ISSN 2605-2318

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«Provocativa distensión»


24/11/2020

Una crítica de Ismael G. Cabral para El Compositor Habla.


THOMAS MEADOWCROFT
The Great Knot. Cradles. Plain Moving Landfill. Home Organs.
Speak Percussion

Mode Records 319

En octubre de 2017 el Festival de Donaueschingen ponía sobre los atriles de la SWR Symphonieorchester una de las obras más desopilantes y a contracorrientes (en este contexto modernista) escuchadas en los últimos años en el veteranísimo y referencial encuentro de nueva música. Quizás por esto su estreno absoluto no solo fue recibido con algunos abucheos, también pasó desapercibido, licuado quizá por todo el peso de una docena de obras de nuevo cuño más rotundamente abstrusas que la que proponía, digámoslo ya, Thomas Meadowcroft (Canberra, 1972), The news in music (Tabloid lament), con su conjunción de gigs televisivos y épicas, siempre amenazantes, presagiadoras de lo peor, sintonías de noticiarios.
 




Ahora el sello neoyorkino Mode lanza una propuesta monográfica que dedica al mismo compositor el muy inquieto conjunto australiano Speak Percussión. La fachada del disco, esto es, la ilustración que lo preside deja pistas en cierto modo de su contenido. Una obra gráfica de Robyn Sweaney que retrata lo que se antoja una burguesa casa de campo defendida por una colección de árboles y setos cuidadosamente podados con formas geométricas. No está lejos la iconografía de los hogares que, con similar paleta de colores, presenta David Hockney en muchos de sus trabajos. En lo que aquí nos ocupa la ilustración anticipa, o así lo queremos entender, que la escucha se ubicará en un terreno alejado del hipermodernismo musical centroeuropeo.
 
La estética de Meadowcroft no parece permeable a un excesivo encasillamiento. En todo caso, intentándolo, su música deviene en un inspirado cruce del John Cage más ligero y lúdico con el sonar cacharrero e igualmente distendido de Pierre Bastien. Los ecos electrónicos low-fi de un Paul Lansky también parecen advertirse en los entramados electro(acústicos) de las obras del músico australiano en un disco que, adelantamos, resulta por lo general de gozosa y en momentos feliz (por inusual) e intrascendente audición.
 
The Great Knot (2011),  para trío de percusión, primera de las obras y la más amplia de todas, es también la más sobresaliente. Su escritura fue motivada por el viaje que cada año realiza el Corremolinos grande (Calidris tenuirostris, Great Knot), que pasa los veranos en Siberia y migra a Australia en invierno realizando ¡una única parada! por el camino. Hay desde luego una serie de sonidos que parecen evocar un paisaje abierto pero toda la obra carece de cualquier tentación programática, mucho menos documental. Agudos zumbidos electrónicos abren una partitura que transita diferentes estadíos (acaso etapas del viaje) agitados y plácidos; rezumando una idiosincrasia naïf; llenando el espacio sonoro con una amabilidad (que no va en demérito de la obra) realmente llamativa e impensada.
 



Con Cradles (2013), para dúo de percusión con piano eléctrico, Meadowcroft demuestra lo bien que sabe (y gusta profusamente de practicar) confundir fuentes acústicas con electrónicas. Concebida como una extravagante canción de cuna de esquirlas psicodélicas y muy setenteras, la pieza participa del mismo tono distraído del disco. Donde acaso encontremos un ambiente sonoro más grisáceo será en Plain Moving Landfill (2003),  un solo de percusión que suena a herrumbre y que adquiere un cierto push industrial en la interpretación (con partes abiertas a la improvisación controlada) de Eugene Ughetti. Músico este que, por cierto, es protagonista de otro álbum apadrinado por Speak Percussion (en el sello Room40); un heterogéneo recital con obras de Liza Lim, Anthony Pateras y el propio Meadowcroft, entre algunos más.
 
Por fin con el grupo al completo (seis percusionistas), Home Organs (2000) clausura el retrato con un comentario musical sobre los intentos de recuperar la memoria en la fase inicial de la enfermedad de Alzheimer. Dedicada a Les Percussions de Strasbourg la partitura despliega un arsenal percutivo en el que se intercalan sonidos provenientes de pequeños teclados caseros y demás cacharrería analógica propiciando abundantes destellos tímbricos vintage. Tanto de Meadowcroft como de Speak Percussion esperamos con ganas seguir teniendo noticias en el inmediato futuro.
 
 
Más información en la web de Mode Records

Ismael G. Cabral
Noviembre de 2020


 

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