1. Ruth Prieto: El próximo día 3 de marzo en Cuenca estrena usted la obra ‘Pasión de Nuestro Señor Jesucristo según el evangelio apócrifo de Pedro’ que ha compuesto por encargo del Orfeón y la Escolanía Ciudad de Cuenca ¿qué nos puede comentar de esta obra?

Manuel Millán de las Heras: La idea de escribir una Pasión venía rondando mi cabeza desde hace varios años. Las Pasiones bachianas han sido uno de las principales referencias de mi vida como músico. Con el paso de los años me acerqué a otros ejemplos también sublimes, como la Pasión según San Lucas de Krzysztof Penderecki y la Pasión según San Juan de Sofia Gubaidulina.
Para esta composición me he decantado por el evangelio apócrifo de Pedro, texto encontrado en Egipto en el año 1886 y que me pareció interesante por dos motivos. El primero es que, aunque está muy influenciado por los evangelios canónicos, es también claramente diferente, muestra otras reflexiones  y un estilo menos teatral. Plantea la posible muerte indolora de Jesús, modifica algunos salmos y elimina cualquier aparición de los romanos en la historia.
El segundo es la brevedad, que me ha permitido ceñir todo en una hora aproximadamente. Comienza una vez concluido el juicio de Pilatos. La figura casi única es el propio Jesús, su crucifixión y muerte, sin apenas personajes secundarios. Esa misma brevedad me ha permitido la inclusión de fragmentos líricos basados en la gran poesía española de los siglos XVI y XVII.
La música está escrita al servicio del texto, con una perspectiva barroca de afectos y contrastes. El lenguaje es comprensible y viaja de la tonalidad a la atonalidad con naturalidad y coherencia.
El peso dramático de la obra lo lleva la figura del evangelista, que será cantado por el barítono Carlos Lozano. Los coros actúan a la manera del teatro griego, comentando la acción e interviniendo en ella y el resto de solistas poseen papeles breves pero de importante carga dramática.
 
2. R.P.: Este tipo de obras religiosas que muchas veces relacionamos con la música antigua y de épocas anteriores, ¿cómo se abordan desde una visión contemporánea?

Manuel Millán de las Heras: Con naturalidad. Escuchar una pasión gregoriana, de Tomás Luis de Victoria o de Penderecky no supone un especial esfuerzo de adaptación. Son casi idénticas en concepción y la forma marca tanto, que la estética de cada autor se amolda perfectamente.

3. R.P.: ¿En qué momento, como compositor, se encuentra?

Manuel Millán de las Heras: En estado de serenidad y madurez. No me planteo grandes metas salvo lo que me apetece o los encargos que voy recibiendo. Las mayores alegrías me las dan esas personas que se acercan a mí mediante las nuevas tecnologías para decir, de manera sencilla, que alguna obra mía les ha emocionado. Esa es la mejor recompensa. Mi filosofía anti-romántica me obliga a huir de la obsesión histórica.

4. R.P.: ¿Cómo es su proceso creativo?

Manuel Millán de las Heras: Cuando hay texto soy un servidor del mismo. Lo leo, releo y empiezo a buscar los sonidos y melodías exactos. Cuando la música es instrumental, lo más importante es el color y la arquitectura.

5. R.P.: ¿Cómo se siente siendo conquense y recibiendo un encargo de una institución tan especial de Cuenca?, ¿puede ser uno profeta en su tierra?

Manuel Millán de las Heras: Me siento un privilegiado. Cuenca es una ciudad pequeña, pero con una intensa actividad cultural desde que dos milagros nacieran en la década de los 60 del siglo pasado: las Semanas de Música Religiosa y el Museo de Arte Abstracto Español. El encargo de Carlos Lozano, director del Orfeón y la Escolanía Ciudad de Cuenca, es un nuevo acto de reconocimiento de los grandes músicos de mi tierra. Soy muy feliz.

6. R.P.: ¿Cuáles son sus próximos proyectos?

Manuel Millán de las Heras: Estrenar la ópera “La caja de luz” –ya terminada— y comenzar “Artabán”, mi segundo proyecto escénico.
 


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Fotos de Ramón Herraiz.