No era nada fácil, habiendo nacido en Huelva en una familia de clase media, sin recursos para grandes aventuras en el extranjero, y ambicionando la mejor formación como compositor, buscar algo más allá de lo que ofrecía el Conservatorio en los años 90. Yo lo encontré en este hombre que ayer, tristemente, nos dejó: David Padrós. De él solo puedo decir cosas buenas, como músico y como persona. Se adaptó siempre a mis especiales circunstancias, ya que viajando desde Huelva a Barcelona, no resultaba nada fácil coordinarnos. Lo resolvimos con clases intensivas en época de vacaciones, en las cuales recibía mucha información de primera mano a la cual hasta ese momento no había podido acceder, y mucha enseñanza directa de un gran maestro: clases preparadas con mimo, correcciones de rigor centroeuropeo...y precio de amigo, desde el primer día. Aquellas jornadas pasaban entre partituras, cedés, bibliografía especializada, cenas y charlas interminables sobre música y músicos. Puedo decir que mi postgrado en Composición lo hice en Roselló 213. Es una verdadera pena que David haya estado tan olvidado, pues la obra de este gran músico que nos deja, realmente merece la pena. Un fuerte abrazo a todos los que le apreciaban.

Descanse en paz.

Francisco Martín Quintero
 

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