Esta es la historia de una ópera que nace desde las entrañas, no como un encargo o un capítulo más en un vasto catálogo. Il Sottile Delirium es la primera obra lírica del compositor argentino, radicado en Berlín, Rodrigo Maturana Fóscolo. Con la adhesión total a su empeño de los músicos del Ensemble Ugo ha logrado dar luz a una obra, estrenada inicialmente en las plataformas de streaming, en la que la sinestesia y diversos conceptos del psicoanálisis lacaniano confluyen en una singular revisión de la Odisea de Homero. Ahora el compositor, sin descartar la tentativa futura de una segunda creación operística, está inmerso en el proceso de dar forma escénica a una partitura que aguarda el momento de ser presentada en vivo ante el público.
1. Ismael G. Cabral: En su formación como compositor Wolfgang Rihm y Helmut Lachenmann tienen un peso muy relevante, ¿en qué manera le ha influido cada uno de ellos y qué determinó su acercamiento?
Rodrigo Maturana Fóscolo: Estudié composición en Karlsruhe con Rihm y, bastante tiempo después, asistí a un seminario de dos semanas con Lachenmann. Antes de trabajar con este último no había realizado ningún acercamiento a su música. Fui a ver qué pasaba, qué podía aprender y, para mi sorpresa, me marcó muchísimo. Yo tenía una tendencia compositiva más basada en la tradición germánica que había aprendido con Rihm, quien es una biblioteca en sí mismo, es capaz de ver un pasaje en la obra de un alumno y decirle a qué se parece exactamente.
Retomando mi experiencia con Lachenmann yo no acudí a él muy convencido. Los estudiantes de Rihm no iban a los seminarios de Lachenmann y viceversa. Sin embargo yo di el paso y gracias a ello aprendí a interrogar el material como si yo fuera un psicoanalista, aprendí a escrutar cada pulso, cada articulación de un instrumento. Ya sea a nivel espectral o a nivel de ruido. Tras ello pensé en regresar a mi país, Argentina, pero Lachenmann me animó con determinación a venirme a vivir a Berlín. Fue entonces cuando me plantee crear el Ensemble Ugo. Una primera formación, en 2018, se disolvió con motivo de la pandemia. Tras ella volvió a renacer con nuevos músicos y yo con nuevos proyectos.
2. I.G.C.: Fue entonces cuando decidió sacar a la luz la colección de piezas
The acceptable Unknowledge (La Cerise dans son laboratoire) y a dar forma a la ópera que acaba de ver la luz,
Il Sottile Delirium.
R.M.F.: En 2021 atravesé una gran depresión que no me impidió coger todo el material de la obra que cita y recomponerlo. Cuando lo terminé lo mastericé y fue como sacarme de encima un mármol de diez toneladas. Yo entonces, en efecto, estaba en otra cosa. Empecé a leer la
Odisea, de Homero, y decidí escribir la ópera. La idea vino a mí inmediatamente, como en un chasquido de dedos. Y también supe lo que no quería, lo que no iba a hacer de ninguna manera, una ópera al estilo de Wagner o de Puccini. No me sentía capacitado para emprender ese camino pero sí quería tener dos referentes en mi proyecto:
Don Giovanni, de Mozart, y
Orfeo, de Monteverdi. Como ve rápidamente vislumbre los rieles del tren por el que iba a circular, sabía de dónde quería partir y a dónde quería llegar. En septiembre de 2021 empecé a componerla compartiendo los avances con la mezzo soprano Nieves Navarro, que hace de Penélope. Y el 22 de mayo de 2022 la concluí, exactamente ha sido un camino de ocho intensos meses.
3. I.G.C.: ¿Qué ha querido contar en
Il Sottile Delirium?
R.M.F.: La ópera es una inmersión en el mundo griego a través del diálogo entre Helena, con su viaje a Troya, y Penélope, en su búsqueda de respuestas ante el oráculo. Se enfrentan ambas al desdén de los dioses (aquellos que se disfrazan y enmascaran sus intenciones) y al juicio social. La obra quiere sugerir la batalla interna por el amor; un amor visceral que brota desde lo profundo de los personajes principales, un amor que se escapa a la razón. Todo el Ensemble Ugo ha sido creado en relación a esta obra. Yo tengo sinestesia y esto también ha influenciado mucho la manera de componerla. Cuando estaba gestándola un músico me preguntó cómo comenzaría la ópera y yo le dije que arrancaría de color anaranjado. Toda la partitura es también un desarrollo visual de mi sinestesia (incluida su propia fonética) y ahondando en la misma idea puedo afirmar que esta es la primera ópera escrita íntegramente a partir de este fenómeno. No es algo que solo pueda asegurar yo, también los músicos, singularmente las dos cantantes que participan en la misma, Nieves Navarro y Lucía Orellana, se anticiparon a esta conclusión compartiendo conmigo sus impresiones durante el proceso de gestación de la partitura.
4. I.G.C.: ¿Y en cuanto a la estética musical?
R.M.F.: Il Sottile Delirium es un trabajo en relación con el ruido y el silencio y, sobre todo, me focalicé en los puentes (los espectros) que se generan entre ambos, que conectan estos extremos. El espectro conduce de un lado a otro. El resumen de todo me lo dio Nieves Navarro. Para ella es como si estuviera cantando en el mar y ella siente el ruido del agua acariciando la arena y golpeando contras las rocas, también percibe el murmullo de la gente que está en la playa.
«No me atrevo a decir que sea una ópera espectral a la manera de Tristan Murail, pero tampoco tiene que ver con el universo de la música concreta instrumental de Lachenmann. Es una danza entre el ruido y el silencio»
5. I.G.C.: Ya conocemos cómo ha sido la gestación de la obra, pero su alumbramiento tampoco ha sido ortodoxo…
R.M.F.: No, nada lo ha sido y más teniendo en cuenta que fue la depresión que padecí la que desembocó en la escritura de esta ópera. El Ensemble Ugo al completo no está en Alemania, solo tres músicos viven aquí. El resto se reparte entre Argentina, México, Inglaterra y Japón. En los ensayos no me era posible tener a todos los músicos, gracias a la tecnología todo esto ha llegado a buen fin. Ahora buscamos los cauces para presentarla en concierto, para darle un segundo nacimiento ante el público.
6. I.G.C.: Anteriormente se refirió a
Don Giovanni, ¿qué hay de la célebre ópera de Mozart en su creación?
R.M.F.: Lo que yo tomo de la obra de Mozart es el peso del fantasma de Ulises para Telémaco, Penélope y Helena, porque Helena sabe que si Troya cae es por culpa de Ulises. Mi ópera es una relectura de toda esta mítica aventura; es Penélope quien inventa en su cabeza la leyenda de Troya. Rompo el paradigma de que ella es una mujer incauta que simplemente está esperando.
Il Sottile Delirium es una ópera sobre el amor, pero no sobre el amor dramático. ¿Qué es amar? Creo que aceptar al otro como es.
7. I.G.C.: ¿Y de
Orfeo de Monteverdi?
R.M.F.: En Orfeo un simple trémolo es capaz de expresar una emoción concreta, esa fue la genialidad de Monteverdi, quien fue vanguardia sin tener ni idea del significado que en el siglo XX daríamos al término. Él lo que quería era expresar sentimientos, emociones. Lo que yo aprendí de Lachenmann fue a indagar en el material sonoro desde el psicoanálisis. Me explicó que en una obra como
Pression su deseo no fue hacer un catálogo de ruidos, todo lo que ocurre en esa pieza para violonchelo solo tiene una direccionalidad en relación al instrumento. También entendí de Rihm que la estética te permite tener una estructura. Era Borges quien decía que la forma es la lupa de la estructura.
8. I.G.C.: La escritura vocal es uno de los escollos más complejos en la ópera contemporánea, también una de las dificultades en las que más compositores naufragan. ¿Cómo se la planteó?
R.M.F.: Hace dos años que vengo estudiando el psicoanálisis
lacaniano, Jacques Lacan decía que para ser un buen psicoanalista hay que trascender la técnica. Cuando el deseo se apodera de tu mente todo fluye. Yo sabía que las melodías de Penélope y Helena debían trabajarse en relación a los sentimientos, a las emociones. Escribí muchísimo más de lo que finalmente hay en la partitura terminada. Escribía y escribía y así se iban haciendo los personajes, no pensé en tal o cual compositor, no puedo responderle exactamente a lo que me pregunta. La fusión entre el psicoanálisis y mi sinestesia me transformó en un pulpo y tuve que aprender a ser un anfibio, a poder nadar y a estar en la tierra para escribir, reescribir, poner en contacto a los músicos, testar lo hecho, todo funcionaba al mismo tiempo, quizás por ello es tan orgánica, era como tener ocho tentáculos y que cada uno resolviera una cosa. He disfrutado mucho con todo ello, tanto que mi depresión se alejó. Fue una sorpresa verme envuelto en este ciclón.
9. I.G.C.: Precisamente para ir “probando” la ópera necesitaba un conjunto instrumental a su medida y plenamente convencido de su empeño.
R.M.F.: Exactamente. Ningún otro ensemble me hubiera dado la oportunidad de hacerlo así. Soy un compositor muy curioso y yo al Ensemble Ugo, con la partitura en mano, les iba explicando día tras día qué les pasaba a los personajes. He hecho de todo en el proceso, hasta participé en la masterización. Esta ópera sin ellos no habría podido sacarla adelante porque el concepto de creatividad era plural. Lo puedo comparar con lo que hacía Mozart, que tenía su orquesta y que cantaba muchos de los pasajes de sus óperas a su mujer, Constanze.
10. I.G.C.: ¿Por qué estrenar la ópera a través de las plataformas de música en
streaming?
R.M.F.: La pandemia nos obligó a reinventarnos para seguir siendo músicos y los pequeños conjuntos tenemos en el
streaming una herramienta muy práctica. La ópera está terminada y ahora lo que estamos haciendo es buscar la manera de hacerla en vivo después de que las instituciones puedan escucharla. Ahora me toca seguir dándole vida a
Il Sottile Delirium. La representación escénica, por ejemplo, ya está planteada, sé qué sucede en cada uno de los 33 momentos (cartas) en los que se divide la ópera. La obra se verá con animaciones y habrá un desarrollo sonoro en relación a la sinestesia. Las animaciones explicarán a la manera de juego las decisiones de los personajes.
11. I.G.C.: ¿Se puede afirmar que esta es la obra que, hasta la fecha, mejor define su personalidad creativa?
R.M.F.: En obras anteriores me quejaba de mí mismo porque había ciertos lugares que me sonaban a otros, en los que no era del todo yo. Ahora sí siento que esta ópera me representa, ¿puedo separar la obra de la persona? Yo no soy Telémaco ni Ulises, todo esto es producto de mi imaginación, de haberme alimentado espiritualmente con Borges, Vila-Matas, Piglia, Homero… Más que un compositor me considero un gran lector, hoy estoy leyendo
Memorial del convento, de Saramago, y lo leo lento porque la poética y la rítmica del libro me llevan a esa lentitud. Yo no siento que escribí la ópera, pero sé que es mía.
«Lo que sí siento por lo que me transmiten es que los músicos se sienten bien con ella, que les encanta. Están esperando a hacerla en vivo, el Ensemble Ugo es una especie de familia»
12. I.G.C.: ¿Piensa en una segunda ópera?
R.M.F.: Sí, espero tener la suerte de poder emprenderla algún día. Estoy contento por ahora con
Il Sottile Delirium, creo que es una obra orgánica, que siembra dudas. No creo en lo rígido ni en los absolutos, busco expresarme y trato de que quien me escuche confronte y se plantee interrogantes. Por el momento ya he dejado una obra que nace del conjunto, del conjunto de voluntades y entusiasmos compartidos, y eso para mí tiene un valor inmenso.
Il Sottile Delirium está disponible para su escucha en las plataformas Deezer y Apple Music.
También en Spotify.
Las fotos de Rodrigo Maturana Fóscolo son cortesía del compositor
Más información sobre el compositor en la web del
Ensemble Ugo
© Ismael G. Cabral Septiembre 2022
Aquí tenéis todas la entrevistas, críticas y noticias de Ismael G. Cabral en la sección de Ismael en El Compositor Habla:
Atelier de Músicas
Ismael G. Cabral
Soy periodista (no solo) cultural en Sevilla. Pasé 16 años en la redacción de 'El Correo de Andalucía' (2002-2018). Actualmente escribo sobre música en las revistas 'Ópera Actual', 'Scherzo' y El Compositor Habla.
Y sobre animales en el portal 'Wamiz'. En el pasado, también investigué radio y televisión. Buscando nuevos horizontes. Ismael G. Cabral