«Lady Macbeth es una obra maestra que hoy tiene una total actualidad»
23/09/2024
Un reportaje/entrevista de Gema Pajares para El Compositor Habla
Esta nueva producción de Lady Macbeth, de Dimitri Shostakovich, que firma Álex Ollé inaugura el día 25 la temporada del Gran Teatre del Liceu. Será la tercera vez que suba al escenario este título del enorme compositor ruso del que se podrán ver 8 funciones. En el foso estará el maestro Josep Pons. Y el agua será un protagonista más del montaje
“En el bosque, en lo más profundo del bosque, hay un largo redondo, profundo. El agua del lago es completamente negra. Negra como mi conciencia. Y cuando el viento silba en el bosque, el lago hace olas, grandes olas de miedo”, dice Katerina Ismailová en el acto IV de Lady Macbeth de Mtsensk, ópera que transcurre en una zona rural de la Rusia del siglo XIX.
El agua, 10.000 litros que cubren el escenario del Gran Teatre del Liceu, es la seña de identidad de esta puesta en escena que firma Álex Ollé (Barcelona, 1960), exmiembro de La Fura dels Baus -compañía en la que ha trabajado durante más de 40 años- y cuya escenografía es de su inseparable Alfons Flores. El agua tendrá una altura de 3 centímetros y toda se reutilizará y aprovechará mediante un sistema que se supervisará continuamente para que no genere algas ni nada que pueda resultar perjudicial para la salud de los cantantes. El tratamiento es similar al de una piscina, en este caso, de enormes dimensiones de la que no va a desperdiciarse una sola gota.
“Para mí es una obra maestra, es una ópera consistente y los temas que trata son actualidad”, responde el director de escena al arrancar la conversación.
El ayer donde el compositor Dimitri Shostakovich situaba Lady Macbeth de Mtsensk, obra maestra del siglo XX, se ha transformado en un ahora un tanto intemporal, aunque los temas que trata, por desgracia, hoy siguen estando vigentes:
“El tema principal del patriarcado es una realidad, lo mismo que el machismo. Queda aún mucho por hacer en ambos sentidos”, se lamenta.
Ollé ha abordado la propuesta desde un punto de vista simbólico
“sin marcar una época clara porque no me interesaba. Puede ser hace cuarenta años o diez, incluso ahora mismo. Quizá lo que sitúa un poco más el momento es el vestuario, aunque no de una manera clara”, asegura.
Un “fondo de armario” que se inspira en los países soviéticos de la Europa del Este allá por los años 70, un tanto kitsch.
Un mundo de cine
Hace dos años, la producción de otra obra del gran compositor ruso, La nariz, que llevó a la Real Ópera Danesa de Copenhague y a la Monnaie de Bruselas (ambos teatros, coproductores), le dio muchas alegrías
“y sirvió para que me introdujera en el universo Shostakovich. Me pareció de una importancia inmensa este músico que había sido castrado por el partido y de quien el propio Stalin escribió una terrible crítica, precisamente de Lady Macbeth, que impediría que la ópera se volviera a representarse. La acogida había sido fantástica hasta que el diario “Pravda”, medio oficial del Partido Comunista, publicó un texto feroz que atacaba sin piedad al músico titulado Caos en vez de música y él no volvió a componer. Qué terrible manera de truncar una carrera operística brillante. La trilogía, que tenía previsto escribir sobre la figura de la mujer rusa en diferentes épocas, cayó en el olvido. Entre ambas ópera, La nariz y Lady Macbeth, existen similitudes”, cuenta.
“Yo diría que es un mundo hiperrealista, es puro cine. Es así como lo veo y la música, que acompaña perfectamente a la historia, te permite que la lleves a cualquier tipo de escena. Por ejemplo, en el primer encuentro entre Katerina Ismailova y Serguéi, que es casi una violación, Shostakovich deja a través de la música que el director de escena se explaye. Los interludios musicales no me asustan ni me dan miedo. Es necesario tener esos tiempos. O el final de esa escena con una música de inusitada violencia que permite desarrollar una escena de sexo brutal”, adelanta.
¿Qué importancia tiene Katerina Ismailova en la ópera?
“Es la protagonista absoluta. Tanto a Alfons (Flores) como a mí nos dio cierto temor ilustrar en exceso ese mundo de la granja en el que vive, su entorno. Creímos que no era necesario, pero sí, en cambio, crear una escenografía que se pudiera ir transformando y que ofreciera esa sensación de angustia, de cárcel donde ella está presa sin estarlo. Ella empieza la obra absolutamente sometida a la tiranía familiar, de su suegro, por un lado, del pusilánime de su marido que la ignora, por otro, y todo ello en el contexto de una sociedad deshumanizada, corrupta y decadente”. Por eso, prosigue Olle, “cuando aparece el jornalero Serguéi, ella queda hipnotizada, se llena de fuerza y poder, tanto como para rebelarse y matar a su marido y a su suegro. Y aun así, Shostakovich, a pesar de que ella es una asesina, parece que quisiera que estuviéramos de su lado, que sintiéramos cierta empatía”.
Tul oxidado
El espacio industrial, enorme y al tiempo opresivo, lo vieron Ollé y Flores al profundizar en lo que padece y sufre esta mujer y que se va transformando con ella:
“Katerina atraviesa una situación depresiva y de ahí partimos para dar forma al espacio: nos llevó a la idea de crear un agujero negro. En escena se levantan enormes bastidores gigantes que están cubiertos por un tul pintado de óxido dentro de un espacio que puede ser lo que tú quieras porque no está definido. Son paneles móviles que manejan unos personajes que no interactúan llamados tóxicos y que transforman constantemente el espacio. Y dentro de esa atmósfera de angustia, el suelo permanentemente cubierto de agua. Es un ambiente de ciénaga, putrefacto del que ellos parecen no ser conscientes, lo ignoran, como si no existiera. Y ahí, es donde actúan los protagonistas, entre el lodo y el barro. Se mueven en el interior de una cloaca. A través de este espacio queremos transmitir al espectador la situación que vive Katerina dentro de esa prisión que es su día a día”.
Y sobre ese suelo empapado se colocan hileras de mesas, camas, todo el mobiliario. Un agujero negro cuyas paredes no existen, aunque son demasiado altas.
Ollé ha estudiado al músico y ha desmenuzado la ópera. Ha buceado en cada línea y disfrutado de este regalo que es poder llevarla a escena, una propuesta que le llegó desde la dirección del coliseo hace cuatro años debido a su condición de artista residente. Y ese estudio detallado le ha llevado a seguir el libreto, aunque con una excepción:
“En los actos primero, segundo y tercero no he cambiado nada porque todo se entendía perfectamente. Funcionan exactamente igual hace doscientos años que ahora. Es la misma realidad. Una mujer entre la espada y la pared que vive una auténtica pasión erótica con Serguéi y que hace que se enganche a él, un hombre que es igual o peor que los otros de su entorno que tan bien conoce. Sin embargo, en el cuarto acto, he introducido un cambio. El tema de Siberia y su deportación no me interesaba nada. Me parecía más atractivo decir que lo que Katerina vive lo viven también otras parejas y utilizar al coro como si fueran una escena de otras violaciones. Es una lectura más psicológica y al final lo que hemos hecho es darle una vuelta y que esta mujer que tanto sufre tenga una oportunidad. ¿De salvarse? Que cada uno extraiga sus conclusiones”, comenta.
Además, Ollé acaba de presentar en el Liceu un libro en el que explica cómo es el proceso de creación de la puesta en escena de una ópera a través de la producción de Lady Macbeth. Su título es Ópera. Manual de instrucciones:
“Está contado el desarrollo entero, desde el encargo hasta el estreno, paso a paso. ¿Cómo se crea una ópera? Aquí está todo, basándome en el proceso de creación de este pedazo de ópera de Shostakovich. Tantas veces me han preguntado que cómo he hecho esto o aquello, que de dónde proceden las ideas, etc, que con este libro creo que las posibles dudas van a quedar disipadas”.
El libro incluye bocetos, textos relacionados con la ópera, fragmentos de las memorias de Shostakóvich y material del dossier de presentación, que sirve tanto como un análisis del proceso creativo como un programa de mano para Lady Macbeth de Mtsensk.
Ficha:
Lady Macbeth de Mtsensk
De Dimitri Shostakovich. Estrenada el 22 de enero de 1934 en el Teatro Mijailovski de Leningrado.
Gran Teatre del Liceu. Barcelona
Ópera en cuatro actos
25, 27 y 28 de septiembre y 1, 3, 5, 6 y 7 de octubre
Libreto de Aleksandr Preis y Dmitri Shostakovich basado en el texto homónimo de Nikolai Leskov
Dirección musical: Josep Pons
Dirección de escena: Álex Ollé
Escenografía: Alfons Flores
Orquesta y coro del Gran Teatre del Liceu
Director del coro: Pablo Assate
Reparto:
Borís Ismailov: Alexei Botnarciuc
Zinovi Ismailov: Ilya Selivanov
Katerina Ismailova: Sara Jakubiak (25 y 28 de septiembre y 1, 3 y 6 de octubre)/ Ángeles Blancas (27 de septiembre y 5 y 7 de octubre).
Serguei: Pavel Černoch (25 y 28 de septiembre y 1, 3 y 6 de octubre)/ Ladislav Elgr (27 de septiembre y 5 y 7 de octubre)
Aksinia: Núria Vilà
Un trabajador desgajado: José Manuel Montero
Administrador: Javier Agudo
Portero: Luis López Navarro
Primer capataz: Albert Casals
Segundo capataz/ cochero: Facundo Muñoz
Tercer capataz/ maestro: Marc Sala
Pope: Goran Jurić
Jefe de policía: Scott Wilde
Policía: Jeroboám Tejera
Sonietka: Mireia Pintó
Prisionero viejo: Paata Burchulazde
Fantasma de Boris: Alejandro Lóphez
Ayudante del molinero: Plamen Papzikov
Ayudante del molinero: Dimitar Darlev
Guardia: Pau Bordas
Mujer convicta: Raquel Lucena
Mujer convicta: Alexandra Zabala
La foto de Álex Ollè es de Daniel Escale las de la producción de Lady Macbeth son de Sergi Panizo
Más información en la web del Gran Teatre del Liceu