Es toda una satisfacción asegurar que cuesta seguir con atención la inagotable capacidad editorial del sello Kairos, que cada mes pone en circulación varias nuevas referencias consagradas a la creación contemporánea. Una de sus últimas publicaciones, probablemente a las alturas en las que estas líneas sean leídas sepultada ya por otro buen número discos, está dedicada al compositor italiano, radicado en Suecia, Alessandro Perini (1983), un álbum-retrato que responde al justo título de The Expanded Body. La introducción de la nota biográfica recogida en su página web no deja lugar a dudas: “I work with sound and music, but also with site-specific sound installations, with wearables, with listening experiences. I like to experiment with found materials and spaces, inventing new artifacts devoted to particular listening modes, new tools to understand and listen to the environments in which we dwell”.
 

Ya en una primera escucha atisbamos en esta colección de piezas un sentido lúdico del sonido y de la ordenación de los materiales que conecta con una de las obras más importantes de la moderna música italiana, Systema Naturae, de Mauro Lanza (con quien conversamos en esta entrevista publicada en El Compositor Habla). Perini, como su colega veneciano, también se centra en esa expansión del cuerpo/objeto de los instrumentos poniendo el énfasis en plantear una situación de escucha diferente. En ocasiones lo hace desde un punto de vista más escolástico (o quizás, con una carga de referencias, precedentes, mayor), como en la pieza para violín amplificado con arco customizado On that day my left ear become a frog (2018), y en otras el extrañamiento proviene de las propias fuentes de sonido, sin más alteración que una pista en cinta de sonidos electrónicos, sucede así en Space/Spectrum (2017) una encantadora muestra de música low/fi para kalimba, tres pianos de juguetes y electrónica.
 

En unas y otras obras el compositor demuestra haber interiorizado, desde una óptica propia, muchas de las lecciones de la música electroacústica y el arte sonoro; de hecho será la vibración (tan genuinamente alvinlucieriana o elianeradigueriana) la que dé alas a bastantes de las páginas recogidas en este CD. Vibraciones que logran, en efecto, expandir el cuerpo instrumental convirtiendo los artefactos acústicos en cajas de resonancia; sin que la exploración, como demuestra Perini, sea un fin en sí mismo. A este particular resulta clarificador volver de nuevo a su apunte autobiográfico, donde asegura buscar “listening experiences”. Esa motorización objetual de los instrumentos resulta especialmente apreciable en una obra como Epicentro (2020) para piano, diez motores de vibración y dos micrófonos de contacto.
 
Una de las creaciones más excitantes en la escucha es el Steel string quartet (2016) para un conjunto de cuatro percusionistas. En lo que pareciera un indisimulado homenaje al pionero Paul Panhuysen, conocido por sus long strings intallations, los músicos son ubicados por Perini sobre una suerte de columpios desde los que tañen las cuerdas amplificadas de acero que los suspenden. La experiencia auditiva, privada de lo performativo, es gozosa. Misma expectación sonora causa Rondò (2020) para guitarra eléctrica y en la que lo que se persigue es modular constantemente los mecanismos de afinación del instrumento; lo que provoca que la obra quede envuelta en una atmósfera que tanto tiene que ver con el ambient como con la música postindustrial. En N-S (2017) para violonchelo, piano y cinta la dramaturgia instrumental se hila con sonidos de nieve (norte) y la ejecución de una kalimba (sur); dando como resultado una partitura, si bien más convencional en planteamiento y resultado, igualmente disfrutable dentro de un contexto de siete obras que, aunque muy heterogéneas en sus puntos de partida, constituyen en la audición un conjunto enormemente satisfactorio y compacto que responde a la certera denominación, ya lo indicábamos, de The Expanded Body.