ISSN 2605-2318

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«Tenemos el oído educado en la música tonal y cuando te sales de ese lenguaje es como si le hablas en chino a alguien de mi pueblo» José Manuel Montero


10/03/2023

Una entrevista de Gema Pajares para El Compositor Habla.


 
Diagnóstico: Personalidad múltiple, pero sin llegar al trastorno, no nos pongamos serios. Es lo que desde hace unas semanas sufre el tenor José Manuel Montero, nacido en Madrid, aunque residente en la villa de Ocaña, provincia de Toledo. Parece que le van a habilitar un apartamento en el Teatro Real. Se preguntarán el motivo. Aquí está: después de interpretar en Arabella de Strauss a un mayordomo, ha contado con el tiempo justo para darse un paseo por sus tierras toledanas, tomar el pulso a las viñas, poner a pleno rendimiento un tractor averiado y regresar raudo al coliseo para calzarse no una, sino seis narices, pues en la ópera de Dimitri Shostakovich, La nariz, estreno en el Real, se divide en media docena, de ahí lo comentado al arrancar este texto sobre las varias identidades con que vive. Montero, que gasta un humor envidiable, se ríe, no le da mayor importancia, aunque acaba confesando que “esto es un carajal que no se parece a nada que haya hecho antes”. En principio iba a interpretar cuatro, pero le sobrevino un quinto de rebote, y por aquello de que no hay quinto malo dijo que sí, y a los pocos días cayó el sexto…
 
Becado por la Musikhochschule y la Opernschule de Múnich, tras lo que desarrolló gran parte de su carrera en Alemania -a donde llegó en los noventa y donde ha vivido 15 años- como miembro de los elencos de la Bayerische Staatsoper de la capital bávara, la Staatsoper de Hannover y las óperas de Kiel, Wuppertal y Gelsenkirchen. Lo cantuvo, como le gusta decir a él, todo. Casi todo lo que su voz le permitía, sin exponerla, y casi cuando le querían nacionalizar germano hizo las maletas y puso rumbo a España, cansado de tanto avión y de estar alejado de su mujer e hijos, y se decidió a alternar el canto con la tierra, con una explotación agrícola de 25 hectáreas. Sí, es un agrotenor, como se define, que mira bastante al cielo y no deja de pisar el suelo. Aprendió italiano, alemán, inglés, francés, lee en los idiomas originales, le apasiona la Astrofísica y estudió Periodismo. Lo que ha cambiado la profesión, Montero. E hizo la carrera militar. Sus taitantos años le han cundido. Su voz, que amoldó Pedro Lavirgen, menudo maestro, ha sonado en los grandes teatros de Europa. Pero en ningún momento de la charla que mantenemos por teléfono, vía WhatsApp y sentados a la mesa de un asturiano de chuparse los dedos, menudo arroz con leche, se da la menor importancia.


 

1. Gema Pajares: ¿Qué tal le sienta la nariz postiza?

José Manuel Montero: La llevo bien. Todos los artistas la llevamos. Es estupendo poder trabajar en una obra tan importante, donde existen la ironía y la comedia, y que estuvo tan marcada en su momento por la censura. Es fantástico por la energía y la fuerza que transmite este montaje de Barrie Kosky.

 
«Y solo un teatro de ciertas dimensiones, como es el Real, y no me refiero únicamente a las físicas, puede ponerla en escena»





 
2. G.P.: Hábleme de ese manojo de seis personajes en que se va a desdoblar. Seguro que no se ha visto en otra igual. Si le llega a pillar Pirandello…

José Manuel Montero: Desde luego. Soy uno, y seis. Soy, a saber: el quinto policía, el segundo señor, el primer dandi, la señora respetable, el tercer eunuco y el segundo conocido. Me resulta una locura maravillosa de ritmos endiablados y apenas un minuto y cuarenta segundos para cambiarme de ropa en algún caso. El libreto y la música están muy bien construidos.
 
«Una ópera atonal que es un inmenso carajal con tesituras que resultan imposibles, pero de ello te vas dando cuenta a medida que vas entrando»





 
3. G.P.: Pero multiplicarse por media docena…

José Manuel Montero: Eso va en el sueldo.
 
4. G.P.: No sé si habitualmente le cuesta dejar al personaje en el teatro cuando las luces se apagan. En este caso tendrá que dejar aparcada a casi una comunidad de vecinos… ¿Es complicado?

José Manuel Montero: Pues te diría que sí, y que no. Depende, claro está. Hay algunos de los que resulta más sencillo desprenderse. Por ejemplo, yo he estado años con Rodolfo de La bohème, que me ha acompañado toda la vida. Y cuando llegaba a casa seguía con esa congoja que me transmitía. Algo parecido me sucedió con el Mime de Sigfrido.

 
«Hay personajes que te persiguen y en mi caso, Rodolfo me marcó»
 



5. G.P.: Madrid se vuelca con la ópera contemporánea: después de La nariz y del oratorio Anti-Formalist Rayok, ambas de Shostakovich, llegará el estreno de Nixon in China, del norteamericano John Adams, un compositor que está vivo y de los más influyentes, por cierto. ¿Estamos en racha o es un mero espejismo en mitad del desierto?

José Manuel Montero: No se programa suficiente ópera contemporánea tanto como quisiéramos, todo lo contrario, a diferencia de lo que sucede en el centro de Europa, donde esta música es como nuestra cañita. Cualquier motivo es bueno para hacerla y tocarla, para reunirse en torno a ella y compartirla. Yo lo he vivido. Aprender a tocar un instrumento allí es natural. Es necesario tener una comprensión intelectual para escucharla, lo mismo que para colocarse frente a una pintura abstracta que te puede costar ver una primera vez…, hasta que te vas acostumbrando. Tenemos el oído educado en la música tonal y cuando te sales de ese lenguaje es como si le hablas en chino a alguien de Cáceres.

 
«Quizá la musica contemporánea no provoca esa fruición de la música tonal. Aunque también te diré que se programa poco porque, en general, se programa poco»





 
6. G.P.: Explíqueme eso.

José Manuel Montero: Se van dando pasos, pero al haber una escasa programación también lo hay de música contemporánea. En algunas provincias, por ejemplo, el programador puede ser un cargo público sin educación musical. ¿Qué van a programar? ¿A Strauss, a Shostakovich? Lo que cuenta es hacer taquilla. La distancia con respecto a Europa sigue siendo abismal. Existe un peso y un poso cultural de siglos que no se pueden improvisar aquí ni cambiar de la noche a la mañana. Aunque no nos pongamos pesimistas, porque cada vez hay más de todo, vamos paso a paso. Cuando yo llegué a Alemania por primera vez me quedé asombrado de cómo se tocaba en familia, de los conocimientos musicales que tenían niños y adultos porque la educación musical forma parte de la vida desde la cuna. Me dí cuenta de que allí, eran los años noventa cuando llegué, la música estaba en casa, no solamente en el teatro.


7. G.P.: ¿Qué nos falta, pues?

José Manuel Montero: Una buena base, formación y hacer que la música se convierta en algo cotidiano. Carecemos de infraestructura y de educación.

 
«Hay que escuchar mucha música y tener curiosidad y los sentidos bien abiertos y desplegados para absorber»
 





8. G.P.: Cuando está en el escenario, ¿llega a ver la cara del público, a fijarse en los gestos?

José Manuel Montero: Pues te respondería también que sí y no. Eres tú en ocasiones quien busca ese contacto, el gesto de aprobación. A mí me gustan los recitales precisamente por esa proximidad con el espectador a quien le estás cantando una historia. Yo lo tengo interiorizado y me sale de dentro. Busco sus ojos, sí.
 
9. G.P.: ¿Cómo vive en el campo?

José Manuel Montero: Tengo una casa en Ocaña. Y allí me voy todos o casi todos los días porque es lo que me da la vida. Cultivo vides, olivos, almendros. Hacemos todas las labores propias y tenemos hasta un huerto ecológico con el que somos autosuficientes y gracias al que nos alimentamos. Da bastante trabajo, casi tanto como satisfacciones. Por la mañana temprano me voy a podar, me llevo la ropa para cambiarme y desde allí me marcho al Real los días de ensayo. Son dos mundos totalmente diferentes pero la naturaleza me da la vida.
 
10. G.P.: ¿Se lleva la ópera al huerto?

José Manuel Montero: A ratos. Mientras estoy trabajando, por ejemplo, podando, escucho programas culturales de Radio France, entre las 10 y las 11, y de la BBC de 11 a 12 y mi cabeza está en otro sitio. A veces paro un rato y echo un vistazo a mis esquemas, a mis papeles, a las partituras. Puede parecer una vida un tanto extraña, pero soy realmente feliz. Te diré que lo he cantado todo. Mantengo una disciplina diaria y con cada repertorio trabajo de una manera. No tengo la menor ambición, llevo la vida que quiero, una vida bonita y además soy profesor en una aula de canto privado en Córdoba.
 
 
«Le dedico tiempo a todo y me considero un poco hombre del Renacimiento con un alto nivel de exigencia»
 





11. G.P.: ¿Cuántos papeles ha cantado?

José Manuel Montero: De los principales, más de cuarenta, entre ópera, opereta, zarzuela, recitales. Fíjate que he cantado hasta El matrimonio secreto, de Cimarosa (ópera bufa de finales del siglo XVIII). Personajes muy muy diferentes, pero que podía interpretar. He sido Rodolfo, Don Ottavio, Tamino, Belmonte, Mc Duff, Don José o el Barón Tzupanen, por decir solo unos cuantos. Nunca he arriesgado. He cantado un repertorio que jamás soñé que podría hacer. ¿Cantar Wagner? Me parecía impensable. Y lo canté.

12. G.P.: ¿A qué personaje se ha quedado a las puertas de dar voz?

José Manuel Montero: Loge de El oro del Rin. Lo preparé a conciencia, pero por un problema del teatro finalmente no se pudo representar. Y ahí se quedó. Después, de ópera alemana que aquí no se conocen, he cantado una barbaridad. En mi caso han sido los directores de orquesta quienes en muchas ocasiones me han dicho el papel que me podría convenir, ellos te conocen la voz y la personalidad. Siempre me han ofrecido dar un pasito adelante.
 
13. G.P.: ¿Y cómo se puede cantar ese amplio repertorio sin que la voz se resienta?

José Manuel Montero: Manteniendo una gimnasia vocal  adaptada al repertorio que tienes cada momento y una disciplina. No puedes dejar un solo día de vocalizar. Yo , cuando estoy dos sin hacerlo ya lo noto, como decía Teresa Berganza. Trato a mi voz como a mis piernas cuando corro una media maratón. La entreno en ese sentido para que se sienta a gusto. No puedes cantar el Winterreise de Schubert como una ópera de Puccini.
 
14. G.P.: Lo de ser divo no va con usted, me parece

José Manuel Montero: Me lo ha prohibido el médico. Soy amigo y conozco a los técnicos de todos los teatros, pero a los técnicos. Es que soy hijo de otra época.

15. G.P.: Y mediáticamente hablando…

José Manuel Montero: Las redes sociales hacen perder tiempo y yo tengo mucho aún que podar, bastantes libros que leer, que hacer la cena a mi mujer cuando llega de trabajar y prepararle un aperitivo… Tengo vida propia. Yo no soy mediático, nada de nada. Siempre digo que las glorias del mundo son vanas y efímeras, debe ser producto de mi formación humanística.
 
16. G.P.: El mundo de la ópera es…

José Manuel Montero: El mundo de la ópera es un circo. Y yo tengo mi propio mundo que disfruto a cada momento. Un día me pregunté: “¿para qué tengo yo una familia?” Me había dado cuenta de que cuando me marché mi hija gateaba y al regresar ya corría. Y lo que iba entre medias me lo había perdido.  Y ahí decidí lo que realmente quería, lo que de verdad me importaba. Dije que no a The Rake’s Progress, aún me acuerdo. Y pensé: “lo mismo ya no me vuelven a llamar más”. Hay temporadas en que he pasado dos o tres meses sin cantar. Y no pasa nada. Pero estoy aquí, con un manojo de personajes. No tengo expectativas y sé que mi carrera se puede acabar en cualquier momento. Unos dicen que soy impertérrito, yo digo que incólume (y suelta una carcajada). Soy poco piadoso con la ignorancia de algunos, sarcástico y, en ocasiones, ácido, pero, ante todo, trato de mantener la curiosidad del niño y no ir de nada. Esa es mi actitud.

 
«Hoy, en este mundo tan especializado en el que casi todo es efímero, eres un producto, y si no eres un Chanel nº 5 no eres nadie. Y yo no deseo ser un producto. Soy iconoclasta a más no poder»
 
 
 
 








Ficha:
La nariz
De Dimitri Shostakovich
Teatro Real. Madrid
 
Ópera en tres actos
19, 22, 24, 27 y 29 de enero
Libreto de Dmitri Shostakóvich, Yevgueni Zamiatin, Gueorgui Ionin y Aleksandr Preis, basado en la historia homónima de Nikolái Gógol
Coro y Orquesta Titulares del Teatro Real
Director: Andrés Máspero
Orquesta Sinfónica de la Comunidad de Madrid
Dirección musical: Mark Wigglesworth
Dirección de escena: Barrie Kosky
 
Reparto:
Platón Kuzmitch Kavalyov: Martin Winkler
Iván Yákovlevich / Encargado de la oficina del periódico / Médico / Horzev-mirza / Taxista: Alexander Teliga
Praskovaya Ossipovna / Una vendedora de pan: Ania Jeruc
Inspector de policía / Eunuco: Andrey Popov
Iván / Policía / Señor / Eunuco / Jefe adjunto a la policía: Vasily Efimov
La nariz / Eunuco: Anton Rositskiy
Lacayo / Iván Ivánovich / Estudiante: Stephan Astakhov
Yarishkin / Eunuco / Hombre enojado en la catedral: Dmitry Ivanchey
Pelageya Grigorievna Podtóchina / Señora Respetable: Margarita Nekrasova
La hija de Podtóchina / Señora en la Catedral: Iwona Sobotka
La vieja condesa: Agnes Zwierko
Presentadora: Anne Igartiburu
 
Todas las fotos son de Javier del Real y han sido facilitadas por el Teatro Real en el contexto de difundir esta ópera.

Más información en la web del Teatro Real

 
 
 

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