Núria Giménez Comas: ORCHESTRAL WORKS. ORQUESTA SINFÓNICA DE BARCELONA Y NACIONAL DE CATALUÑA Benjamin Shwartz. Álbum grabado los días 26 y 27 de enero de 2021 en la Sala 1 Pau Casals, L’Auditori de Barcelona. L’Auditori LA-OBC-004. Fecha de publicación: 08/12/2023
En esta nueva entrega de
El Compositor Habla sobre las primeras grabaciones del sello digital de L’Auditori barcelonés comentaremos el sencillo dedicado a la música orquestal de Núria Giménez Comas (1980). Una creadora cuya producción se podría enmarcar en cualquiera de las tres principales líneas editoriales en las que esta plataforma pretende recoger y divulgar el patrimonio sonoro generado por la OBC y la Banda Municipal, conjuntos cobijados por la institución.
El primer eje temático de la colección gira en torno a la procedencia catalana de los autores y autoras seleccionados (Giménez Comas nació en Girona), aunque no excluye nombres como el de la canadiense Cassandra Miller, a quien Virginia Sánchez Rodríguez dedicó una reseña sobre su obra
La Donna en estas mismas páginas. De este aspecto identitario se desprende, que no fuera casual que el primer lanzamiento de la serie correspondiese a los trabajos de Robert Gerhard sobre el
Cancionero de Pedrell y el folclore catalán, comentados aquí por Paco Yáñez.
El segundo centro de interés pretende visibilizar la labor de mujeres como la propia Giménez Comas, Miller y la alavesa Sofía Martínez, de quien se han escogido las grabaciones de
Mañana y
Utopía compuestas en homenaje a György Ligeti. Giménez y Martínez comparten, además, el interés por la ciencia en sus ramas matemática y físico-cuántica, respectivamente. En el futuro, en este ámbito, L’Auditori ha previsto ampliar la presencia de compositoras con el registro de diferentes títulos pertenecientes a la californiana Gabriella Smith y a la barcelonesa Raquel García Tomás.
En tercer lugar, la OBC y su director titular Ludovic Morlot persiguen completar en la plataforma digital la integral de la obra sinfónica de
Maurice Ravel, cuando se cumpla el próximo año el 150 aniversario de su nacimiento. Esta referencia, no obstante, no se ha de tomar al pie de la letra en estas líneas, ya que la figura de Ravel se debe entender como epítome o aglutinante de lo francés. Una influencia inherente a la carrera de Giménez Comas, ya que se formó bajo la tutela del compositor y electroacústico galo Christophe Havel, entre otros, y después en el IRCAM parisino.
Para más señas, la música de la gerundense representa uno de los más recientes eslabones del espectralismo; el “último gran relato” en el ámbito compositivo occidental, en palabras del musicólogo Pedro Ordóñez Eslava. Esta corriente, fundada por Dufourt, Grisey, Murail y Levinas, se extendió en su devenir postespectral —sigo a Ordóñez— con la obra de Mauricio Sotelo —muy influyente en el lenguaje de Giménez Comas—, de Bernat Vivancos —incluida entre las pistas del sello—, de Héctor Parra —que formará parte de la colección próximamente—, y, más hacia el sur, con la aportación de, por ejemplo, los valencianos Carlos Fontcuberta y Marc García Victoria.
Dicho esto, en el sencillo
Núria Giménez Comas: Orchestral Works aparecen dos composiciones en las que no usa electrónica. Aunque la compositora siempre ha mostrado interés por la música mixta, los medios de estas dos páginas,
“Nostàlgia of light, Yearning for…” y
Ad limen caeli, son acústicos. Un planteamiento que requiere de una actitud de escucha que quizá resulte mermada por el soporte digital en el que se sirven, más pensado para la escucha apresurada y compartida con multitud de tareas y ambientes, que para la introspección y la soledad.
“Nostàlgia of light, Yearning for…” es de 2021 y está inspirada en el poema
The Sorrow of Love, del irlandés William B. Yeats. Tal y como avisa Isamel G. Cabral en las
notas que acompañan a la grabación, la autora no pretende sugerir estado emocional alguno, ni transmitir un determinado mensaje. Sólo —que no es poco—, plasmar “una idea lumínica del sonido”. Sin embargo, al escuchar la pieza no podemos evitar resignificarla, inducidos, tal vez, por la cita de uno de los versos del poema que aparece en el subtítulo de la obra: “the loud chanting of the unquiet leaves”. Un sonoro murmullo que, según el poeta, enmascara “el viejo y cansado grito de la tierra”, —añadimos— tan maltratada.
Así, la presencia constante de glissandos descendentes denota un carácter anhelante y melancólico, reforzado a veces por una figuración tendente a la brevedad temporal y la pequeñez sonora, en constante ebullición. La obra evoluciona entre una exhalación de los vientos, primera indicación que tienen en la partitura, y la combinación entre exhalaciones e inhalaciones del “acorde” final, en un ambiente que combina bien lo musical con un bruitismo sutil. La lectura de la OBC, dirigida por Benjamin Shwartz, está muy cuidada y es atenta. Cabe destacar, el perenne interrogante nunca resuelto en el diálogo entre violín y trompeta, los efectos puntillistas de la percusión, la efectividad alucinógena de las trompas y la inquietante melodía microtonal que entona el vionín hacia el final. Otra característica de esta estética es la aparición de citas. Giménez Comas, en la rotunda coda, reelabora una serie de acordes extraídos de la
Cuarta Sinfonía, de Johannes Brahms, difíciles de apreciar sin previo aviso.
Y, si Brahms es llamado en la página anterior, diferentes elementos de la
Misa en si menor de Bach, un tanto más reconocible que los acordes del primero, enraízan
Ad limen caeli (2019) con la tradición. El título significa “hacia el umbral del cielo” y ese es precisamente el trayecto que la compositora y la OBC en su dinámica version parece que inviten a recorrer. Con unos efectivos instrumentals más reducidos que los de “
Nostàlgia of light…”, el sonido surge de la nada y enseguida se pone a funcionar un ostinato rítmico, no siempre regular, formado por golpes sobre los instrumentos y en la percusión. Una suerte de cuenta atrás o marcha tragicómica que contrasta con las capas que van generando los soplidos, multifónicos, glissandos, cuartos de tonos y demás recursos sonoros.
Como conclusión, no cabe más que felicitar a los responsables del sello y a los de L’Auditori mismo por su vigésimo quinto aniversario. La colección, formada por obras de tanta entidad como las aquí comentadas, está llamada a ser un referente en la difusion libre y gratuita de la creación sonora de nuestros días.
© Daniel Martínez Babiloni, febrero de 2024
Las fotos son de May Zircus y han sido facilitadas por el Auditori
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