kirilov en un sentido homenaje a Granados, amplía y agranda los ecos de su música con una personalísima coreografía, profundizando y recreando un mundo romántico donde la pasión -amor o desamor, vida o muerte- se sumerge en una estética propia, sutil y delicada, donde los cuerpos de los bailarines parecen desaparecer para dejarnos solo su alma.
Hay que mencionar el trabajo y la aportación de “The Lab” (José Corredera) que, a modo de paréntesis y con efectos de sonido entre pieza y pieza, subraya sus armonías, evocando otros sonidos, mezclándose con acordes y arpegios del piano y creando  de este modo una atmósfera y dimensión interesante.

8. R.P.: La pregunta sigue ahí ¿qué habría escrito Enrique Granados de haber regresado a salvo aquel 24 de marzo?

Rosa Torres-Pardo: Sin duda más música, y como él mismo relataba por carta a un amigo antes de realizar aquella fatídica travesía, con más sabiduría y experiencia. Hoy, cien años después de aquella tragedia, seguimos disfrutando de su maravillosa música que seguirá sonando en las salas de conciertos de todo el mundo muchos años más. Seguro.
 


Desde 22-07-16 to 25-07-16 Programa In the Night
Música de Frédéric Chopin (1810-1849) Coreógrafo: Jerome Robbins
Figurinista: Anthony Dowell
Iluminación: Jennifer Tripton, recreado por Les Dickert
Repetidor/ puesta en escena: Ben Ernest H. HuysSuite (trío)
Música de Serguéi Rajmáninov (1873-1943) (Suite nº 2 para dos pianos, op. 17)
Coreógrafo y figurinista: Uwe Scholz
Diseño de Iluminación: Röger Michael Wolfgang Raymonda
Divertimento Música de Alexander Glazunov (1865-1936)
Coreógrafo: José Carlos Martínez (sobre la original de Marius Petipa y la versión de Rudolf Nureyev)
Figurinistas: Jordi Roig, Carmen Granell

Anhelos y Tormentos (Homenaje a Enrique Granados)
Música de Enrique Granados (1867-1916)
(El Amor y la Muerte, Vals, Mazurka, Danza Oriental y El Ángel de los Claustros)
Interpretada al piano por Rosa Torres-Pardo

Coreógrafo: Dimo Kirilov
Ambiente sonoro: The Lab
Diseño de Iluminación: Olga Sánchez García (A.A.I)
Figurines: Íñigo Aragón

http://www.teatro-real.com/es/espectaculos/1934
 

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