ISSN 2605-2318

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«Xenakis, violencia y ascetismo desde el metal»


09/01/2024

Una crítica de Ismael G. Cabral para El Compositor Habla.



IANNIS XENAKIS
Eonta. Linaia-Agon. Theraps. Khal Perr. Keren. Mnamas Xapin Witoldowi Lutoslaskiemu.
Ensemble Schwerpunkt
bastille musique 23
 


A fuerza de repetirnos, pocos sellos van quedando en el panorama de la música contemporánea similares al que dirige el productor Sebastian Solte, bastille musique. Lo afirmamos decididamente por el empeño personal que hay detrás de cada publicación, que obedece a criterios editoriales y al propio interés del director del label por apostar por unas músicas, intérpretes y compositores muy concretos. Es así como, en el catálogo, conviven referencias heterogéneas dedicadas a autores tan dispares como Bernd Alois Zimmermann, Brigitta Muntendorf y Alvin Lucier, con puntuales excursiones al ámbito clásico (Beethoven, Bach, Alfano) y también al free jazz (SDLW). Nos ocupamos ahora, en este Atelier de Músicas de El Compositor Habla, de una tercera referencia de la discográfica alemana, en esta ocasión consagrada a la obra de Iannis Xenakis (tras anteriores reseñas a propósito de lanzamientos con la música de Christophe Bertrand y Bach/Lucier).

El Ensemble Schwerkpunt (apoyado aquí por los solistas Lorenzo Soulès, piano, Edicson Ruiz, contrabajo y Dirk Rothbrust, percusión) dirigido por Peter Rundel es el encargado de despachar un, anticipémoslo, furioso -más en su primera mitad- programa xenakiano centrado en la música para metales y aliviado tímbricamente –es un decir- por la audición de Theraps (1975-76) para contrabajo solo. Eonta (1963-64) es la pieza que da nombre a la grabación por ser acaso la más extensa, también la más sustanciosa de cuantas se compilan. En ningún otro registro anterior (repasemos comparativamente la aportación fijada en disco del ST-X Ensemble Xenakis USA, en Mode Records, también la dirigida por Konstantin Simonovic en un viejo vinilo de Vanguard) se tiene tan presente la sensación de inmutabilidad del material. Expliquémonos. La densidad armónica y crematística del material de Eonta no tanto avanza como se transforma; Xenakis malea el material, lo esculpe, sin sentir la necesidad de encauzar ninguna dramaturgia discursiva. Es de este modo gracias a una grabación que compacta todas las aportaciones instrumentales sin emborronar, también y muy destacadamente por las riadas de notas que Soulès lanza desde el teclado. Paradójicamente, para el compositor, la sustancia del piano es acuosa, fue en un barco donde tuvo la primera visión creativa de la página. Los vientos, a modo de temporal (excúsese la tentación pictórica) olean al piano, lo densifican generándose espartanos y crudísimos dúos y tercetos en movimiento. Y esa capacidad performativa de Eonta, que pone a los músicos a deambular en el escenario, es captada por la ingeniera de sonido, Katharina Kiefer, permitiendo que esta lectura sea, seguramente, canon de la pieza por muchos años.

La teoría de juegos llevará a Xenakis a plantear posibles plasticidades sonoras en obras como Strategie (1962) y Alax (1985). Entre medio hallaremos Linaia-Agon (1972) para trompa, trombón y tuba. Influencias mitológicas en el título para una música austera que, más que con intencionalidad matemática, se torna en auténtico juego musical transustanciando las luchas de los dioses. A lo músicos del Schwerpunkt se les pide dominar, explorar y explotar todo el rango dinámico de los instrumentos en un contexto austero, de incómoda sequedad, en la que la mirada escrutadora de Xenakis pareciera estar calibrando cuál de los tres artilugios impelidos genera una respuesta más consumada, más autoritaria. Theraps, para contrabajo solo, es otra sacudida energética pero sin vientos involucrados; la competencia de Edicson Ruiz es apabullante, también la microfonización de la obra para su registro, a ras de cuerdas; lo que convierte la audición en un tú a tú con la violencia monacal que exuda la pieza.

Khal Perr (1983) entra de lleno en el ámbito de la rareza. Dos trompetas, trompa, trombón, tuba y percusión conforman el orgánico de esta composición tardía que retrata a un músico más acolchado; insobornable y apegado a una estética, mejor aún, a un modo de expresarse, pero que ya no muestra las urgencias del pasado. Aquí la percusión, lejos de amagar con sobreestimulaciones sísmicas, genera vía vibráfono capas de consonancia que, años atrás, ni se atisbaban. Keren (1986) para trombón solista, va en una línea que recordará las de las últimas Secuencias de Berio; exploración del instrumento, no tanto en clave textural como virtuosística. La partitura no esquiva una melodía quejumbrosa e introvertida que parece agazapada entre ariscos brotes irresueltos que son tañidos con gigantesca capacidad por Mikael Rudolfsson. Acaba el trayecto con Mnamas Xapin Witoldowi Lutoslawskiemu (1994), un aforismo de apenas cuatro minutos para dos trompas y dos trompetas. Es, como de su título se deduce, un treno, un canto de luto entre los antiguos griegos; un disonante réquiem miniaturizado en memoria del gran compositor polaco.


 
Ismael G. Cabral, diciembre 2023
 
Más información sobre el CD en la página web Bastille Musique


 

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